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Santander es el departamento en Colombia con mayor efectividad en la erradicación y sustitución de cultivos ilícitos

A mediados del año 2013 el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, prometió que en agosto de ese mismo año Santander cumpliría una meta que parecía imposible de lograr: la erradicación total de cultivos ilícitos en el departamento.  La afirmación parecía temeraria. Santander, sobre todo los municipios del sur, añadían una cuota importante al índice nacional de cultivos ilícitos. ¿Se cumplió la promesa?

Cimitarra, Landázuri, La Belleza, Bolívar, El Peñón, El Playón, Rionegro, Santa Helena del Opón, Sabana de Torres, entre otros, fueron localidades que mantuvieron en las últimas tres décadas áreas inmensas dedicadas a los cultivos ilícitos, economía ilegal ligada a la permanencia de actores armados ilegales.

“Hay un desafío que hemos querido superar como país y es el de la siembra de cultivos ilícitos. Vamos a vigilar que eso sea así, porque es un paso muy importante que daría este departamento», dijo el Mandatario en aquella ocasión y ahora, 26 meses después de aquella alocución, la meta parece haberse logrado, salvo una pequeña presencia de hoja de coca, que no supera las 80 hectáreas, según datos publicados en el último informe de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (julio 2014 – julio2015), una entidad internacional seria, ajena al juego propagandístico del gobierno de turno.

“Cambió el jefe, pero mi vida sigue siendo la misma, trabajar, antes para algo ilegal que era la coca, ahora para el cacao pero igual, trabajar, y antes como ahora mis noches son las mismas: veo la novela, rezo El Rosario y a veces lloro un ratico, los recuerdos pegan duro, la vida que pudo ser y no fue, los sueños frustrados.” Emilse Tobón

Entonces, el logro existe y está certificado y pese a ser muy importante, pues contempla la separación de estas comunidades de la cultura de la economía ilegal, en el marco de la era de la reconciliación y el posconflicto, su impacto en los medios de comunicación ha pasado completamente desapercibido.

En todo este escenario hay una pregunta que resulta apenas obvia: ¿Cuál fue la estrategia que se implementó en Santander para logar la erradicación casi total de la hoja de coca en Santander?

EL FRENTE realizó una investigación en la que se indagó a las entidades que intervinieron en el tema, las cuales contaron en detalle el esfuerzo realizado por el gobierno departamental y los gobiernos municipales, de la mano del decidido esfuerzo del Ejército Nacional y la Policía de Santander para hacer realidad lo que hace 10 años era una verdadera utopía.

Sin persecuciones a los campesinos

Para el general de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, punta de lanza de las fuerzas militares en el área de la seguridad en las zonas rurales de Santander y el Magdalena Medio, lo ocurrido frente a la sustitución de los cultivos ilícitos en su jurisdicción constituye un ejemplo digno de replicar en otros departamentos del país.

A su juicio, el secreto de ese éxito en la tarea de sustituir los cultivos ilícitos está en que se implementó desde hace varios años una articulación eficiente entre la administración pública, representada por los alcaldes y gobernadores, y las fuerzas del orden.

“Ellos se comprometieron a promover a nivel comunitario la política de sustitución,  nosotros, desde los organismos de seguridad, a facilitar toda la logística y el apoyo necesario, para que eso fuese posible. Entonces, se insistió en hacer una presión política, incluso con los líderes veredales y los presidentes de las Juntas de Acción Comunal, sobre los beneficios de desanclar su lógica económica de la ilegalidad”, indicó el oficial militar.

Según el general de la Quinta Brigada del Ejército Nacional el secreto de ese éxito consistió en que a la gente se le convenció de que no depender de los cultivos de coca era una forma de erradicar también la presencia de los actores armados, independientemente del bando del al que pertenecieran pues sabían que por muchos años generaron una ola de terror y muerte en sus tierras.

En otras palabras, la estrategia consistió en que a la gente se le convenció de que no depender de los cultivos de coca era una forma de erradicar también la presencia de los actores armados, independientemente del bando del al que pertenecieran pues sabían que por muchos años generaron una ola de terror y muerte en sus tierras.

“Sí. Hubo un trabajo arduo de sensibilización de que ese era el camino. Solo con la sustitución, abriéndole paso a proyectos agrarios sanos, encontrarían la tan anhelada paz que hoy efectivamente respiramos en la jurisdicción”, agregó Zapateiro Altamiranda.

Señaló que ese discurso vino acompañado de inversiones económicas enfocadas desde el gobierno nacional, e implementadas por el gobierno departamental, para asignar en unos casos cabezas de ganado caprino, ovino, porcino; para el caso de las tierras propicias para este fin, y de cultivos como tabaco, cacao, frijol (…), en el caso de las zonas adecuadas para estas plantaciones.

Indicó que hoy, después de varios años de implementada la política de sustitución de cultivos ilícitos, las ferias ganaderas y agrarias en los distintos municipios están protagonizadas en gran número por familias que se beneficiaron de estos programas.

Aseveró que aún hoy, en zonas como el sur de Bolívar, la política de sustitución de cultivos persiste: “Iniciamos con un censo, qué clase de tierra tiene y cuántas hectáreas ilegales hay. Luego realizamos ofrecimientos. El más reciente que recuerde fue un señor en la zona de San Pablo al que le reemplazamos casi 600 matas de hoja de coca con cinco cabezas de ganado, con lo cual también llegó acompañamiento especializado para reconvertirlo. Le llevamos veterinario y un asesor ganadero del Sena; el acompañamiento se da cuando la gente lo solicita, aclarando que la sustitución ahora no se realiza de forma masiva sino caso a caso. Familia a familia. De parcela a parcela. Y la mejor publicidad del programa no está en los medios de comunicación. Está en el voz a voz entre los mismos campesinos, unos motivando a otros, o simplemente contagiándose”.

Un trabajo de todos

Insistió Comandante de la Quinta Brigada que en ningún momento lo que se desea es iniciar una persecución contra los campesinos: “Es pura presión social en su forma más sencilla pero sin duda muy efectiva. No hubiésemos podido lograrlo sin el acompañamiento de los alcaldes y los líderes comunitarios. Es que antes, nuestra labor consistía en hacer presencia contra la insurgencia de una manera aislada de las administraciones, y se concentraba únicamente en el tema de las operaciones militares en su sentido clásico, confrontación armada, persecución y capturas. Ahora, el tema en esta lucha es mucho más integral, donde la comunidad y los liderazgos juegan un papel esencial. Y no es paja. Los resultados son palpables”, insistió el general Zapateiro Altamiranda quien añadió que a esta estrategia se sumaron los ministerios de Hacienda, Agricultura, Medio Ambiente, e incluso el sector privado representado principalmente con ganaderos y cultivadores de gran envergadura, como los acuñados en el gremio palmero, con alta influencia en Santander y el Magdalena Medio.

En Santander el cultivo de coca llegó a 77 hectáreas en 2013 (0,2% del total nacional).

“Por los menos ahora lloro tranquila”

A cuatro horas de Cimitarra, está la casa de Emilse Tobón, una mujer robusta, de 58 años pero sin una sola línea del tiempo en su rostro, madre de ocho hijos y a quien la violencia, a principio de los noventas, le arrebató a tres de ellos.

“También tuve que enterrar a mi esposo y su hermano, es que la muerte sí se ensañó con nosotros”, contó la mujer, quien huyó de Barrancabermeja con el miedo de que el total de su estirpe continuara desapareciendo.

“’Toiticos’ me los mataron los paramilitares, los confundieron con guerrilleros. Se los llevaron y hasta el sol de hoy no he vuelto a saber de ellos. Supe que los habían matado porque después (los paras) volvieron, me dijeron que si me ponía de preguntona volvían por otros tres”.

El desplazamiento la llevó hasta Landázuri, a dos horas y media de Cimitarra por la misma Trasversal del Carare, a una tierra que tiene sede en la vereda Los Guamos y a donde llegó a acompañar a una familiar, viuda como ella por los paramilitares.

“Entonces fue así, a mano limpia y arrancando tallo a tallo que en febrero de 2014 Santander fue declarado como el primer departamento del país que logró la erradicación total de la hoja de coca”. Gobernador Aguilar Villa

Allá llegó en 1999. Lo primero que vio fue sembradíos de hoja de coca. En todas las fincas a su alrededor el verde era del mismo color y del mismo tamaño, no había sembrado nada más, ni siquiera para disimular. Landázuri, como Cimitarra, era para la época un verdadero templo a la ilegalidad.

Y, paradójicamente, terminó trabajando para quienes la desplazaron: “Pues no fueron los que me mataron a los muchachos, pero paracos al fin de cuentas”, recordó la mujer, quien de bonanza coquera no vivió mucho.

“Yo vivo con la misma humildad de hace 20 años. No tengo más de lo que necesito y no necesito más de lo que tengo”, cuenta y asegura que los ahorros se han ido en la educación de los hijos que quedaron vivos, y de quienes poca información quiere dar. Su desconfianza es latente.

“Acá venían y pagaban por la raspa (hoja de coca picada, lista para iniciar el proceso a alcaloide). Dejaban casi siempre la misma plata por la misma cantidad, nunca hablamos más de la cuenta, yo nunca supe cómo llegó el negocio acá porque cuando llegué era lo único que se sembraba”.

“Por años fue así, venían cada cinco meses y se llevaban todo lo que uno recogía, yo, con la comadre, entregaba seis o siete hectáreas, me dejaban 800 mil pesos por cada hectárea. A veces un poquito más, a veces un poquito menos, eso nos alcanzaba para sobrevivir mientras uno volvía y levantaba la mata”, cuenta la mujer quien rememoró que nunca tuvo que mover un dedo para traer semillas o sacar la raspa.

“A la puerta me traían todo. Yo no hubiera tenido manera de buscar nada porque como usted ve, las vías acá es lo único que no cambian y si cambian son para empeorar. De aquí cogían la raspa, la subían pa’ un camión y echaban más pa’rriba a seguir recogiendo por todas las veredas de acá era solo coca, y luego seguían derecho pa’ un laboratorio de esos donde la preparan, por allá en la montaña, yo nunca supe porque no pregunté, acá el que entra en confianzas, o lo matan o termina ‘enredao’ con ellos, yo nunca les hablé por eso”.

“Oiga, de un momento a otro dejaron de venir. Pasó un año y nada. Uno bajaba al pueblo y a uno le decían que la Policía se había tomado la zona. Yo los vi por el rancho mucho tiempo después, pasó el Ejército, helicópteros, policías, patrullas, por todo esto hacia arriba, y con más fuerza (presencia) para la época que hubo un atentado contra una patrulla donde murieron varios policías.

“Acá vivieron y preguntaron, pero nunca supimos nada Luego las patrullas de la policía pasaban más seguido. Luego vinieron unas flacuchentas de la alcaldía, me dijeron que había un programa interesante para sembrar cacao, que me vinculara a una asociación campesina que se llamaba Asociación Local Integradora, que por medio de ella vendrían bendiciones para esta zona. Y así fue. Con ellos nos vinculamos, luego por acá vino la policía y erradicó, arrancaron en tres días más de 5 mil matas, antes de la primera cosecha de cacao me pasé a la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare. Con ellos he estado desde el 2010.

“¿Qué cambió? Pues ahora sí sé lo que es el gobierno, yo no hubiera podido sola. Gracias a que hubo acompañamiento y capacitación, pudimos mantenernos. Vinieron técnicos, agrónomos. Asistimos a muchas reuniones, eso fue como volver al colegio, con lápiz, cuaderno, y tomando nota, estuvieron muy pendientes de que Humberto Jerez, habla sobre la problemática de seguridad en el nororiente colombiano

“Santander, la joya de la corona”

EL FRENTE (EF): Si en Santander hay clima de tranquilidad, ¿adónde concentran hoy los desafíos en materia de intervención social y de seguridad?

General Jorge Humberto Jerez (GJHJ): “En Norte de Santander aún se mantiene la amenaza de las organizaciones criminales y terroristas. En esta zona tenemos la presencia de la Fuerza de Tarea Conjunta Vulcano, cuyos generales realizan en este momento, mientras conversamos, operaciones especiales sostenidas y en profundidad especialmente sobre el área del Catatumbo, una zona en la que los subversivos pertenecientes a bandas criminales, Farc, Eln y un reducto del Epl, actúan con artefactos explosivos improvisados, no permitidos por el Derechos Internacional Humanitario. Es decir, no realizan confrontaciones de forma ‘frentera’, y muchas veces son terroristas que están mimetizados en la población: visten de civil y fungen como campesinos de bien.

 

EF: ¿Cómo se financian estas estructuras delincuenciales en Norte de Santander?

GJHJ: Estos grupos alimentan su accionar delictivo financiándose a través del narcotráfico, estableciendo permanentemente nuevos corredores de movilidad y realizando acciones de cooperación entre los mismos grupos guerrilleros. Tenemos zonas en las cuales, mientras unos guerrilleros del Epl se dedican al cultivo de hoja de coca, otros de las Farc se dedican a la fabricación de los narcóticos, mientras que los del Eln pueden prestar labores de seguridad y transporte. Entonces, aquí en esta zona el narcotráfico es el combustible para el terrorismo, de ahí obtienen recursos para comprar explosivos, víveres y también mentes.

“Aún somos líderes en erradicación. Se han identificado estas zonas y hasta allá hemos llegado con los erradicadores manuales para no retroceder. Gobernador Aguilar Villa

EF: ¿Hay programas de sustitución de cultivos o, en su defecto, zonas de erradicación apoyadas por la Segunda División?

GJHJ: Las labores para contrarrestar esta fuente de financiamiento en Norte de Santander son difíciles, más aún si se tiene en cuenta que el Ejército Nacional en la zona tiene prohibido fumigar los cultivos ilícitos y realizar cualquier labor de erradicación manual de cultivos ilícitos.

 

EF: ¿Y eso por qué?

GJHJ: Como consecuencia de una serie de convenios que los campesinos de las áreas rurales firmaron hace dos años con el Presidente de Colombia, en el marco del paro campesino que mantuvo bloqueada la zona por más de 8 meses.

 

EF: Y entonces, ¿cómo se confronta el narcotráfico en la zona?

GJHJ: Estamos concentrando las acciones en bloquear la logística de las otras cadenas del narcotráfico. ¿Cuáles? Desenterrando de la profundidad de la selva los laboratorios de producción de narcóticos, manteniendo fuerte presencia en las vías primarias, secundarias y terciarias, y con esto no solo hemos dado fuertes golpes en lo referente a la incautación de droga sino también a la incautación de hoja de coca procesada, insumos líquidos y sólidos indispensables para la elaboración de alcaloides. El objetivo es atacar todas las cadenas productivas de la cocaína.

 

EF: ¿Qué resultados presenta usted a la ciudadanía en el marco de esas acciones?

GJHJ: En este momento, bajo mi mando, llevamos más de 350 laboratorios desmantelados y destruidos, y otros 25 cristalizaderos, igualmente destruidos, acciones en las que también hemos incautado más de cuatro toneladas de cocaína, más de 211 mil kilos de insumos sólidos decomisados y más de 200 mil galones de insumos líquidos retenidos”.   

 

EF: ¿Qué otras zonas de su jurisdicción presentan presencia activa de grupos ilegales y como se financian?  

GJHJ: En el sur de Bolívar y el Magdalena Medio santandereano. En estas áreas, los grupos al margen de la ley han redefinido sus mecánicas de financiamiento, centrándolas principalmente en la minería ilegal. Por eso mantenemos una fuerte alianza con la Policía Nacional, Fiscalía General de la Nación, Fuerza Aérea Colombiana, mandatarios departamentales y municipales. Es una cadena colaborativa en la que la comunidad juega un papel muy importante debido a que es la principal afectada con esta actividad, pues implica la contaminación de importantes afluentes hídricos.

En esta zona, se han capturado cerca de 200 subversivos, pertenecientes a distintos grupos ilegales, tanto de las Farc como del Eln, y no solo hemos perseguido a los niveles más bajos de estas organizaciones sino que también hemos logrado la captura de cabecillas de frentes.

 

EF: Entonces Santander está cercado por los grupos ilegales y sus actividades criminales.    

GJHJ: Sí. Aquí las acciones se concentran en mantener la seguridad. Este departamento es considerado hoy por hoy como la joya de la corona en materia de seguridad a nivel nacional, con presencia nula de grupos guerrilleros, libre de cultivos ilícitos, y donde vemos ‘escaramuzas’ de reiniciación de frentes hemos atacado decididamente. Prueba de ello es la captura hace pocos días de 11 individuos que se autodenominaron como integrantes del Eln, esto fue en la Provincia de García Rovira, e igualmente, participamos en labores de inteligencia que permitieron la captura de un sujeto identificado como alias ‘Gelatino’, de las Farc, y de quien sabemos que tenía como objetivo rearmar células rurales en Santander. El compromiso es continuar dándole tranquilidad a la población.

todo funcionara. Tal vez yo nunca pueda volver a ser feliz, pero me tranquiliza mucho la idea de que mis hijos no pasarán por los sufrimientos que yo viví. Mi felicidad será verlos felices a ellos”.

Tobón contó que su vida no ha cambiado mucho: “Cambió el jefe, pero mi vida sigue siendo la misma, trabajar, antes para algo ilegal que era la coca, ahora para el cacao pero igual, trabajar, y antes como ahora mis noches son las mismas: veo la novela, rezo El Rosario y a veces lloro un ratico, los recuerdos pegan duro, la vida que pudo ser y no fue, los sueños frustrados. Por los menos ahora lloro tranquila”.

“El panorama era desolador”

En entrevista con EL FRENTE, el gobernador de Santander, Richard Alfonso Aguilar Villa, aseguró que el panorama que recibió el 1 de enero de 2012, en materia de cultivos ilícitos “no podía ser más desolador”.

Su percepción coincide con las cifras que para esa época manejaba la Defensoría del Pueblo, Regional Santander, entidad que en aquellos días registraba minuciosamente el índice de hectáreas cultivadas con hoja de coca a través de su Sistema de Alertas Tempranas.

Tal y como lo explicó en su momento a esta casa editorial Ana Felicia Barajas, defensora del Pueblo en Santander entre los años 2008 y 2012, esta dependencia asociaba la existencia de cultivos ilegales con la fluctuación de la presencia de actores ilegales esas en las zonas, pues la mayoría de las amenazas a la población civil rural se originaban principalmente por las exigencias de los guerrilleros o paramilitares para que los campesinos accedieran a sembrar la semilla de coca.

El pico más alto de hectáreas sembradas, según Barajas, alcanzó en Santander, entre 2004 y 2014 cerca de mil 325 hectáreas afectadas con la ilegalidad. “Y las zonas más problemáticas eran las áreas rurales de los municipios de Bolívar, Cimitarra (la localidad más extensa de Santander, con amplia variabilidad de pisos térmicos, desde amplias planicies hasta regiones montañosas), La Belleza, El Peñón, Rionegro, El Playón”, dijo el gobernador Aguilar quien añadió que para el inicio de su gobierno la lógica de la siembra ya estaba implementando la mimetización de las plantas ilegales con cultivos frutales y vegetales.

“Esta estrategia, promovida por los actores ilegales, por supuesto que dificultó en gran medida el objetivo de identificar y cuantificar las zonas sembradas con coca y el método primordial para contrarrestar este avance sostenido era la aspersión aérea con el polémico Glifosato, mecanismo que, como bien sabemos, está prohibido en la actualidad”. En contraste, ahora las acciones se concentran en la erradicación manual.

“Entonces fue así, a mano limpia y arrancando tallo a tallo que en febrero de 2014 Santander fue declarado como el primer departamento del país que logró la erradicación total de la hoja de coca”.

Por lo menos así lo aseguró en su momento el presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien exaltó la labor realizada por la fuerza pública, de la mano con la comunidad campesina, como “digna de replicar en otros departamentos”, en consonancia con la percepción de su oficial al mando en la región, general Eduardo Zapateiro, comandante de la Quinta Brigada.

Sin embargo, los esfuerzos no deben ser perecederos, pues ante el descuido de autoridades, o el abandono de la aplicación de la política de sustitución de cultivos ilícitos, la mata puede florecer nuevamente.

Así se lo informó públicamente al mandatario departamental, durante un consejo comunal, el Comandante de la Policía de Santander, coronel Jesús Edilson Paredes, quien afirmó que Cimitarra es una localidad donde en los últimos meses se ha registrado la aparición de nuevos cultivos ilegales, y lo peor, con una semilla más tecnificada, más resistente a la variabilidad climática, y con lapsos de cultivo y cosecha más estrechos. La cifra es incierta pero ronda en el municipio las 30 hectáreas ilegales, camufladas entre el reverdecer del fríjol y el cacao.

“Aún somos líderes en erradicación. Se han identificado estas zonas y hasta allá hemos llegado con los erradicadores manuales para no retroceder”, insistió Aguilar Villa quien reconoció reapariciones del fenómeno también en localidades como El Peñón, Sucre y la Belleza.

Y paralelo a la labor de los erradicadores, Aguilar Villa indicó que durante su gobierno también ha insistido en el programa de sustitución de cultivos ilegales, estrategia en la que también ha concentrado esfuerzos para reeducar económica y socialmente a los campesinos objeto del programa.

La dependencia encargada de supervisar esta trasformación de vida es la Secretaría de Agricultura. “Sufren un cambio abrupto en su cultura económica familiar y local. Es evidente que la coca no deja los mismos réditos que el cacao pero afortunadamente en esta labor de readaptación económica y social los mismos campesinos han entendido los beneficios que tiene estar dentro de la ley, principalmente, la tranquilidad de poder mantener la frente en alto sin recibir presiones o amenazas de grupos al margen de la ley, sin deberles nada. Entonces hemos llegado con cacao, café, aguacate, cítricos. Cultivos sostenibles y rentables”, dijo el gobernador de los santandereanos, quien lamentó desconocer la cifra de núcleos campesinos afectados con el programa durante su gobierno.

“Lo que sí puedo decir es que para el año pasado en agosto teníamos cero hectáreas sembradas con coca en Santander”, replicó Aguilar Villa, quien también se ufanó de que en este departamento, hoy por hoy, “el cultivo o la comercialización de alcaloides no está ligado a ningún grupo al margen de la ley, sino más bien al poder local de bandas criminales dedicadas al microtráfico de sustancias psicoactivas, algunas de ellas, reconoció, ligadas poderes ilegales como el Clan Úsuga o Los Rastrojos”, fenómeno que, indicó, se ha detectado y confrontado hacia el Magdalena Medio.