Por: Camilo Gómez *
Hace algunos años en una sala de edición de Noticias Uno Daniel clavó su mirada en la imagen de un noticiero de 1985. En la pantalla corrían las escenas de la toma del Palacio de Justicia en las que se podía ver al Magistrado Carlos Horacio Urán Rojas escapar del infierno injusto que vivió aquel 7 de noviembre. Había salido del Palacio herido, pero vivo.
El día siguiente a la toma, el cuerpo de Urán apareció desnudo y sin vida en Medicina Legal, en la misma sala donde se encontraban los restos de los guerrilleros que participaron en la toma. Germán Castro Caycedo, uno de los más reconocidos y galardonados periodistas del país y amigo del magistrado, y Ana María Bidegaín, esposa de Urán, lo habían visto salir vivo del Palacio en un noticiero. Los dos buscaron la cinta con esas imágenes pero no tuvieron éxito.
Fue una tarea muy difícil sacar de la impunidad el crimen de Urán; la búsqueda terminó en agosto del 2007 cuando Daniel Coronell y un equipo de trabajo de Noticias Uno encontraron la cinta que probaba que Urán sí salió vivo del Palacio en manos de militares. Luego su cuerpo apareció con signos de tortura y un tiro de gracia en los restos del Palacio y más tarde fue trasladado a Medicina Legal. 22 años de investigación tuvieron que pasar para ponerle fin a este macabro episodio del que todavía quedan puntos por investigar.
Coronell es reconocido nacionalmente por su columna en la Revista Semana y por su pulcritud y profesionalismo. Desde joven se proyectaba como uno de los mejores reporteros investigando las actividades de Yair Klein, militar israelí clave en la preparación de paramilitares en Colombia. También destapó uno de los mayores escándalos políticos de los últimos años, la “yidispolíitica” que favoreció la reelección del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Sus trabajos le han valido de un gran reconocimiento nacional y también de grandes amenazas y enemigos que lo obligaron a salir del país.
Pese a ese peligro que le representa estar en el país, Daniel Coronell fue el encargado de abrir el décimo encuentro de periodismo de investigación. Su charla se centró en el papel del periodismo investigativo en el escenario del posconflicto, de la búsqueda de la verdad y de las redes sociales.
Estamos viviendo una falsa ilusión, un gran engaño, como señala Daniel. El hecho de tener un canal que nos permita enterarnos sobre los personajes de la política e interactuar con ellos no significa que vivamos en una mejor democracia. Las redes sociales le han relegado ese papel de intermediario a los medios tradicionales haciendo parecer que ya no son necesarios. En un país tan polarizado como Colombia se necesita de un agente vigilante de la verdad y esa es la labor del periodismo.
¿Hemos ganado o hemos perdido con la introducción de las redes? Nada es completamente acertado. Hemos perdido al intermediario tradicional, el que aportaba visión crítica, el que ponía en tela de juicio a los poderosos y hacía tambalear a los corruptos. Hemos perdido el horizonte de la verdad pues esa presunta comunicación entre los ciudadanos con sus dirigentes ha servido para que estos últimos se aprovechen de la poca vigilancia y transmitan mentiras. Pero también hemos ganado. Ganamos herramientas de control para fortalecer la investigación, el reto es aprender a usarlas.
El tránsito de información falsa en internet es un veneno para la comunicación y solo el control certero que se logra con una buena investigación es el antídoto. Mientras Daniel hablaba sobre el peligro de las mentiras en internet Colombia se despertaba con la triste noticia de la tragedia de Mocoa en la que murieron más de 247 compatriotas. El senador del Centro Democrático, Daniel Cabrales, publicó desde su Twitter que la avalancha en Mocoa había sido provocada por una explosión de dinamita a cargo de las Farc y esa desfachatez fue replicada por cientos de seguidores de este partido.
Esta y otras mentiras, no solo del Centro Democrático, sino de partidos de izquierda y de derecha, han sido promovidas por muchos líderes de opinión con el objetivo de desinformar a la ciudadanía y de generar caos. Muchas veces tragamos entero información que no es cierta. El año pasado en pleno escenario electoral estadounidense se presentó un tiroteo en Washington por un hombre que buscaba liberar a unos niños que supuestamente abusados sexualmente en una pizzería. La alerta había circulado en redes sociales por medio de Michael Flynn, asesor de la campaña de Trump, que había hecho un montaje en una página de noticias falsas.
El dueño de la pizzería señaló que había recibido amenazas de este tipo después de participar en una cena con la candidata Hillary Clinton. Nunca pensó que la situación llegara tan lejos. ¿Cómo llega un rumor a tener resultados tan grandes?
Según Coronell la credibilidad hoy se construye por mayorías no necesariamente porque los hechos sean verdad. Hay presuntos medios validadores de la verdad que reproducen lo que les interesa. Se crean tendencias y llevan los rumores al campo de la realidad. Para que un hecho se vuelva trascendente solo se necesita darle espacio para su reproducción y dejar que se vuelva tendencia. Las redes sociales si bien son una herramienta muy fuerte manejan un algoritmo de poder que le da resultados a eventos desafortunados.
¿Cuál es el problema? Cundo Daniel recién se estaba formando como periodista en el Externado los paradigmas de comunicación en los medios estaban cambiando. Ya no se trataba de un locutor con voz melodiosa que transmitía las noticias en tono pasivo sino de alguien que estaba mucho más informado que los demás y por eso tenía la facultad de análisis crítico. Había un gran grado de alfabetismo en los periodistas y en la ciudadanía. Con la llegada de las redes sociales ese alfabetismo parece haberse perdido y la invitación de Daniel es recuperar esa praxis de lectura que no permita a los ciudadanos tragar entero platos falsos.
Daniel Cornell ha demostrado ser un gran chef de noticias y cocinero de denuncias sobre corrupción. Además de ser uno de los hombres más valientes del país por atreverse a desenmascarar a los poderosos. Su receta se basa en no comerse entero los elementos que le dan sino de hacer con ellos una gran receta. Como dice él “no se puede comprar huevos para vender huevos”. Y definitivamente hay que tener muchos huevos para enfrentarse a los poderosos del país.
Pero hay que hacer un omelette en la cocina de redacción. Hay que guisar tomates y mezclarlos con cebolla y aceite. Agregar inteligencia, trabajo y por supuesto, rigor investigativo. Si nos dan huevos no los ofrezcamos tibios a nuestros comensales. Démosles un festín. Una tortilla que no sea fácil de pasar pero que definitivamente sea deliciosa en el paladar y alimente más el estómago de la democracia que es la ciudadanía.
La lección aprendida es que en el periodismo no se puede asumir pasivamente lo que se reproduce. Hay que tener medios más críticos e independientes pues el periodismo es la herramienta de contrapoder de la sociedad. Aprovechemos el uso de las herramientas de internet para escarbar los hechos que aún no han sido contados. Los Panamá Papers aún tienen cosas que contarnos.
*En alianza con la plataforma de periodismo integrado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Javeriana, www.directobogota.com.