El miércoles 5 de febrero se hizo público un panfleto amenazante por parte de las Águilas Negras hacia diferentes congresistas, líderes sociales, sindicalistas y, desde luego, a periodistas. En este caso el periodista amenazado fue nuestro #AsociadoCdR Ignacio Gómez Gómez. El senador Iván Cepeda del Polo Democrático hizo pública la carta.
Nueva amenaza con el logo para operaciones encubiertas “Águilas Negras”. Esta vez son amenazados @AntonioSanguino, @AlirioUribeMuoz, @LeonVaLenciaA, @diogenesorjuela, @DavidFlorezMP, JahelQuiroga, @NachoGomex: pic.twitter.com/jUhvRVoNdM
— Iván Cepeda Castro (@IvanCepedaCast) February 5, 2020
Informe de la Flip
Como lo narra la Flip en su informe anual, el año pasado asesinaron a dos periodistas en Colombia: Mauricio Lezama fue asesinado por dos hombres que le dispararon en repetidas ocasiones, él estaba haciendo un documental sobre una enfermera militante de la Unión Patriótica. Un mes después, Libardo Montenegro fue asesinado en Nariño, estaba organizando una marcha en su territorio para rechazar el regreso de la violencia. Sin embargo, no fueron los únicos periodistas hostigados por entes armados: 15 periodistas tuvieron que salir exiliados de sus territorios por amenazas de muerte.
Desde la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las Farc, las amenazas a periodistas han aumentado pasando de 257 entre los años 2014 – 2016 a 583 entre 2017 – 2019.
La censura no es exclusiva de los grupos armados. Durante el año pasado Colombia fue testigo de una clara censura en la televisión pública. El exgerente de RTVC, Juan Pablo Bieri, fue grabado mientras criticaba y anunciaba cambios en los horarios de la programación al programa Los Puros Criollos porque su director, Santiago Rivas, salió en un capítulo de La Pulla junto a María Paulina Baena criticando la Ley de convergencia o Ley de televisión pública.
Imagen tomada del informe anual de la Flip.
En medio de esta difícil coyuntura que atraviesa el periodismo en Colombia, donde la censura viene desde los grupos armados ilegales hasta los directivos del gobierno, aprovechamos la oportunidad para entrevistar a nuestro #AsociadoCdR Ignacio Gómez Gómez.
¿Cuál es tu percepción sobre el periodismo de investigación que se está haciendo en Colombia?
Yo creo que hay que hacer una definición específica de periodismo de investigación para poder enmarcarlo: el término es legítimo si es verdad la cláusula de Gabriel García Márquez según la cual el periodismo que no investiga no merece ese nombre. Buena parte de las piezas periodísticas que se han conocido en los últimos años en el país corresponden más bien a una filtración; por ejemplo es el caso de los Wikileaks le llaman periodismo de investigación cuando ahí la investigación era simplemente googlear apuntes que sacaban de la basura de internet de la Secretaría de Defensa.
Todo el mundo creyó que se trataba de una gran revelación y lo único que cambió fue los equipos de investigación pues se dedicaron a eso y no a buscar las otras cochinadas que estaban haciendo los estados. Entre esas, por ejemplo, los fraudes de Odebrecht, mientras sucedía la contratación de Odebrecht los equipos de investigación no la atendían porque estaban esculcando la basura de la Secretaría de Estado de Estados Unidos en hordas gigantescas. El equipo de El País superaba los 100 y El Espectador los 16.
Yo no llamo a eso periodismo de investigación; es un periodismo de filtración idéntico a los documentos que le entregan todos los días a los autodenominados periodistas de investigación de los periódicos y las revistas en reuniones en reservados de los clubes de Bogotá.
Yo creo que el periodismo de investigación es el dedicado a descubrir hechos que la sociedad ignora que ignora; es decir que no saben que desconocen. En ese sentido, el valor de ese periodismo tiene que ver con el valor del impacto social que tenga. Una cosa es saber de un delito que cometa el Presidente y otra cosa es saber si el Presidente de Venezuela tiene moza o no. En ambos casos la pieza periodística se presenta como periodismo de investigación. En Colombia se hace cierto periodismo, pero cada vez son más invisibles. En cambio, el periodismo que es visible es el que confunde, por ejemplo la indagatoria del policía que mató a Dylan ocultando su nombre y tratando de mostrar periodísticamente la verdad del lado de la Policía: es un periodismo claramente parcial pero autodenominado de investigación. Autodenominado periodismo de investigación porque oculta sus fuentes pero al ocultar esas fuentes oculta también los interés que hay detrás de esa noticia… cometiendo un acto de deshonestidad con la información.
Ante los panfletos amenazantes e intimidantes que reciben los periodistas en Colombia, ¿De qué manera el periodismo de investigación debe enfrentar este tipo de censura?
Esto no es una situación nueva, esto es una situación histórica del país. En rachas idénticas a la de este momento ya me exilié tres veces y no me voy a exiliar una cuarta. Dentro de la historia colombiana están los exilios de 1989 después de las masacres y aniquilamiento por parte de los paramilitares con ayuda del Ejército Nacional a la Unión Patriótica. Hay una racha de exiliados que, dentro de los famosos, tenemos a Daniel Samper papá. 10 años después viene la racha a los que nos querían callar por hablar sobre la relación entre el narcotráfico, los paramilitares y los agentes del estado.
Por ahora no sabemos de quiénes se trata, pero puede ser la consolidación de ese poder denunciado 20 años atrás que viene con la misma estupidez; entonces yo asumo que me quedan 28 días de vida y trataré de vivirlos al máximo.
Es decir, estos son ciclos en el periodismo investigativo y tienen que ver con las relaciones de decrecimiento del poder político de organizaciones criminales. Nunca se ha tratado de ningún asunto diferente al narcotráfico, no vengan a decir que soy castrochavista porque no lo soy. Soy uno de los primero periodistas en denunciar la acumulación de poder, los abusos y la corrupción de Hugo Chávez en el año 2002. No espero que digan su verdadera razón para amenazarme, lo que les interesa a ellos son operaciones de droga y todo tipo de tráfico ilegal en el país y los vamos a seguir denunciando, con mayor razón cuando tienen que ver con la infiltración en diversas ramas del poder.
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¿Cuáles consideras que son los retos de los periodistas al hacer periodismo de investigación sobre todo en temas de seguridad, hablando especialmente del apoyo que brindan las autoridades a los periodistas?
Yo creo que las amenazas crecen y crecen con los orígenes que he planteado porque uno de los mensajes más claros de las protestas es la desaparición del miedo. Mientras antes una generación tenía miedo de salir a la calle para que no les dijeran guerrilleros ahora sin haber guerrilla hay una generación que no tiene miedo de salir a la calle a hacer sus reclamos. Para crear de nuevo el miedo es posible que necesiten matar a algunas personas y ahí es donde republicarás esta entrevista.
Precisamente, lo que hay que hacer es no tener miedo porque somos muchos más, porque nuestro miedo es mucho más pequeño que cualquier situación de cambio político en el país. Debemos hablar y hablar claro, demostrar que no tenemos miedo: la muerte es algo muy natural. Todos nos vamos a morir, hasta el cartero que llevó el sobre y hasta la persona que la entregó en el Servientrega en el sur de Bogotá. Eso es lo que hay que hacer, ahí hay unas cámaras… hay toda una infraestructura de investigación policial que se ha desplegado para otros asuntos pero para estos no se ha desplegado.
Somos una gremio que tiene capacidad de influencia política. Es decir, que si nosotros presionamos adecuadamente podemos hacer que esa infraestructura policial se despliegue e identifique a esas personas. Más allá de las complicidades de esa gente que quiere causar terror tenga poder dentro de la misma Policía.
En ese asunto la ley nos ampara, la ley nos da el derecho a estar protegidos. La ley permite que denunciemos, que pidamos investigación: nosotros conocemos las herramientas que tiene la Policía, podemos pedir que se apliquen para determinar a los autores intelectuales.
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