“Las minas antipersonal no escogen a su víctima, están ocultas y explotan en el momento menos esperado. Colombia es el segundo país más afectado por ellas después de Afganistán con 11.460 víctimas. Semana presenta una radiografía de este flagelo que seguirá causando daño aún en tiempos de Paz”. (Fragmento de la investigación)
El micrositio de Minas, el enemigo oculto, busca ilustrar al lector en todos los campos que competen a esta problemática. Abre con cuatro tópicos: El ABC de las minas, Una mina me marcó, Esto no termina y Suelos minados. Cada apartado explica con rigurosidad las formas de violencia, las formas de destrucción y construcción de esta arma de guerra, así como la historia de su uso y la batalla de los gobiernos para encontrarlas y desminar los campos, además visibiliza las voces de las víctimas, resaltando su papel en el conflicto.
El ABC de las minas
“Desde 1914 se habla de minas antipersonal en el mundo. Las que hay en Colombia son únicas: cuestan mucho menos, hacen más daño y es muy difícil encontrarlas”. (Fragmento de la investigación)
En este capítulo de la investigación se hace una contextualización sobre todo lo que se necesita saber sobre las minas.
Una mina me marcó
“Las minas antipersonal marcaron la vida de los 11.460 colombianos que las pisaron, la de sus familiares y la de los que las instalaron o pertenecieron a un grupo que lo hizo”. (Fragmento de la investigación)
Las historias de las víctimas, uno de los apartados importantes de la investigación. En este capítulo la investigación relata todas las caras y las implicaciones que dejó la explosión de estas pequeñas pero terroríficas armas.
Esto no termina
Aunque el conflicto ha terminado, y los grupos armados se han desmovilizado, las minas antipersonal no dejan de estallar. Este capítulo trata aspectos como el desminado humanitario entre el estado, los excombatientes y la población civil. La educación en el riesgo de minas, la atención a las víctimas, los diferentes actores impulsores del proceso de extracción de minas, también trata temáticas como las prótesis para los sobrevivientes.
Suelos minados
‘Puntos de dolor’ y ‘Casos’ son los subcapítulos donde se explica la importancia de ver al campo como un escenario de guerra que ha sido olvidado y ahora está en un proceso de reconstrucción y construcción de paz, debido a la colaboración entre los guerrilleros y los soldados del ejército nacional en las labores de desminado.
Hablamos con el equipo periodístico de Semana, ellos nos contaron sobre su proceso de investigación, reportaje, y sus reflexiones sobre las minas antipersonal en Colombia.
¿Cuánto es el tiempo estimado para el proceso de recopilación de información? ¿Cómo saber qué información es la fundamental?
El especial de minas comenzó a hacerse en agosto de 2015, durante mes y medio reporteamos tiempo completo. Lo que quizás nos tomó más tiempo fue seleccionar los casos de las víctimas que contaríamos, un proceso que implicó hablar con muchos centros de rehabilitación física, con las fuerzas armadas y con la Dirección de Acción Contra Minas, entre otros. En ese periodo viajamos a las regiones donde estaban las víctimas con las historias más fuertes y a territorios en los que se estaba haciendo desminado humanitario. Para esa época, más o menos, logramos recopilar un 80 por ciento de la información.
Sin embargo, la fecha de publicación del especial cambió, pues el contenido iba ligado a una campaña para ayudar las víctimas y el lanzamiento de esta se demoró un poco, entonces el especial quedó en ‘standby’ por más de un año.
En octubre de 2016 el tema se reactivó, terminamos de reportear algunos temas que hacían falta -principalmente sobre el plan del gobierno para liberar a Colombia de minas- y comenzamos a montar el multimedia. La labor de diseño y programación del especial tardó algo así como tres semanas, y fue un proceso lleno de ajustes y de depuración del contenido para que este quedara presentado de la mejor forma posible.
Saber qué información es fundamental fue quizás el proceso más difícil de todo. Implicó muchos consejos de redacción en donde la pregunta siempre fue: “Si queremos que esta sea una gran radiografía de las minas antipersonal en Colombia, ¿qué tiene que saber la gente al respecto?” De ahí surgieron temas adicionales al de las víctimas, que es el obvio.
Apareció el tema de los victimarios, aquellos que las instalaron y que ahora desminan, y también esos que simplemente cuentan lo que significa la mina como arma de guerra; exploramos todo el fenómeno del desminado humanitario y en qué va en Colombia, quiénes lo hacen, en qué consiste, cuánto va a tardar, qué tan efectivo es, qué significa para una comunidad que su tierra sea declarada libre de sospecha de minas, etc.; nos preguntamos cómo es vivir confinado en un territorio contaminado por estos explosivos, cuál fue el primer pueblo minado, cuál fue el primer pueblo declarado libre de sospecha, qué tantos territorios están bajo esa amenaza, cuánto costará desminarlos, cómo se pueden prevenir los accidentes con minas, etc. Y así, hasta lograr abordar los tres temas cruciales cuando se habla de minas: atención a víctimas, desminado humanitario y educación en riesgo de minas.
A partir del proceso de reportaje y de recolección de información, ¿es posible dar alguna recomendación a otros periodistas sobre cómo abordar las diferentes partes de un conflicto?
Creo que acá más que documentar un conflicto lo que hicimos fue documentar el resultado de un conflicto. Sin embargo, por la naturaleza misma del tema -las minas- era clave mostrar cómo las partes en conflicto y la población civil son víctimas de esa tragedia, sin importar a qué bando pertenecen o qué tanto hayan participado en la guerra. Por eso nos esforzamos mucho en buscar un universo de víctimas que dieran cuenta de esa zona gris en la que los victimarios también son víctimas.
Consultamos a la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), para buscar casos de excombatientes víctimas de minas, encontramos otros en las ONG’s de desminado humanitario, y buscamos a algunos excomandantes que nos dieran su visión sobre las minas. Todo con el fin de mostrar el drama de estos explosivos desde todas las ópticas: desde aquel que las instala y las usa para ganar la guerra, aquel que cae en ellas en medio del combate, hasta el civil que pisa el explosivo por simple azar.
La recomendación sería, entonces, siempre preguntarse, quiénes tienen que ver con ese conflicto -o sus efectos, en este caso- y cómo la visión de cada uno puede aportar a que el fenómeno se entienda mejor.
Durante la investigación, ¿cuáles fueron los principales retos y cuáles fueron las enseñanzas que quedaron?
El principal reto fue hacer la radiografía más completa de las minas antipersonal en Colombia sin perder el tono periodístico e incursionando en formatos que actualmente le atraen más a la gente: videos, mapas e infografías.
Enseñanzas hubo muchas. A nivel personal, comprendimos lo que realmente significa la tragedia de las minas, muchas veces olvidada por los habitantes de las grandes ciudades del país. Y periodísticamente, entendimos que los multimedias son el futuro del periodismo, que hay que apostarle a lo digital. Que hay que capacitarse en eso e ir migrando a lo digital porque las posibilidades de difusión que tiene son infinitas. Nunca habíamos hecho uno y desde entonces solo queremos hacer multimedias.
¿Cómo influye en el resultado trabajar, no solo con periodistas, sino también profesionales de otras disciplinas?
En el especial participaron casi 30 periodistas, fotógrafos, videógrafos y diseñadores web, algo que le aportó muchísimo al trabajo periodístico porque cada una de esas profesiones ve con otros ojos el tema y, sobretodo, tiene ideas diferentes de cómo abordarlo. Eso hizo que el contenido fuera variado, que los formatos fueran más amables con los usuarios y que las historias resultaran más emotivas. Para nadie es un secreto que una imagen vale más que mil palabras y aunque la labor del periodista es fundamental, el fotógrafo y el realizador visual son cruciales al momento de llegarle a la gente. Mucho más en la era digital y visual en que estamos.
¿Cuál es la historia detrás del por qué hacer ‘Minas, el enemigo oculto’?
La razón de ser del especial fue sensibilizar a los colombianos frente al drama de las minas para apoyar la campaña ‘Letras de Apoyo‘: un alfabeto cuyas letras, números y símbolos en alguna de sus partes simulan una prótesis, que los colombianos podían adquirir desde el 5 de noviembre donando en www.letrasdeapoyo.com o en cualquier punto vía Baloto del país y cuyos recursos serían entregados a las víctimas de estos explosivos. La idea era que el contenido editorial le mostrará al país por qué es tan importante ayudar a las víctimas de este flagelo pero con el tiempo el propósito periodístico del especial se volvió más ambicioso y acabamos por proponernos hacer “la radiografía más completa de las minas en Colombia”.