Este reportaje hace un recorrido por la región de Alto San Jorge, Córdoba, evidenciando las amenazas ambientales desde diferentes aristas. A la lucha contra las empresas mineras, se le suman las dinámicas ilegales y la indiferencia de los gobiernos, detonantes del exterminio de los ecosistemas en Colombia.
De testimonio en testimonio el equipo periodístico va tejiendo el camino para argumentar el estado de gravedad que enfrentan las cuencas fluviales, los bosques y todas las especies que habitan allí a causa del acaparamiento de tierras para la explotación de recursos naturales.
“Esto era una selva. Había cinco quebradas: Aguazul, Zaíno Macho, Pueblo Río, La Bertel, Junco. Había guaguas, zaínos, venados y chigüiros. Estas cañadas eran ricas en pescado: dorada, blanquillo, moncholo, mojarra. Vivíamos de la caza y de la agricultura. Ahora mismo lo que se ve es ‘sequedad’, los bosques se agotaron. La empresa acabó con toda la arborización”, Ramón Carvajal, habitante de Alto San Jorge.
El sector minero – industrial en Córdoba lo encabeza Cerro Matoso S.A., una empresa perteneciente a la multinacional South32 dedicada a la explotación y transformación de níquel. La industria entorno a este mineral es la discordia de las comunidades zenúes que desde hace cuatro décadas lideran procesos judiciales para reivindicar sus derechos y los del territorio.
“El pueblo Zenú tuteló en 2013 sus derechos a la salud y al medio ambiente. La Corte Constitucional emitió una sentencia en 2017 que exhortó a Cerro Matoso a indemnizarlos, pero en 2018 la misma Corte anuló parcialmente la decisión”, un hecho que se recalca en el reportaje. Además, evidencia que se prorrogó por 15 años más la explotación de níquel, es decir hasta agosto de 2044, siempre y cuando la capacidad de procesamiento del mineral pase de 3 millones de toneladas secas por año a 4,5 millones.
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Para el pueblo Zenú, el gobierno en vez de ayudarlos busca excusas para hundirlos. Cerro Matoso S.A. ha exportado ferroníquel a 18 países del mundo entre 2012 y 2018, según Import Genius. Eso demuestra que la condición para seguir sacando provecho de la mina no será difícil de cumplir.
Pese al panorama y la persecución de líderes y lideresas ambientales en la región, los pueblos indígenas y afros comenzaron a agitar banderas y a reclamarle al Gobierno Nacional una consulta previa, la cual solo hasta 2017 tuvo un resultado a medias.
“En esencia la Corte ordenó que se establecieran medidas de prevención, mitigación y compensación ambiental respecto a los perjuicios que pudiere ocasionar la continuación de las labores extractivas de la empresa Cerro Matoso S.A”.
Este logro les costó años de lucha y la sangre a muchos líderes y lideresas. Según el equipo periodístico, en la zona se mueven bandas criminales, que son grupos residuales del narcotráfico y el paramilitarismo que habitaron la región desde la década de los 70. La criminalidad es otro factor que el reportaje expone con las amenazas, asesinatos y desplazamientos, que en consecuencia crean espacio para que la ilegalidad tenga poder en la región.
Mientras que la ausencia de justicia con los casos sigue siendo escasa, la lucha continúa; han ganado un par de batallas, pero la maquinaria minera y la ilegalidad siguen buscando la manera de librarse de sus responsabilidades.
Consejo de Redacción entrevistó a Ginna Morelo, periodista y coautora de la investigación.
Cuéntanos, ¿Cómo fue el proceso de acercamiento con las fuentes testimoniales de la investigación ‘El pueblo Zenú acorralado por el desarrollo minero’?
Fue un ejercicio, primero que todo, en equipo con Sara Castillejo. Antes de cualquier viaje, planeamos bien el ejercicio de cobertura y de revisión documental de información. Luego, ella arribó a la zona a contactarse con las personas del cabildo, caciques, líderes y lideresas y posteriormente viajé yo.
Los zenúes son un pueblo valiente, resistente. Viven en una zona compleja, ruda, por decirlo menos. Rodeados de todo tipo de actores armados que se resumen en neo-paramilitares, guerrilla, narcos, mafias en general. Al tiempo que las comunidades indígenas defienden su territorio de un desarrollo minero que se expande y crece, y también representa una suerte de amenaza.
La comunicación con los voceros del Resguardo logró instalar las confianzas necesarias para avanzar en la cobertura, para recorrer los diferentes cabildos, para conocer sus problemas y poderlos escuchar ampliamente. Fueron días también de inquietud, pues Sara Castillejo llegó en medio de un clima de tensión debido a los asesinatos que frecuentemente se registran en el Alto San Jorge, y de los panfletos amenazantes que circulan y que advierten de los peligros de moverse por el territorio. Sin embargo, y a pesar de todo, logramos avanzar y cerrar la reportería.
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En la investigación se evidencia la resistencia del pueblo Zenú por el territorio y una vida digna ¿De qué manera aportó este reportaje a la lucha que sigue en disputa?
El hacer visibles las luchas de los pueblos étnicos del país, amplificar sus voces, es un camino que conduce a que tanto trabajo no pase desapercibido y se quede solo en los círculos de los protagonistas de sus luchas. El pueblo Zenú ha sufrido, se ha visto acorralado por un desarrollo minero que fue valorado tardíamente en su real dimensión por el Estado colombiano, a través de la Corte Constitucional. Contradictoriamente, un fallo ordena una consulta previa 30 años después de la explotación del níquel y eso era necesario informarlo, investigarlo y amplificarlo en «Tierra de Resistentes», porque la lucha de ellos, la lucha jurídica, continúa.
El periodismo, cuando asume ser vehículo de mensajes potentes, revelan causas y consecuencias en contra de comunidades, aporta, construye climas de visibilidad, y comprensión; y les brinda herramientas a quienes luchan, para saberse reconocidos y apoyados por otros que se enteran y abrazan sus causas. Eso está ocurriendo hoy día con la gente del Resguardo Zenú.
Teniendo en cuenta las amenazas a las comunidades, periodistas, científicos y demás personas que han investigado el trasfondo de la explotación de níquel, en Córdoba ¿Cuáles fueron las medidas de protección utilizadas por el equipo periodístico?
Es importante informar a la Fundación para La Libertad de Prensa (FLIP), para analizar el riesgo y acogernos al protocolo de seguridad que la Fundación ofrece en estos casos. Paralelamente los líderes zenúes también tenían y tienen sus propios esquemas de seguridad que respetamos una vez nos movimos por el territorio. El objetivo, la misión, no era arriesgar a nadie. Las fuentes que pidieron reserva, así las respetamos y lo que consideramos que eventualmente era un problema –aún la fuente quería dar su nombre– nos abstuvimos de hacerlo para preservar su seguridad.
¿Qué aprendizajes y lecciones te dejó el desarrollo de este trabajo periodístico?
Lo más bello de este oficio de reportear es que es inacabado y siempre, siempre hay lecciones. Cuidarnos, cuidar a otros con el rigor de la investigación y los datos; aprender a escuchar más y más a comunidades censuradas y silenciadas por el poder, es de un gran valor. No porque los temas antes hayan sido contados, merecen salir del foco de la cobertura periodística; por el contrario, hay que volver a ellos con mayor convicción y profundización, para develar verdaderas causas y consecuencias de actuaciones conscientes por parte de poderes públicos y privados.
¿Por qué es importante el cubrimiento de los temas ambientales en un país como Colombia?
En estos tiempos esto es importante para la sobrevivencia del mundo, de todos. No es un asunto únicamente de Colombia, frente a lo cual habrían muchas respuestas: nuestra biodiversidad, lo que aporta al ecosistema, a la vida, la gran cantidad de fuentes de agua que tenemos, los diversos grupos minoritarios que viven en territorios sagrados, en fin. Pero más allá de lo verde, hay aquí una responsabilidad con los grupos sociales que luchan por defender estas causas que gracias a ese esfuerzo nos mantienen a salvo a todos de muchos otros problemas. Justo por eso el periodismo tiene que meterse responsable y sosteniblemente a abordar estos temas, a crear agenda y a no desfallecer.
En el reportaje los lectores pueden visualizar las sentencias, licencias y contratos que se han declarado hasta la fecha. También pueden consultar una base de datos que muestra la situación de líderes y lideresas ambientales en América Latina.
Conoce la investigación completa El pueblo Zenú acorralado por el desarrollo minero