Luis Napoleón Torres, Ángel María Torres (Bunkwanawingumu, por su nombre tradicional) y Hugues Chaparro, líderes del pueblo arhuaco fueron torturados y asesinados por el Ejército Nacional, acusados injustamente de ser cómplices del secuestro de un ganadero en el Cesar. Treinta y cuatro años después, Seiary y Ati Seinekʉn Villafaña, nietas de Ángel María, deciden viajar a Gun Arawʉn a visitar el cementerio donde reposan sus restos mortales. Acompañadas de un equipo de estudiantes de comunicación indígena, las dos mujeres son recibidas por el mamo Eugenio Villafaña, autoridad espiritual de Gun Arawʉn. En este encuentro mamo Eugenio brinda una reflexión sobre la memoria y la lucha de los ancestros por la defensa del territorio, y cómo el respeto por la naturaleza es un principio de construcción de paz.
Mamo Eugenio Villafaña recibe un equipo de estudiantes de comunicación indígena. Fotografía: Tomás Nolavita.
Las tumbas de los tres líderes arhuacos Ángel Maria Torres, Luis Napoleón Torres y Hugues Chaparro. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
El mamo dijo: Aquí yacen los líderes, compañeros de vida,
gobernador y secretario. Su lucha fue por la protección del territorio.
Defendieron la vida que contiene el territorio.
¡Defendieron de todo!
Hasta los animales más pequeños. Y a todos los animales existentes debajo de la tierra.
También al mundo vegetal, a los árboles y sus dueños espirituales. A las piedras y el viento.
Esa era la misión de estos líderes
y así lo vemos.
La sombra de Ati Seinekʉn Villafaña cae sobre la tumba de su abuelo. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
Seiary Villafaña cuida la tumba de su abuelo Angel Maria Torres. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
Las mujeres le preguntaron al mamo: ¿Eso que los hermanos menores llaman paz, para nosotros tiene madre o dueños?
El mamo respondió: Para vivir en tranquilidad, está la madre Seynekun y el padre Serankwa.
Debemos tener agua, leña y fuego. Esa es la vida, esa es la tranquilidad, porque esos elementos tienen padre y madre y nos mantienen.
Mamo Eugenio Villafaña poporea y reflexiona al lado de la tumba. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
Detalle de leña en el espacio de consulta de mamo Eugenio Villafaña. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
Y el mamo contestó:
Para poder ayudar, contribuimos con el cumplimiento de la ley, con la retribución para el bienestar. Es nuestra responsabilidad velar por el bienestar de todos. Esta contribución está enmarcada en el respeto de todos, también de las mujeres y las niñas. Y esa contribución debe ser recíproca con los no indígenas.
Ati Seinekʉn Villafaña cuida la tumba de su abuelo Ángel María Torres. Fotografía Tomás Nolavita.
Vista hacia los cerros desde Gun Aruwʉn. Fotografía: Ati Seinekʉn Villafaña.
Este producto fue realizado con el apoyo del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para la paz en Colombia. Las opiniones y planteamientos expresados no reflejan, ni comprometen la posición del Fondo.