Vino a buscar un mundo y lo consiguió, ese es el mejor resumen de la historia de Yatzuly, una docente que se formó en el sistema nacional de orquestas de Venezuela, país del que salió rumbo a la ciudad de Riohacha, La Guajira, en 2018 y allí inició una labor social con niños y jóvenes ávidos de transformar sus vidas. Su dedicación va más allá de lo musical, pues se enfoca también en el desarrollo humano de sus estudiantes.
Mientras encontraba un empleo digno, sus tardes las dedicó a los estudiantes de los estratos uno, dos y tres que llegaban a la Fundación para el Desarrollo de las Artes de La Guajira (Fundartes) a recibir clases de música de manera gratuita. Para la profesora Yatzuly Echavarria es un servicio social que solo se paga con la alegría de quienes encuentran en la música un motivo para conquistar el mundo.
El conocimiento y forma de ejecutar el violín de la profesora venezolana se fue expandiendo entre sus colegas, lo que se convirtió en carta de presentación para que más adelante fuera contratada como docente de música en una institución educativa de la ciudad, donde aún trabaja.
En su tiempo libre, la maestra de violín sigue llegando a esos espacios sitiados por el hambre para enseñar a los muchachos que encuentran en la música una manera de expresar sus sentimientos.
Cada diciembre, Yatzuli llega a su Venezuela del alma para disfrutar de su familia, pero regresa a la ciudad que la acogió hace seis años para seguir con la tarea que le apasiona: enseñar música.
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Este trabajo periodístico fue elaborado en el marco de ‘Periodismo en movimiento. Laboratorio de creación de historias sobre migración venezolana en Colombia’, iniciativa de Consejo de Redacción y el Proyecto Integra de USAID. Su contenido es responsabilidad de sus autores y no refleja necesariamente la opinión de USAID o el Gobierno de los Estados Unidos.