La construcción de la represa del Río Ranchería en el municipio de San Juan del Cesar, departamento de La Guajira, durante más de quince años, ha transformado este río sagrado en un cauce moribundo, secando sus fuentes, erosionando sus riberas y contaminando sus aguas. Esta herida ha silenciado el canto de Ihbuluye, sitio sagrado que cuida espiritualmente a la madre tierra, provocando enfermedades y escasez de agua, afectando a las comunidades indígenas y campesinas. Mamo José Miguel Pastor y la Saga Catalina Mojica del Pueblo Wiwa manifiestan que la paz solo germinará en tierras fértiles con ríos que puedan fluir con libertad.
“Desde el día que represaron el agua no se acaba la enfermedad. Como los sitios sagrados se enferman, nosotras también nos estamos enfermando”.
“Cada día la madre del río se está quedando con menos agua. La madre espiritual quedó abajo del agua. Ahí en cada sector de la represa están las madres espirituales. Si ellas fueran humanas estarían muertas”.
“Los árboles que vivían ahí se han secado. El padre de la leña, el padre de la comida, todo quedó abajo del agua. Como una persona que se entristece y comienza a morirse”.