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Desplazamiento Oper Génesis Pavarandó, Mayo de 1997.
Cerca de ocho mil campesinos de las cuencas de los ríos Atrato, Cacarica, Salaquí y Truandó en el Chocó, huyeron de sus territorios en febrero de 1997 por los bombardeos del Ejército y ataques de los paramilitares de las ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá) en la denominada Operación Génesis. La fotografía fue tomada en el corregimiento de Pavarandó cerca de Mutatá (Antioquia), donde se refugiaron alrededor de cuatro mil personas.
Foto. Jesús Abad Colorado
Fotografía
CUBRIMIENTOS
PERIODÍSTICOS
EN RECONSTRUCCIÓN DE MEMORIA
| Por Kevin García.
“Mucha gente cayó al lado mío, y yo no. Me pregunto por qué y no lo sé explicar. Ese misterio de la suerte es parte de la riqueza de nuestra vida”.
“Nuestro papel, cuando escribimos sobre la guerra, consiste en recordar y entender que estamos ante una situación trágica para todos sus participantes. La guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos pierden, todos terminan infelices”.
Ryszard Kapuściński
Introducción
María Giselle, a sus ocho años, huyó de las persecuciones partidistas a finales de abril de 1948 por las montañas del norte del Valle, en compañía de su madre. Se refugió en el municipio de Cartago. Desde entonces su cuerpo y su vida han atravesado múltiples violencias. Ahora es una mujer maciza y cobriza, a punto de cumplir setenta y seis años y no ha conocido un país sin guerras.
Como ella, millones de colombianos han sufrido múltiples violencias durante décadas. Ahora asistimos a un momento crucial de la historia del país, a la mayor posibilidad de poner fin a un conflicto crónico y construir una forma de vida distinta a la que hemos vivido en Colombia. Un niño nacido en 2015 podría tener la oportunidad de llegar a 2100 y vivir en un país sin masacres constantes, sin quema de oleoductos, sin millones de desplazados. Cuando pensamos en el largo plazo, la visión se amplía y comprendemos la importancia de aportar en esta coyuntura histórica. La transición hacia un posible posconflicto plantea oportunidades y desafíos. En el IX Encuentro de Periodismo de Investigación (2016) realizado por Consejo de Redacción en Bogotá, María Teresa Ronderos, directora del Programa de Periodismo Independiente de Open Society Foundation, contó que hoy Colombia es una noticia positiva para el mundo; la comunidad internacional ve con expectativa la posibilidad de poner fin a un conflicto que ha generado cientos de miles de pérdidas humanas, pero a ella le preocupa que dentro ve el país dividido, polarizado entre fuerzas políticas.
Mientras el proceso avanza y supera sus propios desafíos, hoy sabemos que la agenda del posconflicto o posacuerdo podría durar entre diez y quince años. Palabras como paz, memoria, reconciliación y víctimas, repetidas con frecuencia, correrán el riesgo de perder valor y sentido en nuestros lectores. Ante esa posibilidad, podemos preguntarnos:
En ese contexto, en este capítulo queremos sugerir un repertorio de posibilidades para pensar nuestras historias atendiendo cuatro aspectos claves: los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos. Tomaremos como referencias trabajos destacados de periodismo que abordan de forma cuidadosa y creativa los conflictos de sus países.
Los temas
Las reconstrucciones de hechos
| Portada del libro Hiroshima, de John Hersey.Editorial Debolsillo. (Penguin Random House Grupo Editorial)
En agosto de 1946 John Hersey publicó el reportaje Hiroshima, considerado el texto de mayor impacto divulgado en una revista durante el siglo XX. Hersey, quien ya había obtenido un premio Pulitzer, reconstruyó los hechos ocurridos en los días previos y siguientes al lanzamiento de la primera bomba atómica sobre esta ciudad japonesa, donde la explosión mató a más de ochenta mil personas y alrededor de otras ochenta mil murieron en los años siguientes a causa de la radiación expulsada por la bomba. Hersey contó la historia de vida de seis sobrevivientes. La revista New Yorker dedicó a este reportaje toda una edición y se dice que Einstein mandó a comprar los ejemplares ofrecidos en los puestos de revista cercanos a la universidad en la que trabajaba, para que sus alumnos se enteraran del comportamiento del artefacto que ayudó a desarrollar.
Jersey logró retratar con detalle y tacto escenas de cuerpos calcinados y de enfermos que corrían hacia restos de hospitales donde también habían muerto los médicos. Su misión no era fácil, debía narrar para Estados Unidos la voz de las víctimas del país que había sido enemigo en la Segunda Guerra Mundial y cuya confrontación también había causado bajas de soldados norteamericanos.
Su reportaje, sobrio, detallado y bien escrito, anticipa lo que en los años sesenta se conoció como el Nuevo periodismo norteamericano, una ola de piezas de profundidad que practicaron el acompañamiento a la cotidianidad de sus fuentes, el seguimiento a las historias en el mediano y largo plazos, y la inmersión y exploración de formas de narrar.
El hecho periodístico, dijo Julián González (2004), no es una cosa dada por sí misma, es un entramado de voces y discursos. En temas cruciales, de alto debate y confrontación, el multiperspectivismo es un procedimiento potente. Se trata de reconstruir el hecho mediante la conexión de múltiples voces y puntos de vista.
En Colombia muchos hechos deben reconstruirse, el país necesita conocer detalles de cómo se cometieron los falsos positivos, cómo fue posible que un comandante guerrillero del comando Ricardo Franco, disidente de las FARC, ordenara la ejecución de más de cien de sus hombres; cómo escogían los paramilitares las fosas comunes, cómo se convirtió la escombrera de Medellín en un cementerio clandestino, cómo se trasladó el conflicto armado a cárceles como La Modelo de Bogotá, cómo derivaron grupos paramilitares desmovilizados en bandas criminales. La lista es larga y la reconstrucción de hechos siempre ofrecerá horizontes reveladores para la creación de piezas periodísticas.
Las conmemoraciones
En la construcción de la memoria histórica, la verdad y la reparación, las conmemoraciones cumplen una labor importante: disminuyen la pulsión por la violencia, conservan el recuerdo de los hechos conmemorados entre la ciudadanía, reinstalan los temas en la agenda pública y, en ocasiones, generan presión a los organismos judiciales para la presentación de resultados de procesos sin esclarecer o sin condenas.
Un ejemplo significativo de trabajo periodístico conmemorativo es el realizado por el diario La Tercera en Chile, el cual recuerda los sucesos del 11 de septiembre de 1973 en Santiago: el golpe de Estado de la Junta Militar. Este ataque desencadenó en el suicidio del presidente Salvador Allende y en el inicio de una dictadura que permanecería en el poder diecisiete años. El trabajo es una infografía multimedia. Más adelante lo detallamos en la sección de formatos.
Conmemorar significa recordar un acontecimiento histórico. Es necesario seguir recordando e indagando los detalles de la retoma del Palacio de Justicia, los asesinatos de Luis Carlos Galán y Jaime Garzón, las masacres de Bojayá y Tacueyó. Y más allá de los grandes hitos de la violencia ocasionados por el conflicto armado, es necesario que las regiones hagan sus propias conmemoraciones, que recuerden en la ciudadanía los hechos que fueron cruciales para la estabilidad de sus territorios sin que necesariamente hayan alcanzado la agenda nacional.
Las historias particulares
| Portada de La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich.Editorial Debate (Penguin Random House Grupo Editorial)
El Premio Nobel de Literatura de 2015, otorgado a la periodista Svetlana Alexiévich, puso de relieve la importancia de contar las historias particulares. El trabajo de esta periodista bielorrusa es un gran ejemplo de indagación en profundidad durante periodos de posconflicto. Alexiévich busca testimonios de vidas que sobrevivieron a las guerras y destrabar las memorias individuales que en ocasiones permanecen durante años bajo llave en las memorias de sus protagonistas. Su trabajo es un coro de voces, una pluralidad de miradas, testimonios, experiencias. En La guerra no tiene rostro de mujer busca a cientos de mujeres —indica que casi un millón militaron en las filas del ejército rojo— que combatieron en defensa de la Unión Soviética contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
En este trabajo logra adentrarse en los acontecimientos más traumáticos, agregándole una sensibilidad especial desde la perspectiva de género. En la introducción sostiene:
Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana. En esta guerra no solo sufren las personas, sino la tierra, los pájaros, los árboles. Todos los que habitan este planeta junto a nosotros. Y sufren en silencio, lo cual es aún más terrible.
Pero ¿por qué?, me preguntaba a menudo. ¿Por qué, después de haberse hecho un lugar en el mundo que era del todo masculino, las mujeres no han sido capaces de defender su historia, sus palabras, sus sentimientos? Falta de confianza. Se nos oculta un mundo entero. Su guerra sigue siendo desconocida. (Alexiévich, 2015, p. 14)
Alexiévich considera su labor periodística como la de una retratista incesante y asegura que para lograrlo no basta con una entrevista, es necesario persistir. Usualmente, la entrevista y el testimonio suelen disponerse más como insumos para géneros que integren otros procedimientos de investigación como la crónica, el reportaje y el informe especial. Sin embargo, Alexiévich ha puesto al testimonio en el centro del relato:
Es justo ahí, en la calidez de la voz humana, en el vivo reflejo del pasado, donde se da la alegría original y la invencible tragedia de la existencia. Su caos y su pasión. Su carácter único e inescrutable. En su estado puro, anterior a cualquier tratamiento. (Alexiévich, 2015, p. 19)
Durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Bogotá en 2016, logró entrevistar a mujeres víctimas del conflicto armado en nuestro país. Sin embargo, por la cercanía con las fuentes y el conocimiento estrecho y vivencial con el tema, los periodistas colombianos bien podríamos lograr testimonios tan detallados y persistentes como los que construye Alexiévich.
Los archivos cuentan historias
| Afiche del documental La isla, de Uli Stlezner.
En 2005 una explosión en la ciudad de Guatemala dejó al descubierto el archivo secreto de la Policía nacional con más de ochenta millones de documentos. Guatemala había vivido un conflicto armado interno por más de treinta y seis años que había generado más de doscientos mil muertos y cuarenta y cinco mil desaparecidos. Apenas una década atrás, en 1996, se había firmado un acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas de Guatemala y los movimientos guerrilleros agrupados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Pero la justicia y la verdad no llegaron con la firma del acuerdo. Por ello el documentalista alemán Uli Stlezner encontró en el archivo secreto de la Policía una oportunidad para ayudar a construir la verdad histórica del conflicto.
Acompañó a los peritos encargados de analizar los archivos y encontró fichas de muertos y desaparecidos, también informes de miembros de las Fuerzas Armadas donde relataban los actos de violencia que habían cometido contra la población que acusaban de apoyar a los grupos guerrilleros. Complementó estos hallazgos con las versiones de los familiares de asesinados y desaparecidos. Su trabajo documental, llamado La isla, se estrenó en 2010 en Guatemala y se convirtió en un aporte clave para la construcción de la memoria histórica en el periodo de posconflicto.
Los archivos ayudan a esclarecer los hechos, favorecen la construcción de verdad histórica y, a diferencia de las fuentes vivas, no cambian sus versiones. Sin embargo, las fuentes documentales también deben contrastarse y verificarse. Stlezner dialogó con las víctimas, indagó en sus pasados y buscó las conexiones entre los testimonios y los archivos. Acerca de su forma de abordar a las víctimas, señala con claridad:
Creo que lo más importante en la relación con los participantes/protagonistas —víctimas o no— es el respeto, el verdadero interés en su vida y su historia, la capacidad de ver el otro a la altura del ojo […] Desde un aspecto fundamental de sociedades de posconflicto, con el afán de crear el mejoramiento entre nuestras relaciones y de reparar el tejido social; se trata de eso: abrirse al otro y tratar de ver el mundo desde sus ojos. (Encuentro de Periodismo de Investigación, 2015)
Los procesos son la historia
En la historia de los grupos sociales y las comunidades no existen rupturas súbitas. Al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en 1948, lo precedió un ambiente de hostilidad bipartidista y luchas de poder en los años anteriores. El homicidio de Luis Carlos Galán en 1989 estuvo anticipado por amenazas de muerte y una serie de asesinatos y explosiones urbanas como parte de una guerra del narcotráfico en alianza con otras fuerzas legales e ilegales.
Más allá de los hechos cruciales que son noticia, debemos atender la historia de los procesos. Con la firma del acuerdo se iniciarán varios: procesos de reconstrucciones de proyectos de vida de desplazados, de retorno al campo, de resocialización de combatientes, de reconversión de la economía campesina de la coca, de esclarecimiento de masacres y tomas, de búsqueda y reconocimiento de desaparecidos.
Varios trabajos mencionados en este capítulo son ejemplo de cubrimiento de procesos. Uli Stlezner acompañó el rastreo de los archivos policiales en Guatemala por más de tres años y, luego de publicado su trabajo, continuó acompañando el proceso de construcción de memoria en ese país.
Atender los procesos permite observar y comprender un hecho en tiempos de larga duración. Estos periodos largos posibilitan ver la forma en que se transforman los temas, identificar las fuerzas que generan los cambios, los intereses en juego y las consecuencias de dichos intereses. Gran parte de la posibilidad de que los puntos de La Habana puedan cumplirse, dependerá de una atención vigilante de los medios de comunicación para su verificación y exigencia de cumplimiento efectivo.
Los puntos de vista
La resiliencia, la capacidad de sobreponerse, es la historia
Luego de terminado el conflicto, Colombia podría ser un laboratorio social de superación humana para el mundo. Si durante el conflicto la muerte es la historia periodística, en un posacuerdo la superación de la muerte será esa historia. Existen seres extraordinarios en la cotidianidad de nuestras regiones. Ciudadanos que lograron superar el asesinato de seres queridos, el maltrato físico y psicológico, el abandono estatal, el encierro y encadenamiento. Colombianos que como los guaduales lograron soportar las tempestades del conflicto sin romperse. Resistieron y luego reinventaron sus vidas en medio de las ruinas, forjaron proyectos y asumieron causas de reparación del tejido social. Relatos de sobrevivencia, construcción de sentido de vida, formas de poetización de la existencia, de construcción de razones para seguir viviendo.
La silla vacíahttp://proyectorosa.com/
| Portada del sitio Proyecto Rosa. Foto Janca
Los indicios son la historia
Cuando se creía que ya se habían cubierto todos los aspectos de Pinochet y que casi nada quedaba por decir, Cristóbal Peña, en Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet, propuso un abordaje singular. Acompañando a peritos bibliográficos durante el examen de más de 55.000 volúmenes dispuestos en una residencia del dictador, encontró una faceta desconocida de su personalidad. Mediante inspecciones y visitas, conversaciones, análisis de documentos y estudios propios, este periodista logró retratar en esa biblioteca la compulsión de Pinochet por adquirir bienes, así como el desvío de los recursos públicos para su beneficio personal. Buena parte de la compra de libros la hacía con cheques de cuentas bancarias de la Presidencia. A pesar de no cancelar con recursos propios, durante sus compras, Pinochet podía desconocer el valor propuesto por los libreros y, haciendo uso de su poder, solía autoadjudicarse rebajas cuando adquiría obras de gran valor.
Por el volumen de sus libros le habría sido difícil leer una cantidad considerable de ellos, pero a pesar de su pulsión por atesorar, poco le importaban la ficción o la poesía. Sus influencias ideológicas saltaron a la vista: tenía una autobiografía de Francisco Franco, autografiada por su autor, y su obsesión por adquirir libros de Napoleón Bonaparte era compulsiva.
A través de una biblioteca, Cristóbal Peña logró retratar una escenografía del poder que marcó la historia de Chile. El rastreo de indicios es una rica fuente para crear historias cuando no se tiene un conocimiento directo de los hechos. En Colombia la hacienda Nápoles, hoy convertida en parque temático, ha permitido comprender la dimensión del poder más fuerte durante la violencia del narcotráfico y el sicariato. En los indicios hay buenas historias periodísticas que aún están por contarse.
Los rastreadores de la historia son la historia
Un equipo inexperto de universitarios argentinos decidió atender el llamado de Clyde Snow, antropólogo forense que llegó a Argentina invitado por las Madres de la Plaza de Mayo para acompañar algunas exhumaciones de cadáveres. Eran los cuerpos de ciudadanos ejecutados durante la última dictadura que vivió este país entre 1976 y 1983. Miles de personas fueron enterradas como NN en tumbas clandestinas. Este es el origen del Equipo Argentino de Antropología Forense, grupo de investigadores que ha identificado por lo menos trescientos cuerpos de ciudadanos desaparecidos, para ayudar a la construcción de la verdad y la elaboración del duelo de los familiares de las víctimas.
Estos investigadores, que apenas eran unos chicos escépticos en los años ochenta, han logrado compartir sus experiencias en procesos de países como Bosnia, Kosovo y Haití. Entre los cuerpos identificados en Latinoamérica se encuentran los de Marcelo Gelman, el hijo del poeta Juan Gelman, y el Che Guevara. El rastro en los huesos es el nombre del reportaje en el que Leila Guerriero, notable narradora continental, logra contar una historia inspiradora en medio de cráneos, vértebras y fémures. Su relato articula las historias de vida de jóvenes que comprendieron el valor de sus hallazgos y decidieron pasar buena parte de sus vidas en cementerios clandestinos para aportar a la memoria de su país.
Luego de firmado el acuerdo de paz, Colombia se verá en la tarea de rastrear sus muertos y se calcula que solo en La Escombrera, comuna 13 de Medellín, podrían encontrarse los restos de más de trescientos cadáveres descuartizados. Los rastreadores de historias son la historia.
Los contextos de los actores del conflicto son historia
María Deisy Quistial fue una niña indígena campesina que vivía con su familia en las montañas cerca de Mondomo, Cauca. Su familia, como las demás de la comunidad indígena, era terrajera, no tenía escrituras legales sobre el territorio, la tierra que trabajaba era propiedad de un terrateniente a quien los indígenas debían pagar un alquiler por su uso. María Deisy creció en medio de persecuciones para desplazarlos. Sus cosechas eran quemadas, sus vecinos fueron asesinados. Para evitar correr la misma suerte, ella y su familia terminaron viviendo en el monte. Los indígenas se organizaron para recuperar los territorios, tenían enfrentamientos con hombres armados contratados por terratenientes y con la fuerza pública. Los padres de María Deisy con frecuencia eran encarcelados durante semanas. En la última captura fueron condenados a tres años de prisión, y María Deisy debió irse a trabajar a casas de familia para sobrevivir.
La niña cumplía quince años cuando se enteró de que se había conformado un grupo armado indígena para proteger las veredas de la comunidad. En contra de la voluntad de su madre se unió al grupo. Era el movimiento guerrillero Manuel Quintín Lame que en 1984 realizó la toma de Santander de Quilichao.
María Deisy vivió en persona la experiencia de la guerra y vio cómo sus líderes debían resistir las presiones de las otras guerrillas para adherirlos. Varios de sus compañeros participaron con otros grupos armados y fueron puestos como carne de cañón en los enfrentamientos. María Deisy vivió de cerca el ajusticiamiento de por lo menos cien hombres del movimiento guerrillero Ricardo Franco a manos de su propio líder, por sospechas de infiltración.
El género en la guerra es historia
| Portada del libro Las mujeres en la guerra, de Patricia Lara.Editorial Grupo Planeta.
¿Qué papel han tenido las mujeres en la guerra? Esta pregunta se la hizo la periodista Patricia Lara. Para responderla, indagó en el testimonio de mujeres vinculadas de diversas formas con el conflicto armado: una exguerrillera que militó en el ELN y el M-19, una comandante de las FARC, una paramilitar, la viuda de un líder de izquierda, otra viuda de un teniente del Ejército, la madre de un soldado secuestrado, una exsecuestrada, una desplazada y la mamá de tres guerrilleros. El resultado son miradas entrecruzadas sobre el conflicto, voces e historias de vida que retratan la sensibilidad femenina en medio de la atrocidad de la violencia y aportan otros matices para conocer la dimensión humana de la guerra.
Este tipo de abordajes demuestran que los ejércitos comparten más aspectos comunes que los que usualmente logramos mostrar. Otro ejemplo notable es el trabajo ya mencionado de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. Es su perspectiva de género la que le otorga una sensibilidad especial al relato y las experiencias del conflicto.
Indagaciones transversales como estas también pueden hacerse sobre la infancia y la adolescencia, las estructuras familiares y regionales. ¿De qué forma se han transformado las familias de nuestro municipio por el conflicto armado?, ¿qué papel han desempeñado los niños en la guerra?, ¿qué aspectos de su vinculación al conflicto aún se desconocen?
Géneros para contar el posconflicto
Existen diversos géneros y formatos que podemos aprovechar para contar el posconflicto. Los géneros son modos de organización de la información, saberes operativos, prácticos. En ellos aplicamos modelos de escritura y organización del material. Existen lectores amantes de las crónicas, de los reportajes de investigación, de las entrevistas en profundidad. Los géneros crean comunidades lectoras. Por su parte, los formatos definen tamaños y formas de combinar y disponer los géneros, precisan sus usos. Tenemos, por ejemplo, que la noticia es un género informativo que busca expresar con precisión, concisión y claridad. Minuto60 es un formato empleado en La W, mediante el cual un periodista lee la mayor cantidad de noticias en sesenta segundos.
Los géneros y los formatos operan asociados. Sobre los géneros, más allá de detenernos en definiciones exactas, podemos distinguir sus criterios de eficacia. Veamos algunos.
Géneros expositivos, de referencia
Son textos donde la eficacia y la calidad están puestas en el rigor, la precisión y la profundidad para decir la información. Se trata de reducir posibles devaneos poéticos y lograr exposiciones detalladas, explicaciones finas y argumentadas de los sucesos.
Noticia: tradicionalmente se identifican cinco características básicas de una noticia: actualidad, novedad, veracidad, periodicidad e interés público. En ella no es necesario que prime una forma expresiva del autor, imperan la concisión y la claridad informativa. Bajo estos criterios, el posacuerdo será una fuente permanente de noticias.
Reportaje: es un abordaje de profundidad, que trasciende la información escueta de la noticia y procura una interpretación de los hechos. Se caracteriza por incorporar diversos métodos de investigación en su producción —entrevistas, inspecciones, documentos— y ofrecer conexiones y hallazgos sugerentes para la comprensión de los temas.
Informe especial: es una presentación informativa rigurosa, que tiene como propósito ofrecer una pieza o un conjunto de piezas que ayuden a comprender en profundidad un hecho. Un informe especial sobre un proceso de restitución de tierras puede estar integrado por un reportaje acerca de la historia de los predios restituidos, entrevistas con los desplazados que retornan al campo e infografías que sitúen visualmente el área de la restitución.
Géneros expresivos y testimoniales
Son piezas periodísticas de subjetividad. Los lectores llegan a ellos con el deseo de conocer una experiencia subjetiva intensa: historias de vida, perfiles de personajes que participaron de hechos importantes del conflicto, narraciones en primera persona, perspectivas particulares de los hechos colectivos. Retratos y encuentros significativos con la condición humana.
Crónica:
Testimonio:
Relato coral: La guerra no tiene rostro de mujerVoces de Chernobil
Perfil:
Géneros dialógicos apelativos
En estos géneros la fuerza reside en la calidad del diálogo y la interacción entre el periodista y sus entrevistados. Prima el intercambio inteligente de ideas, la contraposición documentada y la conversación en profundidad que permita revelar al público aspectos desconocidos del entrevistado o de los participantes del debate.
Entrevista:
Debate:
Los formatos
Infografía multimedia
Para conmemorar los cuarenta años del golpe militar en Chile, el diario La Tercera desarrolló un potente trabajo de infografía multimedia. Fue coordinado por Mariana Santos, quien trabajó como diseñadora de animaciones e interactivos en The Guardian, fue becaria del International Center For Journalists Knight y ahora se desempeña en Univisión como directora de interactividad y animación.
El trabajo recrea los momentos decisivos del bombardeo a la Casa de la Moneda. Para ello incorpora audios, fotografías, fragmentos de video e ilustraciones de Allende, Pinochet y los líderes militares que coordinaron el ataque. El registro sonoro favorece la inmersión en las ilustraciones. Mediante maquetas ilustradas, los cibernautas podemos ver la forma en que los aviones Hawker Hunter se posicionan frente a la casa presidencial y lanzan proyectiles hasta hacerla arder. El resultado es un trabajo intenso que recrea, desde múltiples perspectivas, los detalles del bombardeo mediante una experiencia multimedia y sobre todo gráfica, muy eficaz. El resultado simula una novela gráfica digital y trasciende las formas convencionales de contar historias periodísticas.
| Ilustraciones del proyecto periodístico Golpe Militar 40 años de La Tercera (Copesa S.A)
http://11septiembre1973.latercera.com/es/
Desarrollos como estos requieren la conformación de equipos de trabajo integrados por periodistas, diseñadores y programadores. Sin duda, las nuevas salas de redacción están fortaleciendo el intercambio de conocimientos entre profesionales para el desarrollo de piezas periodísticas innovadoras.
Foto-ensayo y foto-reportaje
En 2015 Jesús Abad Colorado publicó su libro de fotografías Mirar de la vida profunda. Hijo de una familia campesina desplazada a Medellín en agosto de 1960, durante más de veinticinco años Abad Colorado consolidó un trabajo como reportero gráfico de El Colombiano y posteriormente como fotoperiodista independiente. Por su relación con el conflicto se ha distinguido como un testigo de excepción de la guerra y en su obra presta especial atención a las víctimas.
| Portada del libro Jesús Abad Colorado, Mirar la vida profunda. Paralelo 10
El trabajo es un foto-ensayo publicado en un libro de gran formato con 220 páginas de contenido. En ellas, el periodista organiza las imágenes por temas: las formaciones militares, las creencias religiosas, la infancia armada, las mascotas, las capuchas, las selvas, los grafitis de la violencia, las comunidades indígenas, los desplazamientos, las poblaciones negras y campesinas, los entierros de víctimas, el dolor, las escuelas destruidas, las trincheras, los bosques arrasados y las movilizaciones por la paz. De este modo, muestra múltiples caras del conflicto armado, retrata la fragilidad humana y el poder destructivo de la guerra. Un aporte valioso a la memoria histórica.
| Portada del libro Violentología, de Stephen Ferry.Editorial Icono.
http://violentologia.com/blog/El EspectadorLife
Durante más de sesenta y cinco años Colombia ha vivido múltiples actos de violencia, de los cuales aún existen registros gráficos y documentales por conocer. Es deseable que los medios periodísticos apuesten por recuperar y difundir sus archivos en formatos de larga duración y trascendencia, como libros y especiales digitales. Como se aprecia en los trabajos de Jesús Abad y Stephen Ferry, los reportajes gráficos del día a día van constituyendo una memoria histórica que en un periodo de posconflicto podrán recuperarse mediante ensayos fotográficos y compilaciones especiales de memoria.
Ficha biográfica
Al QaedaEl Paíshttp://elpais.com/especiales/2014/aniversario-11-m/vidas-rotas/
Las fichas biográficas se están empezando a usar con fuerza en el periodismo web. Medios como La Silla Vacía y Poderopedia crean fichas biográficas para mapear las redes del poder y establecer vínculos entre personas tomadoras de decisiones que afectan el interés público.
Las fichas biográficas, al centrarse en el perfil de una persona, ofrecen contenidos con mayor vigencia temporal. Durante el cubrimiento del posconflicto podríamos recurrir a las fichas de múltiples formas: para presentar a los dueños de las tierras en las regiones, para dar a conocer los perfiles de los candidatos a las circunscripciones especiales que aspirarán a cupos en la Cámara de Representantes, para registrar con detalle a las víctimas de los ataques armados y favorecer la búsqueda de los desaparecidos del conflicto.
Un escenario hipotético: Investigar a partir de preguntas
En el Encuentro de Periodismo de Investigación, María Teresa Ronderos recomendó verificar el cumplimiento de los puntos pactados. Propuso tomar cada punto de La Habana y abrir líneas de investigación en profundidad que permitan verificar su implementación. Entre los temas que propone está hacer un inventario territorial en los municipios afectados por la guerra para conocer cuál es el estado legal de la tierra, mapear el catastro e identificar a los terratenientes. También propone hacer una radiografía de los políticos en cada región, identificar sus redes de poder, sus votantes, intereses y financiadores, para, una vez puestos en marcha los acuerdos, analizar si realmente cambia la repartición del poder y se favorece la equidad.
Podemos atender el llamado de María Teresa y ampliar su propuesta a los puntos del acuerdo. Las preguntas de los siguientes apartados pueden derivar en temas de investigación.
Acerca del desarrollo agrario
Acerca de la participación política
Los antecedentes del genocidio a los integrantes de la Unión Patriótica, las denuncias de persecuciones y amenazas a integrantes de Marcha Patriótica y el surgimiento de bandas criminales emergentes conformadas por antiguos paramilitares, hacen de este punto uno muy sensible en su implementación. Algunas preguntas pueden ayudarnos a desarrollar temas:
Acerca de la solución al problema de las drogas ilícitas
Muchas preguntas surgen en este punto relacionadas con la separación de la guerra contra el tráfico y la atención médica de los consumidores, pero sobre todo, el apoyo a los campesinos cocaleros y la promoción y el estímulo de actividades sustitutas. Algunas preguntas claves pueden ser:
Acerca de las víctimas
Este es otro punto sensible del acuerdo, pues su implementación afecta de forma directa miles de vidas humanas. En países como Argentina y Chile, varias décadas después de terminados sus conflictos, los procesos de esclarecimiento de la verdad y la reparación a las víctimas siguen vigentes en la agenda pública. Para abordar este punto, algunas preguntas recomendadas son:
Estas son solo algunas preguntas que nos permitirán acompañar la implementación de los puntos acordados en La Habana en el mediano y largo plazos. Observen que son preguntas abiertas, cuyas respuestas nos arrojarán matices, pondrán de relieve debilidades y amenazas del proceso. También será importante identificar las oportunidades, los casos modelo, las fortalezas y los logros paulatinos en nuestras regiones.
El cubrimiento periodístico del Posacuerdo requerirá un periodista comprometido con su sociedad y que reflexione permanentemente sobre la naturaleza de su oficio, el impacto de su trabajo y el valor del momento histórico que vive el país. Esta época implicará un abordaje creativo y dinámico de la realidad. Para lograr un cubrimiento riguroso y variado, atender con diversidad los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos constituye una estrategia clave para expandir el repertorio de posibilidades para contar e interpretar.
Son parte de un horizonte posible de temas las reconstrucciones de hechos, las conmemoraciones históricas, las historias particulares, los archivos y los procesos. En este capítulo hemos visto cómo cada uno de estos cuenta historias. Por su parte, podemos enriquecer nuestros puntos de vista atendiendo la resiliencia o capacidad de las víctimas para sobreponerse a sus conflictos, leyendo los indicios de los hechos, encontrando a los rastreadores de las historias, conociendo los contextos y detallando perspectivas como las de género, etnia y edad. Dichas perspectivas podrán encontrar en géneros periodísticos expositivos, expresivos o dialógicos, grandes posibilidades de expresión y profundización.
El reportaje, la crónica, el testimonio, la entrevista, el relato coral, la noticia, el perfil y el informe especial, a su vez encuentran en formatos como la infografía multimedia, el foto-rreportaje, el fotoensayo y la ficha biográfica, potentes posibilidades para dar cuenta del presente y pasado del país. Contar la complejidad de una nación como Colombia no será fácil, pero hoy disponemos de un legado de trabajos inspiradores, memorables y de un conjunto de lenguajes y sensibilidades que podrán favorecer este oficio apasionante. Todo está por contar.
CUBRIMIENTOS
PERIODÍSTICOS
EN RECONSTRUCCIÓN DE MEMORIA
CUBRIMIENTOS
PERIODÍSTICOS
EN RECONSTRUCCIÓN DE MEMORIA
“Mucha gente cayó al lado mío, y yo no. Me pregunto por qué y no lo sé explicar. Ese misterio de la suerte es parte de la riqueza de nuestra vida”.
“Nuestro papel, cuando escribimos sobre la guerra, consiste en recordar y entender que estamos ante una situación trágica para todos sus participantes. La guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos pierden, todos terminan infelices”.
Ryszard Kapuściński
Introducción
María Giselle, a sus ocho años, huyó de las persecuciones partidistas a finales de abril de 1948 por las montañas del norte del Valle, en compañía de su madre. Se refugió en el municipio de Cartago. Desde entonces su cuerpo y su vida han atravesado múltiples violencias. Ahora es una mujer maciza y cobriza, a punto de cumplir setenta y seis años y no ha conocido un país sin guerras.
Como ella, millones de colombianos han sufrido múltiples violencias durante décadas. Ahora asistimos a un momento crucial de la historia del país, a la mayor posibilidad de poner fin a un conflicto crónico y construir una forma de vida distinta a la que hemos vivido en Colombia. Un niño nacido en 2015 podría tener la oportunidad de llegar a 2100 y vivir en un país sin masacres constantes, sin quema de oleoductos, sin millones de desplazados. Cuando pensamos en el largo plazo, la visión se amplía y comprendemos la importancia de aportar en esta coyuntura histórica. La transición hacia un posible posconflicto plantea oportunidades y desafíos. En el IX Encuentro de Periodismo de Investigación (2016) realizado por Consejo de Redacción en Bogotá, María Teresa Ronderos, directora del Programa de Periodismo Independiente de Open Society Foundation, contó que hoy Colombia es una noticia positiva para el mundo; la comunidad internacional ve con expectativa la posibilidad de poner fin a un conflicto que ha generado cientos de miles de pérdidas humanas, pero a ella le preocupa que dentro ve el país dividido, polarizado entre fuerzas políticas.
Mientras el proceso avanza y supera sus propios desafíos, hoy sabemos que la agenda del posconflicto o posacuerdo podría durar entre diez y quince años. Palabras como paz, memoria, reconciliación y víctimas, repetidas con frecuencia, correrán el riesgo de perder valor y sentido en nuestros lectores. Ante esa posibilidad, podemos preguntarnos:
En ese contexto, en este capítulo queremos sugerir un repertorio de posibilidades para pensar nuestras historias atendiendo cuatro aspectos claves: los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos. Tomaremos como referencias trabajos destacados de periodismo que abordan de forma cuidadosa y creativa los conflictos de sus países.
Los temas
Las reconstrucciones de hechos
| Portada del libro Hiroshima, de John Hersey.Editorial Debolsillo. (Penguin Random House Grupo Editorial)
En agosto de 1946 John Hersey publicó el reportaje Hiroshima, considerado el texto de mayor impacto divulgado en una revista durante el siglo XX. Hersey, quien ya había obtenido un premio Pulitzer, reconstruyó los hechos ocurridos en los días previos y siguientes al lanzamiento de la primera bomba atómica sobre esta ciudad japonesa, donde la explosión mató a más de ochenta mil personas y alrededor de otras ochenta mil murieron en los años siguientes a causa de la radiación expulsada por la bomba. Hersey contó la historia de vida de seis sobrevivientes. La revista New Yorker dedicó a este reportaje toda una edición y se dice que Einstein mandó a comprar los ejemplares ofrecidos en los puestos de revista cercanos a la universidad en la que trabajaba, para que sus alumnos se enteraran del comportamiento del artefacto que ayudó a desarrollar.
Jersey logró retratar con detalle y tacto escenas de cuerpos calcinados y de enfermos que corrían hacia restos de hospitales donde también habían muerto los médicos. Su misión no era fácil, debía narrar para Estados Unidos la voz de las víctimas del país que había sido enemigo en la Segunda Guerra Mundial y cuya confrontación también había causado bajas de soldados norteamericanos.
Su reportaje, sobrio, detallado y bien escrito, anticipa lo que en los años sesenta se conoció como el Nuevo periodismo norteamericano, una ola de piezas de profundidad que practicaron el acompañamiento a la cotidianidad de sus fuentes, el seguimiento a las historias en el mediano y largo plazos, y la inmersión y exploración de formas de narrar.
El hecho periodístico, dijo Julián González (2004), no es una cosa dada por sí misma, es un entramado de voces y discursos. En temas cruciales, de alto debate y confrontación, el multiperspectivismo es un procedimiento potente. Se trata de reconstruir el hecho mediante la conexión de múltiples voces y puntos de vista.
En Colombia muchos hechos deben reconstruirse, el país necesita conocer detalles de cómo se cometieron los falsos positivos, cómo fue posible que un comandante guerrillero del comando Ricardo Franco, disidente de las FARC, ordenara la ejecución de más de cien de sus hombres; cómo escogían los paramilitares las fosas comunes, cómo se convirtió la escombrera de Medellín en un cementerio clandestino, cómo se trasladó el conflicto armado a cárceles como La Modelo de Bogotá, cómo derivaron grupos paramilitares desmovilizados en bandas criminales. La lista es larga y la reconstrucción de hechos siempre ofrecerá horizontes reveladores para la creación de piezas periodísticas.
Las conmemoraciones
En la construcción de la memoria histórica, la verdad y la reparación, las conmemoraciones cumplen una labor importante: disminuyen la pulsión por la violencia, conservan el recuerdo de los hechos conmemorados entre la ciudadanía, reinstalan los temas en la agenda pública y, en ocasiones, generan presión a los organismos judiciales para la presentación de resultados de procesos sin esclarecer o sin condenas.
Un ejemplo significativo de trabajo periodístico conmemorativo es el realizado por el diario La Tercera en Chile, el cual recuerda los sucesos del 11 de septiembre de 1973 en Santiago: el golpe de Estado de la Junta Militar. Este ataque desencadenó en el suicidio del presidente Salvador Allende y en el inicio de una dictadura que permanecería en el poder diecisiete años. El trabajo es una infografía multimedia. Más adelante lo detallamos en la sección de formatos.
Conmemorar significa recordar un acontecimiento histórico. Es necesario seguir recordando e indagando los detalles de la retoma del Palacio de Justicia, los asesinatos de Luis Carlos Galán y Jaime Garzón, las masacres de Bojayá y Tacueyó. Y más allá de los grandes hitos de la violencia ocasionados por el conflicto armado, es necesario que las regiones hagan sus propias conmemoraciones, que recuerden en la ciudadanía los hechos que fueron cruciales para la estabilidad de sus territorios sin que necesariamente hayan alcanzado la agenda nacional.
Las historias particulares
| Portada de La guerra no tiene rostro de mujer,de Svetlana Alexiévich.Editorial Debate (Penguin Random House Grupo Editorial)
El Premio Nobel de Literatura de 2015, otorgado a la periodista Svetlana Alexiévich, puso de relieve la importancia de contar las historias particulares. El trabajo de esta periodista bielorrusa es un gran ejemplo de indagación en profundidad durante periodos de posconflicto. Alexiévich busca testimonios de vidas que sobrevivieron a las guerras y destrabar las memorias individuales que en ocasiones permanecen durante años bajo llave en las memorias de sus protagonistas. Su trabajo es un coro de voces, una pluralidad de miradas, testimonios, experiencias. En La guerra no tiene rostro de mujer busca a cientos de mujeres —indica que casi un millón militaron en las filas del ejército rojo— que combatieron en defensa de la Unión Soviética contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
En este trabajo logra adentrarse en los acontecimientos más traumáticos, agregándole una sensibilidad especial desde la perspectiva de género. En la introducción sostiene:
Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana. En esta guerra no solo sufren las personas, sino la tierra, los pájaros, los árboles. Todos los que habitan este planeta junto a nosotros. Y sufren en silencio, lo cual es aún más terrible.
Pero ¿por qué?, me preguntaba a menudo. ¿Por qué, después de haberse hecho un lugar en el mundo que era del todo masculino, las mujeres no han sido capaces de defender su historia, sus palabras, sus sentimientos? Falta de confianza. Se nos oculta un mundo entero. Su guerra sigue siendo desconocida. (Alexiévich, 2015, p. 14)
Alexiévich considera su labor periodística como la de una retratista incesante y asegura que para lograrlo no basta con una entrevista, es necesario persistir. Usualmente, la entrevista y el testimonio suelen disponerse más como insumos para géneros que integren otros procedimientos de investigación como la crónica, el reportaje y el informe especial. Sin embargo, Alexiévich ha puesto al testimonio en el centro del relato:
Es justo ahí, en la calidez de la voz humana, en el vivo reflejo del pasado, donde se da la alegría original y la invencible tragedia de la existencia. Su caos y su pasión. Su carácter único e inescrutable. En su estado puro, anterior a cualquier tratamiento. (Alexiévich, 2015, p. 19)
Durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Bogotá en 2016, logró entrevistar a mujeres víctimas del conflicto armado en nuestro país. Sin embargo, por la cercanía con las fuentes y el conocimiento estrecho y vivencial con el tema, los periodistas colombianos bien podríamos lograr testimonios tan detallados y persistentes como los que construye Alexiévich.
Los archivos cuentan historias
| Afiche del documental La isla, de Uli Stlezner.
En 2005 una explosión en la ciudad de Guatemala dejó al descubierto el archivo secreto de la Policía nacional con más de ochenta millones de documentos. Guatemala había vivido un conflicto armado interno por más de treinta y seis años que había generado más de doscientos mil muertos y cuarenta y cinco mil desaparecidos. Apenas una década atrás, en 1996, se había firmado un acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas de Guatemala y los movimientos guerrilleros agrupados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Pero la justicia y la verdad no llegaron con la firma del acuerdo. Por ello el documentalista alemán Uli Stlezner encontró en el archivo secreto de la Policía una oportunidad para ayudar a construir la verdad histórica del conflicto.
Acompañó a los peritos encargados de analizar los archivos y encontró fichas de muertos y desaparecidos, también informes de miembros de las Fuerzas Armadas donde relataban los actos de violencia que habían cometido contra la población que acusaban de apoyar a los grupos guerrilleros. Complementó estos hallazgos con las versiones de los familiares de asesinados y desaparecidos. Su trabajo documental, llamado La isla, se estrenó en 2010 en Guatemala y se convirtió en un aporte clave para la construcción de la memoria histórica en el periodo de posconflicto.
Los archivos ayudan a esclarecer los hechos, favorecen la construcción de verdad histórica y, a diferencia de las fuentes vivas, no cambian sus versiones. Sin embargo, las fuentes documentales también deben contrastarse y verificarse. Stlezner dialogó con las víctimas, indagó en sus pasados y buscó las conexiones entre los testimonios y los archivos. Acerca de su forma de abordar a las víctimas, señala con claridad:
Creo que lo más importante en la relación con los participantes/protagonistas —víctimas o no— es el respeto, el verdadero interés en su vida y su historia, la capacidad de ver el otro a la altura del ojo […] Desde un aspecto fundamental de sociedades de posconflicto, con el afán de crear el mejoramiento entre nuestras relaciones y de reparar el tejido social; se trata de eso: abrirse al otro y tratar de ver el mundo desde sus ojos. (Encuentro de Periodismo de Investigación, 2015)
Los procesos son la historia
En la historia de los grupos sociales y las comunidades no existen rupturas súbitas. Al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en 1948, lo precedió un ambiente de hostilidad bipartidista y luchas de poder en los años anteriores. El homicidio de Luis Carlos Galán en 1989 estuvo anticipado por amenazas de muerte y una serie de asesinatos y explosiones urbanas como parte de una guerra del narcotráfico en alianza con otras fuerzas legales e ilegales.
Más allá de los hechos cruciales que son noticia, debemos atender la historia de los procesos. Con la firma del acuerdo se iniciarán varios: procesos de reconstrucciones de proyectos de vida de desplazados, de retorno al campo, de resocialización de combatientes, de reconversión de la economía campesina de la coca, de esclarecimiento de masacres y tomas, de búsqueda y reconocimiento de desaparecidos.
Varios trabajos mencionados en este capítulo son ejemplo de cubrimiento de procesos. Uli Stlezner acompañó el rastreo de los archivos policiales en Guatemala por más de tres años y, luego de publicado su trabajo, continuó acompañando el proceso de construcción de memoria en ese país.
Atender los procesos permite observar y comprender un hecho en tiempos de larga duración. Estos periodos largos posibilitan ver la forma en que se transforman los temas, identificar las fuerzas que generan los cambios, los intereses en juego y las consecuencias de dichos intereses. Gran parte de la posibilidad de que los puntos de La Habana puedan cumplirse, dependerá de una atención vigilante de los medios de comunicación para su verificación y exigencia de cumplimiento efectivo.
Los puntos de vista
La resiliencia, la capacidad de sobreponerse, es la historia
Luego de terminado el conflicto, Colombia podría ser un laboratorio social de superación humana para el mundo. Si durante el conflicto la muerte es la historia periodística, en un posacuerdo la superación de la muerte será esa historia. Existen seres extraordinarios en la cotidianidad de nuestras regiones. Ciudadanos que lograron superar el asesinato de seres queridos, el maltrato físico y psicológico, el abandono estatal, el encierro y encadenamiento. Colombianos que como los guaduales lograron soportar las tempestades del conflicto sin romperse. Resistieron y luego reinventaron sus vidas en medio de las ruinas, forjaron proyectos y asumieron causas de reparación del tejido social. Relatos de sobrevivencia, construcción de sentido de vida, formas de poetización de la existencia, de construcción de razones para seguir viviendo.
Los sobrevivientes de la masacre de Bojayá, Chocó; las mujeres de los montes de María, en los departamentos de Sucre y Bolívar; y los sobrevivientes de Trujillo, Valle, son ejemplos humanos de sobreposición a la adversidad. Portan historias de lucha, resistencia y dignidad que merecen ser contadas. Una de las apuestas más dedicadas de La silla vacía es el Proyecto Rosa, micrositio con dominio propio en internet (http://proyectorosa.com/) destinado exclusivamente a Rosa Amelia Hernández, líder de la restitución de tierras en Córdoba. El sitio cuenta la historia de su vida, la forma en que esta mujer logró extraer de la tragedia la fuerza necesaria para reclamar sus tierras y persistir en la defensa de sus derechos y los de su comunidad. Al tiempo, este proyecto también apunta a visibilizar a los líderes cuyas vidas peligran y a hacer memoria de aquellos que ya fueron asesinados. El Proyecto Rosa es al tiempo una exaltación, un testimonio y una denuncia periodística.
| Portada del sitio Proyecto Rosa. Foto Janca
Los indicios son la historia
Cuando se creía que ya se habían cubierto todos los aspectos de Pinochet y que casi nada quedaba por decir, Cristóbal Peña, en Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet, propuso un abordaje singular. Acompañando a peritos bibliográficos durante el examen de más de 55.000 volúmenes dispuestos en una residencia del dictador, encontró una faceta desconocida de su personalidad. Mediante inspecciones y visitas, conversaciones, análisis de documentos y estudios propios, este periodista logró retratar en esa biblioteca la compulsión de Pinochet por adquirir bienes, así como el desvío de los recursos públicos para su beneficio personal. Buena parte de la compra de libros la hacía con cheques de cuentas bancarias de la Presidencia. A pesar de no cancelar con recursos propios, durante sus compras, Pinochet podía desconocer el valor propuesto por los libreros y, haciendo uso de su poder, solía autoadjudicarse rebajas cuando adquiría obras de gran valor.
Por el volumen de sus libros le habría sido difícil leer una cantidad considerable de ellos, pero a pesar de su pulsión por atesorar, poco le importaban la ficción o la poesía. Sus influencias ideológicas saltaron a la vista: tenía una autobiografía de Francisco Franco, autografiada por su autor, y su obsesión por adquirir libros de Napoleón Bonaparte era compulsiva.
A través de una biblioteca, Cristóbal Peña logró retratar una escenografía del poder que marcó la historia de Chile. El rastreo de indicios es una rica fuente para crear historias cuando no se tiene un conocimiento directo de los hechos. En Colombia la hacienda Nápoles, hoy convertida en parque temático, ha permitido comprender la dimensión del poder más fuerte durante la violencia del narcotráfico y el sicariato. En los indicios hay buenas historias periodísticas que aún están por contarse.
Los rastreadores de la historia son la historia
Un equipo inexperto de universitarios argentinos decidió atender el llamado de Clyde Snow, antropólogo forense que llegó a Argentina invitado por las Madres de la Plaza de Mayo para acompañar algunas exhumaciones de cadáveres. Eran los cuerpos de ciudadanos ejecutados durante la última dictadura que vivió este país entre 1976 y 1983. Miles de personas fueron enterradas como NN en tumbas clandestinas. Este es el origen del Equipo Argentino de Antropología Forense, grupo de investigadores que ha identificado por lo menos trescientos cuerpos de ciudadanos desaparecidos, para ayudar a la construcción de la verdad y la elaboración del duelo de los familiares de las víctimas.
Estos investigadores, que apenas eran unos chicos escépticos en los años ochenta, han logrado compartir sus experiencias en procesos de países como Bosnia, Kosovo y Haití. Entre los cuerpos identificados en Latinoamérica se encuentran los de Marcelo Gelman, el hijo del poeta Juan Gelman, y el Che Guevara. El rastro en los huesos es el nombre del reportaje en el que Leila Guerriero, notable narradora continental, logra contar una historia inspiradora en medio de cráneos, vértebras y fémures. Su relato articula las historias de vida de jóvenes que comprendieron el valor de sus hallazgos y decidieron pasar buena parte de sus vidas en cementerios clandestinos para aportar a la memoria de su país.
Luego de firmado el acuerdo de paz, Colombia se verá en la tarea de rastrear sus muertos y se calcula que solo en La Escombrera, comuna 13 de Medellín, podrían encontrarse los restos de más de trescientos cadáveres descuartizados. Los rastreadores de historias son la historia.
Los contextos de los actores del conflicto son historia
María Deisy Quistial fue una niña indígena campesina que vivía con su familia en las montañas cerca de Mondomo, Cauca. Su familia, como las demás de la comunidad indígena, era terrajera, no tenía escrituras legales sobre el territorio, la tierra que trabajaba era propiedad de un terrateniente a quien los indígenas debían pagar un alquiler por su uso. María Deisy creció en medio de persecuciones para desplazarlos. Sus cosechas eran quemadas, sus vecinos fueron asesinados. Para evitar correr la misma suerte, ella y su familia terminaron viviendo en el monte. Los indígenas se organizaron para recuperar los territorios, tenían enfrentamientos con hombres armados contratados por terratenientes y con la fuerza pública. Los padres de María Deisy con frecuencia eran encarcelados durante semanas. En la última captura fueron condenados a tres años de prisión, y María Deisy debió irse a trabajar a casas de familia para sobrevivir.
La niña cumplía quince años cuando se enteró de que se había conformado un grupo armado indígena para proteger las veredas de la comunidad. En contra de la voluntad de su madre se unió al grupo. Era el movimiento guerrillero Manuel Quintín Lame que en 1984 realizó la toma de Santander de Quilichao.
María Deisy vivió en persona la experiencia de la guerra y vio cómo sus líderes debían resistir las presiones de las otras guerrillas para adherirlos. Varios de sus compañeros participaron con otros grupos armados y fueron puestos como carne de cañón en los enfrentamientos. María Deisy vivió de cerca el ajusticiamiento de por lo menos cien hombres del movimiento guerrillero Ricardo Franco a manos de su propio líder, por sospechas de infiltración.
La guerrilla del Quintín Lame entregó sus armas en 1991 y durante su desmovilización defendió el reconocimiento de los pueblos indígenas en la Constitución Política. María Deisy volvió al campo y asumió las incertidumbres de una nueva vida. Hoy es una campesina que ordeña vacas y trabaja para que su hija, Eliseth Peña, termine la carrera universitaria de periodismo. Fue esta quien, durante una jornada de capacitación organizada por CdR, escribió el artículo Volver a la tierra, en donde logra mostrar un contexto humano que ayuda a comprender la historia de este movimiento. Indagar los contextos, retratarlos, narrarlos, es una labor valiosa para favorecer la comprensión de nuestras violencias. Los contextos son una rica fuente de historias.
El género en la guerra es historia
| Portada del libro Las mujeres en la guerra, de Patricia Lara.Editorial Grupo Planeta.
¿Qué papel han tenido las mujeres en la guerra? Esta pregunta se la hizo la periodista Patricia Lara. Para responderla, indagó en el testimonio de mujeres vinculadas de diversas formas con el conflicto armado: una exguerrillera que militó en el ELN y el M-19, una comandante de las FARC, una paramilitar, la viuda de un líder de izquierda, otra viuda de un teniente del Ejército, la madre de un soldado secuestrado, una exsecuestrada, una desplazada y la mamá de tres guerrilleros. El resultado son miradas entrecruzadas sobre el conflicto, voces e historias de vida que retratan la sensibilidad femenina en medio de la atrocidad de la violencia y aportan otros matices para conocer la dimensión humana de la guerra.
Este tipo de abordajes demuestran que los ejércitos comparten más aspectos comunes que los que usualmente logramos mostrar. Otro ejemplo notable es el trabajo ya mencionado de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. Es su perspectiva de género la que le otorga una sensibilidad especial al relato y las experiencias del conflicto.
Indagaciones transversales como estas también pueden hacerse sobre la infancia y la adolescencia, las estructuras familiares y regionales. ¿De qué forma se han transformado las familias de nuestro municipio por el conflicto armado?, ¿qué papel han desempeñado los niños en la guerra?, ¿qué aspectos de su vinculación al conflicto aún se desconocen?
Géneros para contar el posconflicto
Existen diversos géneros y formatos que podemos aprovechar para contar el posconflicto. Los géneros son modos de organización de la información, saberes operativos, prácticos. En ellos aplicamos modelos de escritura y organización del material. Existen lectores amantes de las crónicas, de los reportajes de investigación, de las entrevistas en profundidad. Los géneros crean comunidades lectoras. Por su parte, los formatos definen tamaños y formas de combinar y disponer los géneros, precisan sus usos. Tenemos, por ejemplo, que la noticia es un género informativo que busca expresar con precisión, concisión y claridad. Minuto60 es un formato empleado en La W, mediante el cual un periodista lee la mayor cantidad de noticias en sesenta segundos.
Los géneros y los formatos operan asociados. Sobre los géneros, más allá de detenernos en definiciones exactas, podemos distinguir sus criterios de eficacia. Veamos algunos.
Géneros expositivos, de referencia
Son textos donde la eficacia y la calidad están puestas en el rigor, la precisión y la profundidad para decir la información. Se trata de reducir posibles devaneos poéticos y lograr exposiciones detalladas, explicaciones finas y argumentadas de los sucesos.
Noticia: tradicionalmente se identifican cinco características básicas de una noticia: actualidad, novedad, veracidad, periodicidad e interés público. En ella no es necesario que prime una forma expresiva del autor, imperan la concisión y la claridad informativa. Bajo estos criterios, el posacuerdo será una fuente permanente de noticias.
Reportaje: es un abordaje de profundidad, que trasciende la información escueta de la noticia y procura una interpretación de los hechos. Se caracteriza por incorporar diversos métodos de investigación en su producción —entrevistas, inspecciones, documentos— y ofrecer conexiones y hallazgos sugerentes para la comprensión de los temas.
Informe especial: es una presentación informativa rigurosa, que tiene como propósito ofrecer una pieza o un conjunto de piezas que ayuden a comprender en profundidad un hecho. Un informe especial sobre un proceso de restitución de tierras puede estar integrado por un reportaje acerca de la historia de los predios restituidos, entrevistas con los desplazados que retornan al campo e infografías que sitúen visualmente el área de la restitución.
Géneros expresivos y testimoniales
Son piezas periodísticas de subjetividad. Los lectores llegan a ellos con el deseo de conocer una experiencia subjetiva intensa: historias de vida, perfiles de personajes que participaron de hechos importantes del conflicto, narraciones en primera persona, perspectivas particulares de los hechos colectivos. Retratos y encuentros significativos con la condición humana.
Crónica: es un relato interpretativo y valorativo que trasciende la inmediatez de los hechos y aborda con especial atención el manejo del tiempo en la historia. En la crónica cobra valor la fuerza expresiva del periodista, su forma particular de acercarse al tema y convertirlo en experiencia sensible ante el lector.
Testimonio: es un relato generalmente contado en primera persona por el entrevistado desde su perspectiva de testigo de un hecho, participante de una experiencia de vida significativa, de interés público. Su extensión varía según las posibilidades del medio en que se publica, la complejidad de la historia y el interés del periodista por desplegar a sus lectores la historia.
Relato coral: es la unión de múltiples testimonios, una historia contada a manera de coro por muchas voces y perspectivas. La guerra no tiene rostro de mujer y Voces de Chernobil son relatos corales de la premio nobel Svetlana Alexiévich. En estos trabajos, cientos de testimonios son dispuestos por la periodista para contar las consecuencias de la radiación en Bielorrusia y la experiencia femenina en la guerra entre la Unión Soviética y Alemania.
Perfil: más intenso que una entrevista y menos ambicioso que una biografía, el perfil es una indagación en profundidad sobre una fuente acerca de la historia de su vida. Busca retratar un personaje, ponerlo en el centro de la historia periodística, desde una perspectiva particular: la relación con el poder, el dominio de un arte, la condición sobreviviente de un hecho trágico, son algunas de estas perspectivas.
Géneros dialógicos apelativos
En estos géneros la fuerza reside en la calidad del diálogo y la interacción entre el periodista y sus entrevistados. Prima el intercambio inteligente de ideas, la contraposición documentada y la conversación en profundidad que permita revelar al público aspectos desconocidos del entrevistado o de los participantes del debate.
Entrevista: es una conversación profunda entre el periodista y su fuente; generalmente la antecede un proceso de documentación sobre el tema y la organización de preguntas y tópicos a través de un temario. Antes de realizar la entrevista, como periodistas debemos precisar con claridad cuál es nuestro problema —comprender un hecho, conocer una situación, acceder a una versión particular de una historia— y qué objetivo debemos alcanzar con la entrevista: lograr una revelación del entrevistado, alcanzar una exposición detallada sobre un tema, llevar al entrevistado a realizar una denuncia, obtener información clave para el avance de una investigación, etcétera. Es necesario conversar el conflicto.
Debate: es un género de contraposición por excelencia. De un debate pueden participar varias personas y en él prima la defensa argumentada de puntos de vista. El periodista opera como moderador y procura crear condiciones equitativas para que los participantes puedan acceder en igualdad de condiciones a los turnos y tiempos para exponer sus ideas. Es necesario debatir el conflicto, analizar sus causas, sus efectos, pensar las mejores formas para hacer las transiciones hacia modos pacíficos de resolución de las diferencias.
Los formatos
Infografía multimedia
Para conmemorar los cuarenta años del golpe militar en Chile, el diario La Tercera desarrolló un potente trabajo de infografía multimedia. Fue coordinado por Mariana Santos, quien trabajó como diseñadora de animaciones e interactivos en The Guardian, fue becaria del International Center For Journalists Knight y ahora se desempeña en Univisión como directora de interactividad y animación.
El trabajo recrea los momentos decisivos del bombardeo a la Casa de la Moneda. Para ello incorpora audios, fotografías, fragmentos de video e ilustraciones de Allende, Pinochet y los líderes militares que coordinaron el ataque. El registro sonoro favorece la inmersión en las ilustraciones. Mediante maquetas ilustradas, los cibernautas podemos ver la forma en que los aviones Hawker Hunter se posicionan frente a la casa presidencial y lanzan proyectiles hasta hacerla arder. El resultado es un trabajo intenso que recrea, desde múltiples perspectivas, los detalles del bombardeo mediante una experiencia multimedia y sobre todo gráfica, muy eficaz. El resultado simula una novela gráfica digital y trasciende las formas convencionales de contar historias periodísticas.
| Ilustraciones del proyecto periodístico Golpe Militar 40 años de La Tercera (Copesa S.A)
Este trabajo obtuvo el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría de Infografía y se puede consultar en la siguiente dirección http://11septiembre1973.latercera.com/es/.
Desarrollos como estos requieren la conformación de equipos de trabajo integrados por periodistas, diseñadores y programadores. Sin duda, las nuevas salas de redacción están fortaleciendo el intercambio de conocimientos entre profesionales para el desarrollo de piezas periodísticas innovadoras.
Foto-ensayo y foto-reportaje
En 2015 Jesús Abad Colorado publicó su libro de fotografías Mirar de la vida profunda. Hijo de una familia campesina desplazada a Medellín en agosto de 1960, durante más de veinticinco años Abad Colorado consolidó un trabajo como reportero gráfico de El Colombiano y posteriormente como fotoperiodista independiente. Por su relación con el conflicto se ha distinguido como un testigo de excepción de la guerra y en su obra presta especial atención a las víctimas.
| Portada del libro Jesús Abad Colorado, Mirar la vida profunda. Paralelo 10
El trabajo es un foto-ensayo publicado en un libro de gran formato con 220 páginas de contenido. En ellas, el periodista organiza las imágenes por temas: las formaciones militares, las creencias religiosas, la infancia armada, las mascotas, las capuchas, las selvas, los grafitis de la violencia, las comunidades indígenas, los desplazamientos, las poblaciones negras y campesinas, los entierros de víctimas, el dolor, las escuelas destruidas, las trincheras, los bosques arrasados y las movilizaciones por la paz. De este modo, muestra múltiples caras del conflicto armado, retrata la fragilidad humana y el poder destructivo de la guerra. Un aporte valioso a la memoria histórica.
| Portada del libro Violentología, de Stephen Ferry.Editorial Icono.
Un trabajo semejante realizó en 2012 el periodista norteamericano Stephen Ferry. Su trabajo Violentología (http://violentologia.com/blog/) es un ensayo fotográfico publicado en formato tabloide e impreso en las máquinas rotativas de El Espectador, medio que sufrió la violencia del narcotráfico en los años ochenta. De niño, Stephen observaba las imágenes de la guerra en Vietnam que publicaba la revista Life y se interesó por dar cuenta de este tipo de violencia. En Colombia se motivó a publicar una selección de imágenes del conflicto, fotos históricas y de su propia autoría. Con ellas traza una línea gráfica de la guerra, que parte desde la violencia partidista de los años cincuenta, muestra a líderes paramilitares y guerrilleros, exhumaciones de cadáveres, entrenamientos militares, voladuras de oleoductos y retenes armados. También registra a las víctimas y a sus familiares.
Durante más de sesenta y cinco años Colombia ha vivido múltiples actos de violencia, de los cuales aún existen registros gráficos y documentales por conocer. Es deseable que los medios periodísticos apuesten por recuperar y difundir sus archivos en formatos de larga duración y trascendencia, como libros y especiales digitales. Como se aprecia en los trabajos de Jesús Abad y Stephen Ferry, los reportajes gráficos del día a día van constituyendo una memoria histórica que en un periodo de posconflicto podrán recuperarse mediante ensayos fotográficos y compilaciones especiales de memoria.
Ficha biográfica
El 11 de marzo de 2004 España vivió un ataque múltiple de células yihadistas de Al Qaeda. Diez bombas explotaron casi de forma simultánea en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid. Como consecuencia del ataque, murieron 191 personas y 1.857 resultaron heridas. Para conmemorar el décimo aniversario de este hecho, conocido como el 11 M, el diario El País de España desarrolló un especial multimedia. Incluyó un documental explicativo, una cronología de los hechos, una infografía que situaba las zonas de las explosiones, los perfiles de los yihadistas y las características de los explosivos; además de una visualización con recuerdos de los sobrevivientes. Sin embargo, el contenido más impactante es el conjunto de fichas biográficas de los 191 muertos que dejó el atentado (http://elpais.com/especiales/2014/aniversario-11-m/vidas-rotas/). A través de ellas podemos tener un conocimiento casi pormenorizado de la tragedia. Allí las víctimas cobran vida, conocemos sus nombres, edades, ocupaciones, sus pasiones y sueños. A través de esta sección comprendemos la dimensión humana del atentado.
Las fichas biográficas se están empezando a usar con fuerza en el periodismo web. Medios como La Silla Vacía y Poderopedia crean fichas biográficas para mapear las redes del poder y establecer vínculos entre personas tomadoras de decisiones que afectan el interés público.
Las fichas biográficas, al centrarse en el perfil de una persona, ofrecen contenidos con mayor vigencia temporal. Durante el cubrimiento del posconflicto podríamos recurrir a las fichas de múltiples formas: para presentar a los dueños de las tierras en las regiones, para dar a conocer los perfiles de los candidatos a las circunscripciones especiales que aspirarán a cupos en la Cámara de Representantes, para registrar con detalle a las víctimas de los ataques armados y favorecer la búsqueda de los desaparecidos del conflicto.
Un escenario hipotético: Investigar a partir de preguntas
En el Encuentro de Periodismo de Investigación, María Teresa Ronderos recomendó verificar el cumplimiento de los puntos pactados. Propuso tomar cada punto de La Habana y abrir líneas de investigación en profundidad que permitan verificar su implementación. Entre los temas que propone está hacer un inventario territorial en los municipios afectados por la guerra para conocer cuál es el estado legal de la tierra, mapear el catastro e identificar a los terratenientes. También propone hacer una radiografía de los políticos en cada región, identificar sus redes de poder, sus votantes, intereses y financiadores, para, una vez puestos en marcha los acuerdos, analizar si realmente cambia la repartición del poder y se favorece la equidad.
Podemos atender el llamado de María Teresa y ampliar su propuesta a los puntos del acuerdo. Las preguntas de los siguientes apartados pueden derivar en temas de investigación.
Acerca del desarrollo agrario
Acerca de la participación política
Los antecedentes del genocidio a los integrantes de la Unión Patriótica, las denuncias de persecuciones y amenazas a integrantes de Marcha Patriótica y el surgimiento de bandas criminales emergentes conformadas por antiguos paramilitares, hacen de este punto uno muy sensible en su implementación. Algunas preguntas pueden ayudarnos a desarrollar temas:
Acerca de la solución al problema de las drogas ilícitas
Muchas preguntas surgen en este punto relacionadas con la separación de la guerra contra el tráfico y la atención médica de los consumidores, pero sobre todo, el apoyo a los campesinos cocaleros y la promoción y el estímulo de actividades sustitutas. Algunas preguntas claves pueden ser:
Acerca de las víctimas
Este es otro punto sensible del acuerdo, pues su implementación afecta de forma directa miles de vidas humanas. En países como Argentina y Chile, varias décadas después de terminados sus conflictos, los procesos de esclarecimiento de la verdad y la reparación a las víctimas siguen vigentes en la agenda pública. Para abordar este punto, algunas preguntas recomendadas son:
Estas son solo algunas preguntas que nos permitirán acompañar la implementación de los puntos acordados en La Habana en el mediano y largo plazos. Observen que son preguntas abiertas, cuyas respuestas nos arrojarán matices, pondrán de relieve debilidades y amenazas del proceso. También será importante identificar las oportunidades, los casos modelo, las fortalezas y los logros paulatinos en nuestras regiones.
El cubrimiento periodístico del Posacuerdo requerirá un periodista comprometido con su sociedad y que reflexione permanentemente sobre la naturaleza de su oficio, el impacto de su trabajo y el valor del momento histórico que vive el país. Esta época implicará un abordaje creativo y dinámico de la realidad. Para lograr un cubrimiento riguroso y variado, atender con diversidad los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos constituye una estrategia clave para expandir el repertorio de posibilidades para contar e interpretar.
Son parte de un horizonte posible de temas las reconstrucciones de hechos, las conmemoraciones históricas, las historias particulares, los archivos y los procesos. En este capítulo hemos visto cómo cada uno de estos cuenta historias. Por su parte, podemos enriquecer nuestros puntos de vista atendiendo la resiliencia o capacidad de las víctimas para sobreponerse a sus conflictos, leyendo los indicios de los hechos, encontrando a los rastreadores de las historias, conociendo los contextos y detallando perspectivas como las de género, etnia y edad. Dichas perspectivas podrán encontrar en géneros periodísticos expositivos, expresivos o dialógicos, grandes posibilidades de expresión y profundización.
El reportaje, la crónica, el testimonio, la entrevista, el relato coral, la noticia, el perfil y el informe especial, a su vez encuentran en formatos como la infografía multimedia, el foto-rreportaje, el fotoensayo y la ficha biográfica, potentes posibilidades para dar cuenta del presente y pasado del país. Contar la complejidad de una nación como Colombia no será fácil, pero hoy disponemos de un legado de trabajos inspiradores, memorables y de un conjunto de lenguajes y sensibilidades que podrán favorecer este oficio apasionante. Todo está por contar.
V
“Mucha gente cayó al lado mío, y yo no. Me pregunto por qué y no lo sé explicar. Ese misterio de la suerte es parte de la riqueza de nuestra vida”.
“Nuestro papel, cuando escribimos sobre la guerra, consiste en recordar y entender que estamos ante una situación trágica para todos sus participantes. La guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos pierden, todos terminan infelices”.
Ryszard Kapuściński
Introducción
María Giselle, a sus ocho años, huyó de las persecuciones partidistas a finales de abril de 1948 por las montañas del norte del Valle, en compañía de su madre. Se refugió en el municipio de Cartago. Desde entonces su cuerpo y su vida han atravesado múltiples violencias. Ahora es una mujer maciza y cobriza, a punto de cumplir setenta y seis años y no ha conocido un país sin guerras.
Como ella, millones de colombianos han sufrido múltiples violencias durante décadas. Ahora asistimos a un momento crucial de la historia del país, a la mayor posibilidad de poner fin a un conflicto crónico y construir una forma de vida distinta a la que hemos vivido en Colombia. Un niño nacido en 2015 podría tener la oportunidad de llegar a 2100 y vivir en un país sin masacres constantes, sin quema de oleoductos, sin millones de desplazados. Cuando pensamos en el largo plazo, la visión se amplía y comprendemos la importancia de aportar en esta coyuntura histórica. La transición hacia un posible posconflicto plantea oportunidades y desafíos. En el IX Encuentro de Periodismo de Investigación (2016) realizado por Consejo de Redacción en Bogotá, María Teresa Ronderos, directora del Programa de Periodismo Independiente de Open Society Foundation, contó que hoy Colombia es una noticia positiva para el mundo; la comunidad internacional ve con expectativa la posibilidad de poner fin a un conflicto que ha generado cientos de miles de pérdidas humanas, pero a ella le preocupa que dentro ve el país dividido, polarizado entre fuerzas políticas.
Mientras el proceso avanza y supera sus propios desafíos, hoy sabemos que la agenda del posconflicto o posacuerdo podría durar entre diez y quince años. Palabras como paz, memoria, reconciliación y víctimas, repetidas con frecuencia, correrán el riesgo de perder valor y sentido en nuestros lectores. Ante esa posibilidad, podemos preguntarnos:
En ese contexto, en este capítulo queremos sugerir un repertorio de posibilidades para pensar nuestras historias atendiendo cuatro aspectos claves: los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos. Tomaremos como referencias trabajos destacados de periodismo que abordan de forma cuidadosa y creativa los conflictos de sus países.
Los temas
Las reconstrucciones de hechos
| Portada del libro Hiroshima, de John Hersey.Editorial Debolsillo. (Penguin Random House Grupo Editorial)
En agosto de 1946 John Hersey publicó el reportaje Hiroshima, considerado el texto de mayor impacto divulgado en una revista durante el siglo XX. Hersey, quien ya había obtenido un premio Pulitzer, reconstruyó los hechos ocurridos en los días previos y siguientes al lanzamiento de la primera bomba atómica sobre esta ciudad japonesa, donde la explosión mató a más de ochenta mil personas y alrededor de otras ochenta mil murieron en los años siguientes a causa de la radiación expulsada por la bomba. Hersey contó la historia de vida de seis sobrevivientes. La revista New Yorker dedicó a este reportaje toda una edición y se dice que Einstein mandó a comprar los ejemplares ofrecidos en los puestos de revista cercanos a la universidad en la que trabajaba, para que sus alumnos se enteraran del comportamiento del artefacto que ayudó a desarrollar.
Jersey logró retratar con detalle y tacto escenas de cuerpos calcinados y de enfermos que corrían hacia restos de hospitales donde también habían muerto los médicos. Su misión no era fácil, debía narrar para Estados Unidos la voz de las víctimas del país que había sido enemigo en la Segunda Guerra Mundial y cuya confrontación también había causado bajas de soldados norteamericanos.
Su reportaje, sobrio, detallado y bien escrito, anticipa lo que en los años sesenta se conoció como el Nuevo periodismo norteamericano, una ola de piezas de profundidad que practicaron el acompañamiento a la cotidianidad de sus fuentes, el seguimiento a las historias en el mediano y largo plazos, y la inmersión y exploración de formas de narrar.
El hecho periodístico, dijo Julián González (2004), no es una cosa dada por sí misma, es un entramado de voces y discursos. En temas cruciales, de alto debate y confrontación, el multiperspectivismo es un procedimiento potente. Se trata de reconstruir el hecho mediante la conexión de múltiples voces y puntos de vista.
En Colombia muchos hechos deben reconstruirse, el país necesita conocer detalles de cómo se cometieron los falsos positivos, cómo fue posible que un comandante guerrillero del comando Ricardo Franco, disidente de las FARC, ordenara la ejecución de más de cien de sus hombres; cómo escogían los paramilitares las fosas comunes, cómo se convirtió la escombrera de Medellín en un cementerio clandestino, cómo se trasladó el conflicto armado a cárceles como La Modelo de Bogotá, cómo derivaron grupos paramilitares desmovilizados en bandas criminales. La lista es larga y la reconstrucción de hechos siempre ofrecerá horizontes reveladores para la creación de piezas periodísticas.
Las conmemoraciones
En la construcción de la memoria histórica, la verdad y la reparación, las conmemoraciones cumplen una labor importante: disminuyen la pulsión por la violencia, conservan el recuerdo de los hechos conmemorados entre la ciudadanía, reinstalan los temas en la agenda pública y, en ocasiones, generan presión a los organismos judiciales para la presentación de resultados de procesos sin esclarecer o sin condenas.
Un ejemplo significativo de trabajo periodístico conmemorativo es el realizado por el diario La Tercera en Chile, el cual recuerda los sucesos del 11 de septiembre de 1973 en Santiago: el golpe de Estado de la Junta Militar. Este ataque desencadenó en el suicidio del presidente Salvador Allende y en el inicio de una dictadura que permanecería en el poder diecisiete años. El trabajo es una infografía multimedia. Más adelante lo detallamos en la sección de formatos.
Conmemorar significa recordar un acontecimiento histórico. Es necesario seguir recordando e indagando los detalles de la retoma del Palacio de Justicia, los asesinatos de Luis Carlos Galán y Jaime Garzón, las masacres de Bojayá y Tacueyó. Y más allá de los grandes hitos de la violencia ocasionados por el conflicto armado, es necesario que las regiones hagan sus propias conmemoraciones, que recuerden en la ciudadanía los hechos que fueron cruciales para la estabilidad de sus territorios sin que necesariamente hayan alcanzado la agenda nacional.
Las historias particulares
| Portada de La guerra no tiene rostro de mujer,de Svetlana Alexiévich.Editorial Debate (Penguin Random House Grupo Editorial)
El Premio Nobel de Literatura de 2015, otorgado a la periodista Svetlana Alexiévich, puso de relieve la importancia de contar las historias particulares. El trabajo de esta periodista bielorrusa es un gran ejemplo de indagación en profundidad durante periodos de posconflicto. Alexiévich busca testimonios de vidas que sobrevivieron a las guerras y destrabar las memorias individuales que en ocasiones permanecen durante años bajo llave en las memorias de sus protagonistas. Su trabajo es un coro de voces, una pluralidad de miradas, testimonios, experiencias. En La guerra no tiene rostro de mujer busca a cientos de mujeres —indica que casi un millón militaron en las filas del ejército rojo— que combatieron en defensa de la Unión Soviética contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
En este trabajo logra adentrarse en los acontecimientos más traumáticos, agregándole una sensibilidad especial desde la perspectiva de género. En la introducción sostiene:
Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana. En esta guerra no solo sufren las personas, sino la tierra, los pájaros, los árboles. Todos los que habitan este planeta junto a nosotros. Y sufren en silencio, lo cual es aún más terrible.
Pero ¿por qué?, me preguntaba a menudo. ¿Por qué, después de haberse hecho un lugar en el mundo que era del todo masculino, las mujeres no han sido capaces de defender su historia, sus palabras, sus sentimientos? Falta de confianza. Se nos oculta un mundo entero. Su guerra sigue siendo desconocida. (Alexiévich, 2015, p. 14)
Alexiévich considera su labor periodística como la de una retratista incesante y asegura que para lograrlo no basta con una entrevista, es necesario persistir. Usualmente, la entrevista y el testimonio suelen disponerse más como insumos para géneros que integren otros procedimientos de investigación como la crónica, el reportaje y el informe especial. Sin embargo, Alexiévich ha puesto al testimonio en el centro del relato:
Es justo ahí, en la calidez de la voz humana, en el vivo reflejo del pasado, donde se da la alegría original y la invencible tragedia de la existencia. Su caos y su pasión. Su carácter único e inescrutable. En su estado puro, anterior a cualquier tratamiento. (Alexiévich, 2015, p. 19)
Durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Bogotá en 2016, logró entrevistar a mujeres víctimas del conflicto armado en nuestro país. Sin embargo, por la cercanía con las fuentes y el conocimiento estrecho y vivencial con el tema, los periodistas colombianos bien podríamos lograr testimonios tan detallados y persistentes como los que construye Alexiévich.
Los archivos cuentan historias
| Afiche del documental La isla, de Uli Stlezner.
En 2005 una explosión en la ciudad de Guatemala dejó al descubierto el archivo secreto de la Policía nacional con más de ochenta millones de documentos. Guatemala había vivido un conflicto armado interno por más de treinta y seis años que había generado más de doscientos mil muertos y cuarenta y cinco mil desaparecidos. Apenas una década atrás, en 1996, se había firmado un acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas de Guatemala y los movimientos guerrilleros agrupados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Pero la justicia y la verdad no llegaron con la firma del acuerdo. Por ello el documentalista alemán Uli Stlezner encontró en el archivo secreto de la Policía una oportunidad para ayudar a construir la verdad histórica del conflicto.
Acompañó a los peritos encargados de analizar los archivos y encontró fichas de muertos y desaparecidos, también informes de miembros de las Fuerzas Armadas donde relataban los actos de violencia que habían cometido contra la población que acusaban de apoyar a los grupos guerrilleros. Complementó estos hallazgos con las versiones de los familiares de asesinados y desaparecidos. Su trabajo documental, llamado La isla, se estrenó en 2010 en Guatemala y se convirtió en un aporte clave para la construcción de la memoria histórica en el periodo de posconflicto.
Los archivos ayudan a esclarecer los hechos, favorecen la construcción de verdad histórica y, a diferencia de las fuentes vivas, no cambian sus versiones. Sin embargo, las fuentes documentales también deben contrastarse y verificarse. Stlezner dialogó con las víctimas, indagó en sus pasados y buscó las conexiones entre los testimonios y los archivos. Acerca de su forma de abordar a las víctimas, señala con claridad:
Creo que lo más importante en la relación con los participantes/protagonistas —víctimas o no— es el respeto, el verdadero interés en su vida y su historia, la capacidad de ver el otro a la altura del ojo […] Desde un aspecto fundamental de sociedades de posconflicto, con el afán de crear el mejoramiento entre nuestras relaciones y de reparar el tejido social; se trata de eso: abrirse al otro y tratar de ver el mundo desde sus ojos. (Encuentro de Periodismo de Investigación, 2015)
Los procesos son la historia
En la historia de los grupos sociales y las comunidades no existen rupturas súbitas. Al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en 1948, lo precedió un ambiente de hostilidad bipartidista y luchas de poder en los años anteriores. El homicidio de Luis Carlos Galán en 1989 estuvo anticipado por amenazas de muerte y una serie de asesinatos y explosiones urbanas como parte de una guerra del narcotráfico en alianza con otras fuerzas legales e ilegales.
Más allá de los hechos cruciales que son noticia, debemos atender la historia de los procesos. Con la firma del acuerdo se iniciarán varios: procesos de reconstrucciones de proyectos de vida de desplazados, de retorno al campo, de resocialización de combatientes, de reconversión de la economía campesina de la coca, de esclarecimiento de masacres y tomas, de búsqueda y reconocimiento de desaparecidos.
Varios trabajos mencionados en este capítulo son ejemplo de cubrimiento de procesos. Uli Stlezner acompañó el rastreo de los archivos policiales en Guatemala por más de tres años y, luego de publicado su trabajo, continuó acompañando el proceso de construcción de memoria en ese país.
Atender los procesos permite observar y comprender un hecho en tiempos de larga duración. Estos periodos largos posibilitan ver la forma en que se transforman los temas, identificar las fuerzas que generan los cambios, los intereses en juego y las consecuencias de dichos intereses. Gran parte de la posibilidad de que los puntos de La Habana puedan cumplirse, dependerá de una atención vigilante de los medios de comunicación para su verificación y exigencia de cumplimiento efectivo.
Los puntos de vista
La resiliencia, la capacidad de sobreponerse, es la historia
Luego de terminado el conflicto, Colombia podría ser un laboratorio social de superación humana para el mundo. Si durante el conflicto la muerte es la historia periodística, en un posacuerdo la superación de la muerte será esa historia. Existen seres extraordinarios en la cotidianidad de nuestras regiones. Ciudadanos que lograron superar el asesinato de seres queridos, el maltrato físico y psicológico, el abandono estatal, el encierro y encadenamiento. Colombianos que como los guaduales lograron soportar las tempestades del conflicto sin romperse. Resistieron y luego reinventaron sus vidas en medio de las ruinas, forjaron proyectos y asumieron causas de reparación del tejido social. Relatos de sobrevivencia, construcción de sentido de vida, formas de poetización de la existencia, de construcción de razones para seguir viviendo.
Los sobrevivientes de la masacre de Bojayá, Chocó; las mujeres de los montes de María, en los departamentos de Sucre y Bolívar; y los sobrevivientes de Trujillo, Valle, son ejemplos humanos de sobreposición a la adversidad. Portan historias de lucha, resistencia y dignidad que merecen ser contadas. Una de las apuestas más dedicadas de La silla vacía es el Proyecto Rosa, micrositio con dominio propio en internet (http://proyectorosa.com/) destinado exclusivamente a Rosa Amelia Hernández, líder de la restitución de tierras en Córdoba. El sitio cuenta la historia de su vida, la forma en que esta mujer logró extraer de la tragedia la fuerza necesaria para reclamar sus tierras y persistir en la defensa de sus derechos y los de su comunidad. Al tiempo, este proyecto también apunta a visibilizar a los líderes cuyas vidas peligran y a hacer memoria de aquellos que ya fueron asesinados. El Proyecto Rosa es al tiempo una exaltación, un testimonio y una denuncia periodística.
| Portada del sitio Proyecto Rosa. Foto Janca
Los indicios son la historia
Cuando se creía que ya se habían cubierto todos los aspectos de Pinochet y que casi nada quedaba por decir, Cristóbal Peña, en Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet, propuso un abordaje singular. Acompañando a peritos bibliográficos durante el examen de más de 55.000 volúmenes dispuestos en una residencia del dictador, encontró una faceta desconocida de su personalidad. Mediante inspecciones y visitas, conversaciones, análisis de documentos y estudios propios, este periodista logró retratar en esa biblioteca la compulsión de Pinochet por adquirir bienes, así como el desvío de los recursos públicos para su beneficio personal. Buena parte de la compra de libros la hacía con cheques de cuentas bancarias de la Presidencia. A pesar de no cancelar con recursos propios, durante sus compras, Pinochet podía desconocer el valor propuesto por los libreros y, haciendo uso de su poder, solía autoadjudicarse rebajas cuando adquiría obras de gran valor.
Por el volumen de sus libros le habría sido difícil leer una cantidad considerable de ellos, pero a pesar de su pulsión por atesorar, poco le importaban la ficción o la poesía. Sus influencias ideológicas saltaron a la vista: tenía una autobiografía de Francisco Franco, autografiada por su autor, y su obsesión por adquirir libros de Napoleón Bonaparte era compulsiva.
A través de una biblioteca, Cristóbal Peña logró retratar una escenografía del poder que marcó la historia de Chile. El rastreo de indicios es una rica fuente para crear historias cuando no se tiene un conocimiento directo de los hechos. En Colombia la hacienda Nápoles, hoy convertida en parque temático, ha permitido comprender la dimensión del poder más fuerte durante la violencia del narcotráfico y el sicariato. En los indicios hay buenas historias periodísticas que aún están por contarse.
Los rastreadores de la historia son la historia
Un equipo inexperto de universitarios argentinos decidió atender el llamado de Clyde Snow, antropólogo forense que llegó a Argentina invitado por las Madres de la Plaza de Mayo para acompañar algunas exhumaciones de cadáveres. Eran los cuerpos de ciudadanos ejecutados durante la última dictadura que vivió este país entre 1976 y 1983. Miles de personas fueron enterradas como NN en tumbas clandestinas. Este es el origen del Equipo Argentino de Antropología Forense, grupo de investigadores que ha identificado por lo menos trescientos cuerpos de ciudadanos desaparecidos, para ayudar a la construcción de la verdad y la elaboración del duelo de los familiares de las víctimas.
Estos investigadores, que apenas eran unos chicos escépticos en los años ochenta, han logrado compartir sus experiencias en procesos de países como Bosnia, Kosovo y Haití. Entre los cuerpos identificados en Latinoamérica se encuentran los de Marcelo Gelman, el hijo del poeta Juan Gelman, y el Che Guevara. El rastro en los huesos es el nombre del reportaje en el que Leila Guerriero, notable narradora continental, logra contar una historia inspiradora en medio de cráneos, vértebras y fémures. Su relato articula las historias de vida de jóvenes que comprendieron el valor de sus hallazgos y decidieron pasar buena parte de sus vidas en cementerios clandestinos para aportar a la memoria de su país.
Luego de firmado el acuerdo de paz, Colombia se verá en la tarea de rastrear sus muertos y se calcula que solo en La Escombrera, comuna 13 de Medellín, podrían encontrarse los restos de más de trescientos cadáveres descuartizados. Los rastreadores de historias son la historia.
Los contextos de los actores del conflicto son historia
María Deisy Quistial fue una niña indígena campesina que vivía con su familia en las montañas cerca de Mondomo, Cauca. Su familia, como las demás de la comunidad indígena, era terrajera, no tenía escrituras legales sobre el territorio, la tierra que trabajaba era propiedad de un terrateniente a quien los indígenas debían pagar un alquiler por su uso. María Deisy creció en medio de persecuciones para desplazarlos. Sus cosechas eran quemadas, sus vecinos fueron asesinados. Para evitar correr la misma suerte, ella y su familia terminaron viviendo en el monte. Los indígenas se organizaron para recuperar los territorios, tenían enfrentamientos con hombres armados contratados por terratenientes y con la fuerza pública. Los padres de María Deisy con frecuencia eran encarcelados durante semanas. En la última captura fueron condenados a tres años de prisión, y María Deisy debió irse a trabajar a casas de familia para sobrevivir.
La niña cumplía quince años cuando se enteró de que se había conformado un grupo armado indígena para proteger las veredas de la comunidad. En contra de la voluntad de su madre se unió al grupo. Era el movimiento guerrillero Manuel Quintín Lame que en 1984 realizó la toma de Santander de Quilichao.
María Deisy vivió en persona la experiencia de la guerra y vio cómo sus líderes debían resistir las presiones de las otras guerrillas para adherirlos. Varios de sus compañeros participaron con otros grupos armados y fueron puestos como carne de cañón en los enfrentamientos. María Deisy vivió de cerca el ajusticiamiento de por lo menos cien hombres del movimiento guerrillero Ricardo Franco a manos de su propio líder, por sospechas de infiltración.
La guerrilla del Quintín Lame entregó sus armas en 1991 y durante su desmovilización defendió el reconocimiento de los pueblos indígenas en la Constitución Política. María Deisy volvió al campo y asumió las incertidumbres de una nueva vida. Hoy es una campesina que ordeña vacas y trabaja para que su hija, Eliseth Peña, termine la carrera universitaria de periodismo. Fue esta quien, durante una jornada de capacitación organizada por CdR, escribió el artículo Volver a la tierra, en donde logra mostrar un contexto humano que ayuda a comprender la historia de este movimiento. Indagar los contextos, retratarlos, narrarlos, es una labor valiosa para favorecer la comprensión de nuestras violencias. Los contextos son una rica fuente de historias.
El género en la guerra es historia
| Portada del libro Las mujeres en la guerra,de Patricia Lara.Editorial Grupo Planeta.
¿Qué papel han tenido las mujeres en la guerra? Esta pregunta se la hizo la periodista Patricia Lara. Para responderla, indagó en el testimonio de mujeres vinculadas de diversas formas con el conflicto armado: una exguerrillera que militó en el ELN y el M-19, una comandante de las FARC, una paramilitar, la viuda de un líder de izquierda, otra viuda de un teniente del Ejército, la madre de un soldado secuestrado, una exsecuestrada, una desplazada y la mamá de tres guerrilleros. El resultado son miradas entrecruzadas sobre el conflicto, voces e historias de vida que retratan la sensibilidad femenina en medio de la atrocidad de la violencia y aportan otros matices para conocer la dimensión humana de la guerra.
Este tipo de abordajes demuestran que los ejércitos comparten más aspectos comunes que los que usualmente logramos mostrar. Otro ejemplo notable es el trabajo ya mencionado de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. Es su perspectiva de género la que le otorga una sensibilidad especial al relato y las experiencias del conflicto.
Indagaciones transversales como estas también pueden hacerse sobre la infancia y la adolescencia, las estructuras familiares y regionales. ¿De qué forma se han transformado las familias de nuestro municipio por el conflicto armado?, ¿qué papel han desempeñado los niños en la guerra?, ¿qué aspectos de su vinculación al conflicto aún se desconocen?
Géneros para contar el posconflicto
Existen diversos géneros y formatos que podemos aprovechar para contar el posconflicto. Los géneros son modos de organización de la información, saberes operativos, prácticos. En ellos aplicamos modelos de escritura y organización del material. Existen lectores amantes de las crónicas, de los reportajes de investigación, de las entrevistas en profundidad. Los géneros crean comunidades lectoras. Por su parte, los formatos definen tamaños y formas de combinar y disponer los géneros, precisan sus usos. Tenemos, por ejemplo, que la noticia es un género informativo que busca expresar con precisión, concisión y claridad. Minuto60 es un formato empleado en La W, mediante el cual un periodista lee la mayor cantidad de noticias en sesenta segundos.
Los géneros y los formatos operan asociados. Sobre los géneros, más allá de detenernos en definiciones exactas, podemos distinguir sus criterios de eficacia. Veamos algunos.
Géneros expositivos, de referencia
Son textos donde la eficacia y la calidad están puestas en el rigor, la precisión y la profundidad para decir la información. Se trata de reducir posibles devaneos poéticos y lograr exposiciones detalladas, explicaciones finas y argumentadas de los sucesos.
Noticia: tradicionalmente se identifican cinco características básicas de una noticia: actualidad, novedad, veracidad, periodicidad e interés público. En ella no es necesario que prime una forma expresiva del autor, imperan la concisión y la claridad informativa. Bajo estos criterios, el posacuerdo será una fuente permanente de noticias.
Reportaje: es un abordaje de profundidad, que trasciende la información escueta de la noticia y procura una interpretación de los hechos. Se caracteriza por incorporar diversos métodos de investigación en su producción —entrevistas, inspecciones, documentos— y ofrecer conexiones y hallazgos sugerentes para la comprensión de los temas.
Informe especial: es una presentación informativa rigurosa, que tiene como propósito ofrecer una pieza o un conjunto de piezas que ayuden a comprender en profundidad un hecho. Un informe especial sobre un proceso de restitución de tierras puede estar integrado por un reportaje acerca de la historia de los predios restituidos, entrevistas con los desplazados que retornan al campo e infografías que sitúen visualmente el área de la restitución.
Géneros expresivos y testimoniales
Son piezas periodísticas de subjetividad. Los lectores llegan a ellos con el deseo de conocer una experiencia subjetiva intensa: historias de vida, perfiles de personajes que participaron de hechos importantes del conflicto, narraciones en primera persona, perspectivas particulares de los hechos colectivos. Retratos y encuentros significativos con la condición humana.
Crónica: es un relato interpretativo y valorativo que trasciende la inmediatez de los hechos y aborda con especial atención el manejo del tiempo en la historia. En la crónica cobra valor la fuerza expresiva del periodista, su forma particular de acercarse al tema y convertirlo en experiencia sensible ante el lector.
Testimonio: es un relato generalmente contado en primera persona por el entrevistado desde su perspectiva de testigo de un hecho, participante de una experiencia de vida significativa, de interés público. Su extensión varía según las posibilidades del medio en que se publica, la complejidad de la historia y el interés del periodista por desplegar a sus lectores la historia.
Relato coral: es la unión de múltiples testimonios, una historia contada a manera de coro por muchas voces y perspectivas. La guerra no tiene rostro de mujer y Voces de Chernobil son relatos corales de la premio nobel Svetlana Alexiévich. En estos trabajos, cientos de testimonios son dispuestos por la periodista para contar las consecuencias de la radiación en Bielorrusia y la experiencia femenina en la guerra entre la Unión Soviética y Alemania.
Perfil: más intenso que una entrevista y menos ambicioso que una biografía, el perfil es una indagación en profundidad sobre una fuente acerca de la historia de su vida. Busca retratar un personaje, ponerlo en el centro de la historia periodística, desde una perspectiva particular: la relación con el poder, el dominio de un arte, la condición sobreviviente de un hecho trágico, son algunas de estas perspectivas.
Géneros dialógicos apelativos
En estos géneros la fuerza reside en la calidad del diálogo y la interacción entre el periodista y sus entrevistados. Prima el intercambio inteligente de ideas, la contraposición documentada y la conversación en profundidad que permita revelar al público aspectos desconocidos del entrevistado o de los participantes del debate.
Entrevista: es una conversación profunda entre el periodista y su fuente; generalmente la antecede un proceso de documentación sobre el tema y la organización de preguntas y tópicos a través de un temario. Antes de realizar la entrevista, como periodistas debemos precisar con claridad cuál es nuestro problema —comprender un hecho, conocer una situación, acceder a una versión particular de una historia— y qué objetivo debemos alcanzar con la entrevista: lograr una revelación del entrevistado, alcanzar una exposición detallada sobre un tema, llevar al entrevistado a realizar una denuncia, obtener información clave para el avance de una investigación, etcétera. Es necesario conversar el conflicto.
Debate: es un género de contraposición por excelencia. De un debate pueden participar varias personas y en él prima la defensa argumentada de puntos de vista. El periodista opera como moderador y procura crear condiciones equitativas para que los participantes puedan acceder en igualdad de condiciones a los turnos y tiempos para exponer sus ideas. Es necesario debatir el conflicto, analizar sus causas, sus efectos, pensar las mejores formas para hacer las transiciones hacia modos pacíficos de resolución de las diferencias.
Los formatos
Infografía multimedia
Para conmemorar los cuarenta años del golpe militar en Chile, el diario La Tercera desarrolló un potente trabajo de infografía multimedia. Fue coordinado por Mariana Santos, quien trabajó como diseñadora de animaciones e interactivos en The Guardian, fue becaria del International Center For Journalists Knight y ahora se desempeña en Univisión como directora de interactividad y animación.
El trabajo recrea los momentos decisivos del bombardeo a la Casa de la Moneda. Para ello incorpora audios, fotografías, fragmentos de video e ilustraciones de Allende, Pinochet y los líderes militares que coordinaron el ataque. El registro sonoro favorece la inmersión en las ilustraciones. Mediante maquetas ilustradas, los cibernautas podemos ver la forma en que los aviones Hawker Hunter se posicionan frente a la casa presidencial y lanzan proyectiles hasta hacerla arder. El resultado es un trabajo intenso que recrea, desde múltiples perspectivas, los detalles del bombardeo mediante una experiencia multimedia y sobre todo gráfica, muy eficaz. El resultado simula una novela gráfica digital y trasciende las formas convencionales de contar historias periodísticas.
| Ilustraciones del proyecto periodístico Golpe Militar 40 años de La Tercera (Copesa S.A)
Este trabajo obtuvo el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría de Infografía y se puede consultar en la siguiente dirección http://11septiembre1973.latercera.com/es/.
Desarrollos como estos requieren la conformación de equipos de trabajo integrados por periodistas, diseñadores y programadores. Sin duda, las nuevas salas de redacción están fortaleciendo el intercambio de conocimientos entre profesionales para el desarrollo de piezas periodísticas innovadoras.
Foto-ensayo y foto-reportaje
En 2015 Jesús Abad Colorado publicó su libro de fotografías Mirar de la vida profunda. Hijo de una familia campesina desplazada a Medellín en agosto de 1960, durante más de veinticinco años Abad Colorado consolidó un trabajo como reportero gráfico de El Colombiano y posteriormente como fotoperiodista independiente. Por su relación con el conflicto se ha distinguido como un testigo de excepción de la guerra y en su obra presta especial atención a las víctimas.
| Portada del libro Jesús Abad Colorado, Mirar la vida profunda. Paralelo 10
El trabajo es un foto-ensayo publicado en un libro de gran formato con 220 páginas de contenido. En ellas, el periodista organiza las imágenes por temas: las formaciones militares, las creencias religiosas, la infancia armada, las mascotas, las capuchas, las selvas, los grafitis de la violencia, las comunidades indígenas, los desplazamientos, las poblaciones negras y campesinas, los entierros de víctimas, el dolor, las escuelas destruidas, las trincheras, los bosques arrasados y las movilizaciones por la paz. De este modo, muestra múltiples caras del conflicto armado, retrata la fragilidad humana y el poder destructivo de la guerra. Un aporte valioso a la memoria histórica.
| Portada del libro Violentología, de Stephen Ferry.Editorial Icono.
Un trabajo semejante realizó en 2012 el periodista norteamericano Stephen Ferry. Su trabajo Violentología (http://violentologia.com/blog/) es un ensayo fotográfico publicado en formato tabloide e impreso en las máquinas rotativas de El Espectador, medio que sufrió la violencia del narcotráfico en los años ochenta. De niño, Stephen observaba las imágenes de la guerra en Vietnam que publicaba la revista Life y se interesó por dar cuenta de este tipo de violencia. En Colombia se motivó a publicar una selección de imágenes del conflicto, fotos históricas y de su propia autoría. Con ellas traza una línea gráfica de la guerra, que parte desde la violencia partidista de los años cincuenta, muestra a líderes paramilitares y guerrilleros, exhumaciones de cadáveres, entrenamientos militares, voladuras de oleoductos y retenes armados. También registra a las víctimas y a sus familiares.
Durante más de sesenta y cinco años Colombia ha vivido múltiples actos de violencia, de los cuales aún existen registros gráficos y documentales por conocer. Es deseable que los medios periodísticos apuesten por recuperar y difundir sus archivos en formatos de larga duración y trascendencia, como libros y especiales digitales. Como se aprecia en los trabajos de Jesús Abad y Stephen Ferry, los reportajes gráficos del día a día van constituyendo una memoria histórica que en un periodo de posconflicto podrán recuperarse mediante ensayos fotográficos y compilaciones especiales de memoria.
Ficha biográfica
El 11 de marzo de 2004 España vivió un ataque múltiple de células yihadistas de Al Qaeda. Diez bombas explotaron casi de forma simultánea en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid. Como consecuencia del ataque, murieron 191 personas y 1.857 resultaron heridas. Para conmemorar el décimo aniversario de este hecho, conocido como el 11 M, el diario El País de España desarrolló un especial multimedia. Incluyó un documental explicativo, una cronología de los hechos, una infografía que situaba las zonas de las explosiones, los perfiles de los yihadistas y las características de los explosivos; además de una visualización con recuerdos de los sobrevivientes. Sin embargo, el contenido más impactante es el conjunto de fichas biográficas de los 191 muertos que dejó el atentado (http://elpais.com/especiales/2014/aniversario-11-m/vidas-rotas/). A través de ellas podemos tener un conocimiento casi pormenorizado de la tragedia. Allí las víctimas cobran vida, conocemos sus nombres, edades, ocupaciones, sus pasiones y sueños. A través de esta sección comprendemos la dimensión humana del atentado.
Las fichas biográficas se están empezando a usar con fuerza en el periodismo web. Medios como La Silla Vacía y Poderopedia crean fichas biográficas para mapear las redes del poder y establecer vínculos entre personas tomadoras de decisiones que afectan el interés público.
Las fichas biográficas, al centrarse en el perfil de una persona, ofrecen contenidos con mayor vigencia temporal. Durante el cubrimiento del posconflicto podríamos recurrir a las fichas de múltiples formas: para presentar a los dueños de las tierras en las regiones, para dar a conocer los perfiles de los candidatos a las circunscripciones especiales que aspirarán a cupos en la Cámara de Representantes, para registrar con detalle a las víctimas de los ataques armados y favorecer la búsqueda de los desaparecidos del conflicto.
Un escenario hipotético: Investigar a partir de preguntas
En el Encuentro de Periodismo de Investigación, María Teresa Ronderos recomendó verificar el cumplimiento de los puntos pactados. Propuso tomar cada punto de La Habana y abrir líneas de investigación en profundidad que permitan verificar su implementación. Entre los temas que propone está hacer un inventario territorial en los municipios afectados por la guerra para conocer cuál es el estado legal de la tierra, mapear el catastro e identificar a los terratenientes. También propone hacer una radiografía de los políticos en cada región, identificar sus redes de poder, sus votantes, intereses y financiadores, para, una vez puestos en marcha los acuerdos, analizar si realmente cambia la repartición del poder y se favorece la equidad.
Podemos atender el llamado de María Teresa y ampliar su propuesta a los puntos del acuerdo. Las preguntas de los siguientes apartados pueden derivar en temas de investigación.
Acerca del desarrollo agrario
Acerca de la participación política
Los antecedentes del genocidio a los integrantes de la Unión Patriótica, las denuncias de persecuciones y amenazas a integrantes de Marcha Patriótica y el surgimiento de bandas criminales emergentes conformadas por antiguos paramilitares, hacen de este punto uno muy sensible en su implementación. Algunas preguntas pueden ayudarnos a desarrollar temas:
Acerca de la solución al problema de las drogas ilícitas
Muchas preguntas surgen en este punto relacionadas con la separación de la guerra contra el tráfico y la atención médica de los consumidores, pero sobre todo, el apoyo a los campesinos cocaleros y la promoción y el estímulo de actividades sustitutas. Algunas preguntas claves pueden ser:
Acerca de las víctimas
Este es otro punto sensible del acuerdo, pues su implementación afecta de forma directa miles de vidas humanas. En países como Argentina y Chile, varias décadas después de terminados sus conflictos, los procesos de esclarecimiento de la verdad y la reparación a las víctimas siguen vigentes en la agenda pública. Para abordar este punto, algunas preguntas recomendadas son:
Estas son solo algunas preguntas que nos permitirán acompañar la implementación de los puntos acordados en La Habana en el mediano y largo plazos. Observen que son preguntas abiertas, cuyas respuestas nos arrojarán matices, pondrán de relieve debilidades y amenazas del proceso. También será importante identificar las oportunidades, los casos modelo, las fortalezas y los logros paulatinos en nuestras regiones.
El cubrimiento periodístico del Posacuerdo requerirá un periodista comprometido con su sociedad y que reflexione permanentemente sobre la naturaleza de su oficio, el impacto de su trabajo y el valor del momento histórico que vive el país. Esta época implicará un abordaje creativo y dinámico de la realidad. Para lograr un cubrimiento riguroso y variado, atender con diversidad los temas, los puntos de vista, los géneros y los formatos constituye una estrategia clave para expandir el repertorio de posibilidades para contar e interpretar.
Son parte de un horizonte posible de temas las reconstrucciones de hechos, las conmemoraciones históricas, las historias particulares, los archivos y los procesos. En este capítulo hemos visto cómo cada uno de estos cuenta historias. Por su parte, podemos enriquecer nuestros puntos de vista atendiendo la resiliencia o capacidad de las víctimas para sobreponerse a sus conflictos, leyendo los indicios de los hechos, encontrando a los rastreadores de las historias, conociendo los contextos y detallando perspectivas como las de género, etnia y edad. Dichas perspectivas podrán encontrar en géneros periodísticos expositivos, expresivos o dialógicos, grandes posibilidades de expresión y profundización.
El reportaje, la crónica, el testimonio, la entrevista, el relato coral, la noticia, el perfil y el informe especial, a su vez encuentran en formatos como la infografía multimedia, el foto-rreportaje, el fotoensayo y la ficha biográfica, potentes posibilidades para dar cuenta del presente y pasado del país. Contar la complejidad de una nación como Colombia no será fácil, pero hoy disponemos de un legado de trabajos inspiradores, memorables y de un conjunto de lenguajes y sensibilidades que podrán favorecer este oficio apasionante. Todo está por contar.