El tráfico ilegal de vida silvestre es uno de los mercados ilícitos más lucrativos del mundo. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, esta actividad mueve entre 7.000 y 23.000 millones de dólares al año. Los reptiles están entre los grupos de fauna más afectados por este flagelo, por ejemplo, el Informe mundial sobre delitos contra la vida silvestre 2024, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) revela que el 4 % de todas las incautaciones de flora y fauna que se realizaron en el mundo corresponden a tortugas.
A medida que se avanza en estrategias para enfrentar el tráfico de vida silvestre, el mercado ilegal se vuelve más escurridizo y se mimetiza, incluso entre la legalidad. En este especial periodístico se analizan tres historias de tráfico transnacional de tortugas matamata (Chelus fimbriata y Chelus orinocensis) y charapa (Podocnemis unifilis) que involucran a Colombia, Perú y Ecuador.
El primer reportaje narra los tres posibles destinos que les esperan a las tortugas matamata que son extraídas ilegalmente de la cuenca del río Orinoco en Colombia. El primer caso es el de las tortugas que son extraídas de su hábitat natural, luego transportadas hasta la ciudad colombiana de Leticia y de ahí son movilizadas vía fluvial, en una zona de escasos controles, hasta la ciudad de Iquitos en Perú. Una vez en territorio peruano, son blanqueadas y exportadas legalmente a mercados europeos, asiáticos y estadounidenses. El segundo caso es el de aquellas que mueren en el transcurso de ese viaje de ilegalidad y, finalmente, el caso de la tortuga que aún permanece quieta y sigilosa en el lecho del río, pero desafiando cada día la posibilidad de ser capturada.
El segundo reportaje ilustra cómo los zoocriaderos de Loreto, en Perú, se han convertido en el escenario ideal de los traficantes para legalizar las tortugas matamata que fueron extraídas de las selvas peruanas, pero también de países vecinos como Colombia. Desde el 2000, el Perú ha exportado más de 99.000 matamata y su comercialización se ha multiplicado en los últimos 10 años debido a una normativa permisiva.
En Ecuador, la historia de la matamata se repite con la tortuga charapa. En las provincias amazónicas son codiciadas por su carne y sus huevos, pero en el resto de regiones del país, son demandadas como mascotas. Las charapas además se enfrentan a cazadores y pescadores peruanos que ingresan a territorio ecuatoriano en busca de estos reptiles, para también “legalizarlas” con papeles falsos y exportarlas a países asiáticos.