Este delito en el que Colombia, tristemente, lidera las estadísticas latinoamericanas, es tan doloroso que muchas veces la labor periodística se queda corta. Es necesario preguntarse si en estos casos, la ética se extiende más allá del oficio y, como periodistas, no solo basta saberse las leyes y derechos de las personas ante una desaparición sino, también, orientarlas, dándole claridad sobre los mecanismos a la mano para realizar su búsqueda.
¿Cómo podemos ayudar?
Brindar asesoría primaria a las víctimas: Luego de que la familia y seres queridos de la víctima sufran por este delito, muchas veces no saben a quién acudir o cómo hacer el respectivo denuncio. En este caso la labor del periodista debe ir más allá que la reportería, debe suministrar los teléfonos de las entidades encargadas de la búsqueda y sugerirle los sitios dónde puede empezar a preguntar por su ser querido (hospitales, casas de amigos y demás).
Ya en la reportería, mientras el periodista construye la nota, también puede acompañar al familiar a poner las denuncias (y de paso constatar si las autoridades conocen las normas y responden adecuadamente ante la situación).
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Desenmascarar los mitos alrededor: los familiares no tiene que esperar 72 horas luego de la desaparición de su ser querido para hacer el respectivo reporte. Aunque este mito se ha extendido en varios funcionarios públicos, es misión del periodismo desmentir estos fantasmas sociales. Muchas veces, a los familiares de la víctima la ponen a correr de una institución a otra; de la Policía a la Personería, de allí a Medicina Legal y luego a la Fiscalía, todas estas instituciones están facultadas para recibir denuncias por desaparición. “El periodista debe cuestionar a las autoridades sobre ese desconocimiento de la ruta de atención a las familias víctimas de la desaparición”, recomienda Ana María Saavedra.
Dejar constancia pública: la publicación de una historia sobre desaparición forzada en un medio no solo puede dejar pruebas que ayuden a las autoridades con la búsqueda sino que, a la vez, puede convertirse en un insumo importante en procesos de indemnización.
La delgada línea entre la ética profesional y la personalidad del periodista
En el trabajo de reportería, hasta el mejor periodista puede caer en el error de sesgar la nota con su visión sobre los hechos o sobre el contexto. Estas son algunas preguntas que debe hacerse el periodista cuando cubre este tipo de historias para no cometer ese error ético.
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¿Y, quién piensa en el periodista?
Al hacer el trabajo de reportería, el periodista puede verse afectado por las historias que escucha. El desgaste emocional de investigar la desaparición, es un peso con el que muchos periodistas pueden caer en estrés o depresión. Por eso te dejamos estos consejos para mantener la fuerza emocional durante y después del cubrimiento.
Conoce el ABC para entrevistar a familiares de víctimas de desaparición forzada por Constanza Bruno