El Carare, ubicado en el departamento de Santander, era una región indígena y estuvo aislada del resto del país por casi 300 años debido a que los indígenas se resistieron y las autoridades coloniales no se ponían de acuerdo para dirigir esta zona. En el siglo XIX y comienzos del XX llegaron grupos de personas al Carare interesados en los recursos naturales de la región. Por otra parte, se termina la carretera del Carare que facilita la presencia de nuevas personas que poco a poco empiezan a poblar la zona.
Las familias que habitan la zona dominada por la ATCC poseen terrenos entre 20 y 100 hectáreas donde se ocupan de ganadería, agricultura y trabajo con madera. En los años 60, grupos alzados en armas como el ELN y las FARC llegaron al Carare; tenían como objetivo realizar reuniones donde resolvían conflictos y repartían terrenos. Sin embargo, cometían actos ilícitos, extorsionaban comerciantes. Las FARC se quedan en el territorio extendiéndose por la zona.
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En los años 70, la violencia y el miedo, con la población civil en medio del fuego cruzado entre ejército y guerrilla, además de la “carnetización”, la instalación de bases, el control de alimentos y el llamado “sapeo”, hicieron del Carare una zona insegura y llena de terror.
Para la década de los 80, la situación no mejoró, surgió el grupo MAS (Muerte a Secuestradores) quienes trabajaban en conjunto con el ejército. La población campesina no tenía elección ya que el mismo ejército ponía al MAS como ejemplo de patriotismo y valentía, quienes le impusieron a la población “unirse al ejército, irse de la zona, o morir”.
Los campesinos le argumentan a la guerrilla y a los paramilitares que la guerra los estaba perjudicando. Entonces plantean una posición independiente y les proponen a estos grupos alzados en armas, el diálogo, la denuncia pública, la solución de conflictos. De esta forma, los líderes de la organización y los involucrados negocian los conflictos y llegan a acuerdos escritos.
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Se ratifica el proceso con el nombre de CARARE – ATCC “Asociación de Trabajadores Campesinos Del Carare”. La primera directiva, liderada por Josué Vargas Mateus, diseñó un plan de desarrollo para la zona de influencia de la Asociación, sin embargo, el 26 de febrero de 1990, en un establecimiento público Josué Vargas, Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas, líderes dirigentes de CARARE – ATCC, fueron asesinados a sangre fría por sicarios.
Estos hechos violentos no pararon a la ATCC. Se enfrentaron a nuevos obstáculos y en conjunto con la comunidad buscaron alternativas para dialogar y así lograr la paz y el desarrollo en el Carare.
Es importante resaltar el trabajo de la ATCC, que se encuentra relatado por sus propios actores en esta cartilla, donde se muestra el sentido humanitario, la solidaridad, y la disposición de los habitantes del Carare. Así se convierten en un ejemplo de reconciliación donde ellos mismos destacan cuatro grandes enseñanzas de su historia: “cómo construir la comunicación y el diálogo entre personas y grupos que piensan distinto, la importancia y magnitud de este desafío; la comunicación humana y el diálogo como garantes de la paz, el ejemplo que constituye lo que ha hecho la ATCC; la importancia de que toda nueva filosofía social y política surja de la práctica cotidiana de las mismas comunidades, como condición necesaria para la construcción de una verdadera democracia; y sobre el nuevo papel que les corresponde a los políticos y los intelectuales en el nuevo contexto filosófico-político que la ATCC ha inaugurado”.
Consulta la cartilla Una historia de paz para contar, recontar y no olvidar