El asesinato de los 12 funcionarios judiciales en Simacota conocido como la masacre de La Rochela, la bomba a Vanguardia el 16 de octubre, los hechos que sucedieron en Hoyo Malo en San Vicente de Chucurí y la historia de violencia del ELN, la Mano Negra y otros actores armados en Santander son los que se destacan en esta investigación periodística que le pone la lupa a la violencia que se vivió en 1989 en esa región: 1989, el año en que la violencia casi derrota a Colombia.
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Mientras la historia centra sus ojos en lo que en ese año sucedió con el avión de Avianca, la bomba al DAS, al Espectador, la muerte de Luis Carlos Galán, entre otros, Vanguardia le apuesta a recopilar estos hechos, con herramientas multimedia, en un calendario donde se reseña cada historia de violencia nacional, y narra, en reportajes con videos y galerías, lo ocurrido en Santander, esto, apuntando a hacer memoria histórica del departamento.
259 atentados, 23.441 homicidios y 781 secuestros son algunas de las cifras nacionales con las que en esta investigación se argumenta el porqué 1989 fue un año violento, cifras que aterrizadas a Santander arrojan 972 homicidios, 68 secuestros y 7 masacres, todo para el mismo año.
El año 1989 fue el resultado de la violencia acumulada durante más de cuatro décadas, tras El Bogotazo. Mientras las guerrillas se encontraban consolidadas en diferentes zonas del país donde no había presencia estatal, los grupos de autodefensas se venían fortaleciendo desde su nacimiento en Puerto Boyacá y se disponían a tomarse los territorios dominados por la insurgencia.
Fragmento de la investigación.
Así se hizo la investigación
– Realizaron un registro histórico de todos los periódicos de Vanguardia de 1989.
– Leyeron, archivaron y organizaron en una base de datos las noticias relacionadas con conflicto armado, narcotráfico, limpieza social, violencia y terrorismo.
– Seleccionaron de 20 a 25 historias a nivel nacional y 15 regionales.
– Delimitaron con cuáles historias iban a hacer videos, cuáles reportajes y cuáles las galerías de imágenes, dependiendo el tema y los recursos disponibles.
– Dividieron el trabajo para la reportería en campo, en los viajes hicieron entrevistas y videos.
– Realizaron el montaje audiovisual.
Las cifras de la violencia, la reseña de los hechos que sucedieron durante el año, el calendario multimedia y un reportaje del análisis en retrospectiva de lo que pasó, donde se destacan el Acuerdo de Paz con el M-19, las movilizaciones de la Séptima Papeleta y la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente son las secciones en las que se divide el especial que además de exponer los hechos muestra el análisis de expertos y el testimonio de los sobrevivientes respondiendo a una pregunta: cómo desde ahora ven lo que pasó hace 30 años.
Consejo de Redacción habló con Juan Carlos Chio, uno de los periodistas de esta investigación y esto fue lo que nos contó:
¿Por qué volver a investigar sobre la violencia y por qué, específicamente, sobre lo que pasó en este año?
Porque volver a tratar el tema es un poco tocar la realidad del país y es algo que en el periódico entendemos. Estamos en un momento posterior al Acuerdo de Paz y hay cosas que no se han contado que además pueden ayudar en la construcción colectiva de la memoria histórica.
Somos una sociedad que está acostumbrada a recibir frecuentemente noticias de violencia, pero por esa misma frecuencia en que se han dado las noticias hemos normalizado esta situación. Desde Vanguardia entendimos que como medio regional teníamos una deuda con nuestros lectores frente a contar la memoria histórica, de ahí la iniciativa de volver a retomar estos temas, y narrar lo que pasó.
Este ejercicio de memoria histórica no es solamente contarle a la gente qué fue lo que pasó, porque eso es lo más fácil, sino cuáles fueron las consecuencias. ¿Cómo están?, ¿cómo sobrevivieron?, ¿cómo les cambió la vida?, la idea es entender que lo que pasó no fue un hecho aislado sino que tiene consecuencias en el futuro.
De Santander se dice que es el departamento más seguro, que ya no hay conflicto armado, entonces nos convencimos de esto cuando hace solo dos décadas fuimos uno de los departamentos más violentos. Se podría decir que el cubrimiento de estos hechos fue superficial e hizo que la gente olvidara el impacto de la violencia en el departamento.
Muchas personas no recuerdan que en Santander nació el Ejército de Liberación Nacional, ELN, y que la gran mayoría de los hechos violentos de este grupo armado se dieron en el Magdalena Medio, la gente no recuerda que en el Magdalena Medio nacieron los paramilitares, que aunque no fue propiamente en Santander, sí es una zona muy cercana. Era necesario para nuestros lectores volver a recordar, empezamos con 1989, pero la idea es seguir con otros temas relacionados.
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¿Cuál fue la dificultad al investigar sobre hechos que pasaron hace años y que, en algunos casos, aún no avanzan sus investigaciones judiciales?
El registro que hay sobre estos hechos no es muy completo, entonces fue complicado conseguir información sobre ciertos temas, por ejemplo, nos costó mucho trabajo con el tema del ELN porque el cubrimiento que se hacía con el tema de violencia era basado en información que venía de fuentes oficiales, la mayoría de veces con una sola fuente, no había cubrimiento con los afectados.
Fue difícil encontrar víctimas, que supiéramos, fueron afectadas por la violencia del ELN. En ese caso nos ayudamos de organizaciones que han venido trabajando en el tema. Tuvimos la suerte de que en la masacre de La Rochela hay buen registro y sabíamos lo que había pasado: conocíamos que el Estado fue condenado en ese caso y que habían víctimas identificadas y sobrevivientes, sin embargo, fue complejo acceder a ellos.
En el caso de La Rochela fuimos hasta el lugar, las personas de los corregimientos nos contaron cómo fue la situación, cómo la vivieron ellos y nos ayudaron a contextualizar la situación de muchas cosas que en su momento nosotros no sabíamos, teníamos huecos de la historia e igual pasó con el caso de la bomba de Vanguardia.
100 años de Vanguardia
El pasado 1 de septiembre este periódico regional cumplió 100 años desde que publicó su primer ejemplar, de esto, Juan Carlos Chio nos dijo: Los 100 años de Vanguardia sirvió como excusa para decir queremos sobrevivir o seguir vigentes 100 años más. Como periodistas nos incentivó a fortalecer el proceso de transición hacia lo digital, a crear nuevos contenidos que le den prioridad a los especiales multimedia, a tener una nueva imagen, cambiar el nombre y apuntarle a nuevos propósitos desde el periodismo como la memoria histórica. Buscamos reactivar y transformarnos para poder enfrentar los retos del siglo XXI.
Desde tu vivencia y lo que has escuchado como periodista del medio, cómo la bomba ha cambiado la historia de Vanguardia?
Es curioso porque con el tema de los 100 años volvimos a recordar muchas cosas del ADN del periódico. Vanguardia fue un periódico que luchó contra la adversidad, en los primeros años la censura de los Conservadores con la iglesia católica, el ataque del 53 en el que incendiaron las instalaciones, entre otros.
Entonces, la principal lección que nos dan es que sí fue durísimo el ataque que hubo porque quedó destruido el edificio, pero eso ayudó para hacer un alto en el camino y que los periodistas que estaban en ese momento hicieran un proceso de autoreflexión. Ahí la decisión fue: aquí estamos y seguimos adelante, esto no nos va a vencer.
¿Por qué el formato multimedia para narrar esta investigación?
Era la mejor forma de contarlo. Desde el comienzo teníamos claro que iba a ser algo multimedia, porque de hecho la investigación partió con la idea de que íbamos a hacer el calendario, ya que cuando hicimos el barrido de los hechos históricos y lo primero que dijimos fue deberíamos poner un calendario donde la gente busque y pueda ver una reseña de lo que pasó.
Esto por un lado porque es como un homenaje a las víctimas, pero también para que los lectores vean que realmente fue un año violento, donde en un mes como julio, de los 31 días que hay, hubo 20 en los que ocurrieron hechos violentos con al menos 1 o 2 muertos.
¿De qué forma la violencia en Santander se diferencia y destaca en el especial de los otros hechos que ocurrieron en ese año?
Entendíamos que muchos medios a nivel nacional iban a cubrir algo de ese año, de hecho, María Elvira Samper sacó un libro del tema, entonces el enfoque se centró en la pregunta: ¿cómo podemos contarlo de manera distinta?
La respuesta es que somos un medio regional, pasaron muchas cosas a nivel nacional y esto tenemos que contarlo porque difícilmente podemos hablar de 1989 sin contar lo que pasó en Bogotá y Medellín, pero como valor agregado queríamos contar la historia de lo que pasó a nivel regional ya que creemos que podemos contar algo distinto, frente a otros medios de comunicación, en el tema de Santander.
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¿Qué medidas de seguridad tomaron al realizar la reportería e investigación de este proyecto?
La ventaja que tuvimos es que no hubo problemas de seguridad. En Santander a diferencia de hace 30 años las condiciones de seguridad han mejorado.
Lo que puedo recomendar es que cuando vayan a hacer este tipo de ejercicios planifiquen que haya alguien que los asesore y reciba, que es la misma persona que si hay una condición de seguridad sea la que los asesore y diga cómo pueden resguardarse o tener cuidado frente a ese tipo de temas.
Una de las principales cosas que hicimos fue aprovechar un poco los manuales que existen, y en este caso Consejo de Redacción tiene un muy buen manual sobre cómo narrar la memoria histórica. Aprovechamos un poco eso porque hay consejos y cosas que se cuentan en el manual y que son muy útiles.
Una de las cosas que recomiendan es hacer entrevistas colectivas y descubrimos que ayuda mucho. En las entrevistas individuales la persona está cohibida, y en las colectivas se suelta más y sienten más confianza.
También hay consejos que tienen que ver con seguridad y cómo aproximarse a una víctima para que cuente su historia por voluntad propia sin forzarla. Nos pasa a los periodistas que somos un poco bruscos a la hora de entrevistar a las personas, entonces en el caso de las víctimas seguimos la línea que plasma el manual generándoles confianza o hablando de otro tema si se amerita.
Son cosas que uno entiende que pasen porque como periodistas somos unos intrusos que vienen a recordarles un día traumático que sucedió hace 30 años, y a veces no es lindo volver a recordar este tipo de cosas. El manual nos ayudó a saber cómo afrontar estas situaciones porque mal que bien había que hablar con ellos y que nos contaran su versión de la historia.