El departamento del Tolima es conocido como uno de los mayores productores de café en Colombia, paralelamente, ha sido una de las regiones más azotadas por el conflicto armado. Sin embargo, desde hace 22 años, comunidades indígenas y campesinas entendieron que, para no continuar siendo víctimas del conflicto desatado en la región, debían sentarse a dialogar y lograr una tregua de paz con la guerrilla más antigua de América Latina, las Farc.
Este acuerdo fue firmado el 26 de julio 1996 por el gobernador indígena Virgilio López y el jefe del Frente 21, Arquímedes Muñoz, alias ‘Jerónimo Galeano’. A partir de la fecha, los líderes sociales Fredy Ramos, representante de Asociación de Cafeteros NASAWE SX FI ZÑI (ASOCANAFI), Olimpo Ramos, miembro de la Asociación de Caficultores Indígenas de San Pedro (ASCISP), y Camilo Encizo, líder de la asociación de Productores Ecológicos de Planadas (ASOPEP), han estado frente de la iniciativa luchando por el porvenir de sus comunidades. Esto debido a que el paradigma de colectividad que ellos evocan desde sus acciones es fruto de su experiencia y amor hacia los suyos.
“Siempre hemos trabajado de manera muy comunitaria”
Fredy Ramos.
Uno de los puntos importantes del pacto entre las autoridades indígenas Nasa y las Farc fue cambiar cultivos de coca por aquel café suave y dulce que representa la riqueza geográfica y cultural de la región. Gracias a este pacto, se ha generado una economía que poco a poco reactiva las actividades caficultoras.
Desde entonces, Planadas se ha convertido en el mayor productor y comercializador de grano de Colombia; sobresaliendo por cultivos que transforman la tierra en vida, y no por unas tierras infestadas de coca que intensifican la muerte.
Entrevistamos al equipo de Verdad Abierta sobre el proceso de reportería y producción de la historia; sobre la importancia de narrar y documentar historias que visibilicen estos procesos locales de construcción de paz; y sobre el panorama político y social colombiano para comunidades campesinas e indígenas.
¿Qué llevó al equipo periodístico a desarrollar esta historia? ¿Por qué esta región?
Consideramos que tenía aspectos importantes, entre ellos su pasado, que no sólo está relacionado con la confrontación armada, sino con la capacidad de las comunidades indígenas y campesinas de sobreponerse a ella y plantear salidas concretas para superar sus consecuencias negativas.
¿Cuáles fueron las técnicas de investigación para la recolección de información?
Se recurrió a tres estrategias básicas: la contextualización a partir de fuentes documentales; el relacionamiento de hechos del pasado y del presente, y su articulación a partir de un hecho trascendental como lo es el proceso de paz con las Farc; la profundización de los hechos a partir de las fuentes testimoniales.
¿Cómo fue el tratamiento de las fuentes?
Lo importante en este caso fue que todas las personas consultadas y las organizaciones que representan permitieron que se identificaran plenamente, lo que ofrece mayor transparencia a los lectores.
¿Por qué es de suma importancia el papel de líderes sociales en regiones como el Sur de Tolima que llevan procesos de transformación y reconciliación después de la guerra?
A través de sus iniciativas y creatividad, ellos impulsan a sus comunidades a decidir sobre su futuro de manera autónoma y con los suficientes elementos de juicio. Son cohesionadores al momento de convocar a la gente y generan confianza en sus planteamientos, dada su formación y experiencia.
¿Qué resaltas del trabajo que han hecho los líderes sociales Fredy Ramos, Olimpo Ramos y Camilo Encizo en la población de Planadas?
Los tres líderes han tenido una visión de futuro sobre el camino que debían transitar las comunidades que representan. Creemos que no se quedaron en la queja y lograron tejer las relaciones suficientes, dentro y fuera de sus organizaciones, para construir proyectos de vida que van más allá de lo económico para quienes están involucrados en los procesos asociados a la producción de café.
Hubo un momento crucial para el acuerdo de paz entre la etnia Nasa y las Farc, debido a la ruptura de diálogos entre la insurgencia y el Gobierno de Andrés Pastrana en el 2002, lo cual desencadenó innumerables actos de violencia ¿Cuáles son los aspectos de los que se debe apoyar el actual acuerdo de paz en su fase de implementación para que esta historia no se vuelva a repetir?
Consideramos que el aspecto fundamental es el cumplimiento de lo pactado en el Acuerdo Final firmado con las Farc en puntos tan cruciales para las comunidades como la generación de confianza entre el Estado y las comunidades, que lleven a concretar, de manera transparente y acorde con la realidad, proyectos como el fortalecimiento de este tipo de procesos comunitarios; la financiación y apoyo de proyectos productivos; y la construcción de la infraestructura necesaria para atender las necesidades de los pobladores rurales y urbanos, entre otros.
Teniendo en cuenta que dentro del plan de Gobierno de Iván Duque se pretende seguir con la economía extractiva ¿Cómo ves el panorama del país en cuanto a la productividad y apoyo sostenible del campo?
Es muy difícil hacer cábalas sobre lo que se viene con el nuevo gobierno, pero de acuerdo a los planteamientos que hizo en campaña el hoy electo presidente Duque, es muy probable que se impongan modelos que irían en contravía de los sentires y proyectos de los campesinos, afros e indígenas relacionados con los cuidados del medio ambiente y la productividad. Si se imponen modelos de economías extractivistas y agroindustriales, al largo plazo profundizarían la inequidad social y afectarían la calidad de vida de todos los colombianos.
¿Cuáles son los aprendizajes y retos que deja al equipo periodístico este reportaje para las siguientes entregas periodísticas que harán parte del proyecto?
Lo fundamental fue escuchar a la gente, a quienes desde sus comunidades tienen el liderazgo para jalonar procesos económicos y sociales; creemos que son ellos los que deben explicar lo que ocurre en sus regiones, eso sí, poniendo en contexto sus historias, recurriendo para ello a las fuentes documentales. El reto es saber llegar a las comunidades, entender sus dinámicas y, sobre todo, generar confianza para que el diálogo que exige la producción periodística desde ellas sea mucho más claro y enriquecedor, lo que exige paciencia, un aspecto del que carecen muchos periodistas.
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