Esta investigación muestra un ejemplo claro del poder de las mujeres y destaca el trabajo de esta agrupación feminista que no solo es femenina. La OFP, reconocida por haber nacido en Barrancabermeja, en el más importante puerto petrolero del país, lugar de resistencias y luchas sociales que ha visto crecer esta organización en medio de la presencia de grupos de ultraderecha y de extrema izquierda, por fundarse en territorio de grupos armados y el paramilitarismo, esta parte de la historia de Colombia que nos remontan a finales de los años 90 y comienzos de la década del 2000.
“En Barrancabermeja, como en casi todas las poblaciones del país, la gran mayoría de mujeres tenían tres opciones de vida: ser solidarias monjas, abatidas amas de casa o prósperas prostitutas.”
Aunque el destino de muchas de las mujeres colombianas en territorios de conflicto y guerra esté casi estipulado, hay quienes se han puesto los pantalones para hacer un cambio colectivo. En Barrancabermeja la realidad de las mujeres ha cambiado y son ellas quienes protegen el territorio, las familias y sacan valor para construir paz; menciona Myriam en esta investigación, “la necesidad y el deseo por cambiar la realidad de las mujeres era una apuesta complicada, pero se la jugaron y muchas ganaron.”
La OFP nació como un grupo que reúne mujeres de estratos uno y dos, muchas de las cuales llegan siendo analafabetas, sin tener idea sobre las agremiaciones y sin conocer que su participación podría mostrar las capacidades y competencias con las que ahora se defiende. Con el correr de los años, algunas de estas mujeres se han hecho liderezas, casi todas han adquirido confianza en sí mismas y se han vuelto referentes en su comunidad y en su familia, Pasan de la nada al todo.
El trabajo de estas lideresas fue empoderarse para hacer posible que la OFP concentrara su trabajo en ofrecerles a las mujeres de Barrancabermeja, Puerto Berrío, San Pablo, Cantagallo y otras poblaciones de Santander del Sur y del Sur de Bolívar la posibilidad de aprender a leer y escribir, de debatir sobre temas que nunca antes eran enseñados en la comunidad como el embarazo de las adolescentes, el machismo, patriarcalismo de la región y sobre la construcción de alternativas laborales diferentes a la prostitución.
“Espacios de construcción que no solo son para mujeres sino para su núcleo familiar porque la mayoría llegaba con sus hijos y hasta con maridos, novios y pretendientes.”
- Mira también ‘Los periodistas son la luz de las comunidades, quizás es cuestión de ver con los ojos del alma y no del rating”
La OFP sabía que decidirse por hacer el cambio, implicaba enfrentarse a la guerrilla que azotaba el territorio, pero también que la única forma posible era a mano de actos sociales en pro de la paz, de manera que la lucha sólo fue posible dando lugar a lo que les pertenece, su familia, sus casas y por encima de todo sus derechos.
“Convirtieron, también, las llaves en el símbolo de la resistencia y se las colgaban alrededor del cuello o del techo de sus casas, con sus nombres, para que quedara muy claro que esos espacios eran propiedad privada y que sus dueñas eran mujeres.”
Este gran proyecto lucha para que todos los años que llevan trabajando por la recuperación de la dignidad femenina y la protección del territorio de todos esos años no se olviden, para que el recuerdo de las víctimas sea permanente y para que en diferentes escenarios sociales se exhiban aquellos símbolos que las hicieron resistentes, visibles y por lo que lograron salvar sus vidas.
Hablamos con Miryam Bautista quien nos contó aquellos temas que estuvieron alrededor de esta investigación, su experiencia y algunas recomendaciones que brinda a periodistas que desarrollan investigaciones con enfoque de género.
¿Cuál fue el principal interés investigativo y periodístico en contar esta historia de movilización femenina en Barrancabermeja?
Durante años, en el ejercicio de mi carrera periodística había oído hablar de la OFP, como una organización mítica de las luchas populares femeninas. Sin embargo, después de la toma paramilitar de Barracabermeja se dejó hablar de ellas y de ahí la curiosidad por saber en qué estaban estas mujeres.
¿Cómo llevaste a cabo el acercamiento a la Organización Femenina Popular?
Me acerqué a la OFP a través de una amiga chilena que ha trabajado con ellas y quien fue una de las personas que despertó mi interés por su hacer. Aunque en primera instancia este acercamiento no dió los resultados esperados, hice el contacto por intermedio de su página web, mediante correo electrónico, me contestaron de manera rápida y ágil. Es justo mencionar que por la red conocí y reconocí muchos trabajos sobre ellas y de ellas.
¿De qué manera aportó el proceso de alianza con Consejo de Redacción en la construcción periodística de esta investigación?
Consejo de Redacción fue clave porque se buscaba evidenciar trabajos periodísticos escritos con énfasis en una perspectiva de género, precisamente el trabajo de la OFP con las mujeres de Barranca y de otras ciudades nació con esa característica y creo que el reportaje realza esa intensión.
Hablar con las mujeres campesinas de la región, amas de casa, comunes y corrientes, muchas sin ningún grado académico, es constatar cómo la OFP ha cambiado sus vidas y les ha dado la posibilidad de sentirse importantes, de volverse liderezas en su familia y en su comunidad, de tener ganas de aprender a leer y a escribir.
¿Qué aprendizajes te ha dejado enfocar tu trabajo a la investigación de género?
En esta sociedad, como en cualquier otra, las mujeres somos la mitad de la población y por ello, las mujeres se deben hacer visibles; su trabajo, sus luchas, sus triunfos merecen destacarse en el día a día, no solo en efemérides como el Día de la Madre o el Día de la Mujer o el de los enamorados.
De otro lado, he aprendido a desechar la mirada patriarcal, misógina con la que se juzga de manera habitual a las mujeres. Cada vez que entrevisto a una mujer trato de preguntarle ¿cómo compagina su trabajo intelectual con su cargo? y viceversa; cuando entrevisto a hombres con posiciones públicas, escritores, pintores, etc, indago por su hacer doméstico. Sería largo el inventario en el que una mirada de género en la escritura hace que el relato sea más democrático.
¿Qué recomendaciones le darías a los periodistas que quieren desarrollar investigaciones con enfoque?
La recomendación más importante no tiene que ver directamente con el oficio, sino con un comportamiento como mejor persona, en donde el respeto por las mujeres este presente en sus relaciones diarias y cotidianas. Lo que hace el buen periodista, como decía Kapuchinsky, es que sea ante todo y sobre todo, un buen ser humano.
- Lee la investigación completa aquí