‘Por el derecho a nombrarlos’ es el nombre la de crónica, parte del proyecto CdR/Lab Con Enfoque de Género, escrita por la defensora de Derechos Humanos Nubia Russi. La historia de Gloria Marulanda, una mujer, que como miles de colombianas y colombianos, tuvo que vivir en carne propia la desaparición de sus hijos.
Luego del reclutamiento forzado de sus dos hijos, el asesinato del mayor, y la desaparición hasta el momento del menor, se convirtió en una lideresa para su región. Luchando por la búsqueda de los desaparecidos de la guerra, por la recuperación de la memoria, y el no olvido.
Como Gloria, miles de colombianos han sido desaparecidos, en una guerra de más de 50 años, que tiene más de 8 millones de víctimas. Nubia Russi, autora de la crónica, también fue víctima de desaparición forzada, su padre fue desaparecido por las Farc. Sin embargo, al igual que Gloria, ha encontrado su propósito, ayudar a las víctimas de su región, enseñarles sus derechos, y seguir luchando por la memoria de los desaparecidos, y la justicia.
Entrevistamos a Russi sobre el proceso de formación CdR/Lab Con Enfoque de Género, sobre su perspectiva del periodismo desde su perspectiva como defensora de Derechos Humanos, y los consejos que daría a los encargados, con sus historias, de escribir y recuperar la memoria.
¿Cuáles fueron los principales retos de esta investigación?
Como soy una periodista empírica, cuya formación se ha hecho en el camino, para mí el principal reto fue lograr conciliar con mi editora, una mujer muy profesional, Constanza Bruno, y comprender el contexto de una manera global y no personal; poder entender la importancia de los datos y el contexto para el análisis de la actualidad.
La crónica es uno de los géneros más difíciles de escribir porque tiene una mezcla de emociones, pero también la responsabilidad de confrontar hechos verídicos, momentos históricos y abonarlos a la descripción humana de una tragedia como la desaparición forzada. Así que aprender cómo se hace esto de manera responsable, seria y respetuosa, fue el principal reto.
¿Cómo, desde el periodismo, se logran espacios para la mujer dentro de la sociedad?
Las mujeres que escribimos desde las regiones somos escasas, yo llevo dos años como columnista de un medio regional, nunca he sido censurada y he escrito con libertad, sin embargo, noto que no hay espacios para las mujeres en los medios, y algunas que escriben lo hacen de manera somera, opinan » superficialmente» de temas, casi que «cosméticos «, intentando no herir a nadie, para quedar bien con la opinión.
Así que esos espacios se logran permitiendo a las mujeres expresar sus anhelos, sin importar si realmente se sabe o no » hacer algo». A veces el temor a ser juzgados con crueldad nos impide siquiera intentarlo. El acompañamiento, la motivación, la paciencia y la empatía puede y deben ser un elemento clave para decirle a las mujeres «¡Hazlo!».
Como en mi caso, no importa si no eres profesional, aquí te enseñamos cómo se hace, te guiamos con ternura, paciencia y aportamos lo que necesites para seguir, para atreverte y para hacerlo.
Hacerlo, creo con total honestidad, es la palabra clave para lograr esos espacios, permitirnos hablar, escuchar y, tal como hace el equipo de CdR, guiar a quien desea pero no ha podido hacerlo.
¿Qué recomendaciones hace para las mujeres que quieren contribuir a la reconstrucción de la memoria del conflicto?
Creo que no se debe iniciar en las aventuras de la reconstrucción de la memoria del conflicto sin antes prepararse adecuadamente: iniciando por la preparación mental, la formación en el arte de contar, el consentimiento legal y el cuidado de los datos sensibles, pues con la entrada en vigencia de la JEP será mucho más delicado.
Algunas historias son casi que homogéneas, encontrar las que son » diferentes», inspiradoras, resilientes y restaurativas, creo que es el reto.
Hay que prepararnos psicológicamente para ayudar. La recomendación que puedo hacer es que debemos hacer un esfuerzo para promover la empatía. No se puede construir memoria sin sentir empatia en todos los aspectos, incluso entre víctimas y victimarios, pues el lenguaje usado de manera incorrecta puede incluso ser dañino para la víctima misma, para su proceso personal, jurídico y demás asuntos relacionados.
Desde su trabajo con víctimas como defensora de derechos humanos, ¿qué recomendaciones daría a los periodistas a la hora de tratar con víctimas?
Los periodistas suelen ver la noticia como algo que «impacta «. Nos hemos acostumbrado a las historias dramáticas de un día, existiendo historias de luchas de toda una vida, que inspiran a otros y cuyas vidas son un ejemplo.
Mi recomendación es «ver mas allá» de los 30 segundos al aire, escribir, contar, convertir el dolor en una inspiración y usar la letras para ayudar a sanar tantas almas que requieren consuelo. Con solo un texto, un periodista puede darle vida, nombre y existencia a
alguien que estaba en el olvido.
Escriban, nuestro país está lleno de historias de dolor que sanan con sus letras.
Como defensora de derechos humanos ¿cuáles son las debilidades y falencias que nota en el periodismo colombiano, especialmente en el cubrimiento de este proceso de transición de la guerra a la paz?
Creo que los periodistas, especialmente de los grandes medios nacionales están maniatados, su misión se limita a la línea editorial de su contratante, se han convertido en voceros de miedo y no de la esperanza. Quizás porque el miedo da mas «rating», no importa lo que anhelen, piensen o quieran, terminan haciendo, en ocasiones, lo que les diga el director.
Eso hace que su trabajo sea sesgado, mezquino, doloroso, e incluso, responsable de la aversión que algunas personas sienten por los resultados del proceso de paz con las Farc. Pero desconocen el dolor de la guerra, las más de 700 tomas guerrilleras y miles de masacres paramilitares que estamos intentando dejar atrás, no quieren contar nada bonito, nada que inspire y de fé, el miedo y la desesperanza es lo que se siembra a diario.
Los periodistas son la luz de las comunidades, ellos le creen a la prensa, si la prensa siembra desesperanza, eso cosecharán los corazones, es cierto que hay muchas falencias, pero una sola vida salvada, valdrá la pena, quizás es cuestión de perspectiva, de ver con los ojos del alma y no del rating.
A las nuevas generaciones de periodistas les tocó ver la guerra por televisión, desconocen cómo suena un avión fantasma sobre una parcela a la madrugada, desconocen el horror de la desaparición forzada, y nuestro anhelo es que no lo conozcan jamás, y que sean solo historias que no volverán.
No creo que lo hacen con mala intención, solo creo que les falta la cátedra de historia.
En su reportaje su historia personal está incluida. ¿Cómo fue ese proceso de escritura, de trabajo, y de investigación para poder incluir su propia historia con una mirada periodística?
Inicialmente me negué a nombrar a mi padre, pues no me gusta victimizarme. Lloré muchas veces, pues su recuerdo (como cada día) me acompañaba. Hubo un breve momento de rebeldía en que yo quería escribir algo y mi editora no lo consideraba relevante. Yo
escribía algo poético, dramático y ella me devolvía el texto. Como en los tiempos de Florentino Ariza, casi pierdo el empleo por escribir cartas de amor en lugar de una crónica, pero lo logré gracias a la paciencia de todos.
Mi padre siempre decía que uno debe tener en la vida un propósito y moverse porque no somos árboles. Cuando desapareció, supe que mi propósito era nombrarlos, no permitir su olvido, restaurar sus nombres, el de los que ya no existen ni para sus familias, ni para las estadísticas o la historia. Fueron varios momentos dolorosos, pero curativos.
La mirada periodística no sé si la logré. Restaurar su nombre, sí.
¿Cuáles son los grandes aprendizajes del proyecto Con Enfoque de Género?
Si pudiera responder con un poema diría
Nada se tiene, cuando el alma está vacía.
Todo tenemos cuando nos llenan el alma de propósitos.
Solo tengo palabras de agradecimiento, por la oportunidad de que alguien como yo pueda ser leída y considerada digna de serlo.
Aprendí de tantas mujeres grandiosas, especialmente de Constanza y de Renata, su paciencia y guía, la guianza de la profesora a su alumna.
Mi principal aprendizaje fue a distinguir a la comunidad LBTBI, a nombrarlos adecuadamente, a preguntar si no sé, a nombrar con generosidad y altruismo a quienes hemos de contar sus historias.
Aprendí que hay muchas maneras diferentes de enaltecer a nuestras mujeres y darles voz, memoria y dignidad. Y sobre todo aprendí (sin ser profesional) a que nadie me discriminó por no serlo y que todos podemos aprender a construir mejores historias, si le damos importancia y oportunidad a quienes, desde las regiones, éramos invisibles.
¡Lee la investigación completa aquí!
Conoce cómo se vivieron los encuentros de capacitación de este CdR/Lab Con Enfoque de Género:
- María Emma Wills, Nancy Prada y ONU Mujeres en primer día de Cdr/Lab Con Enfoque de Género.
- Sandra Sánchez y Fabiola Calvo en el segundo día de capacitación CdR/Lab Con Enfoque de Género.
- Así fue el primer día del segundo encuentro de CdR/Lab: Con Enfoque de Género.
- Así fue el segundo día del segundo encuentro de CdR/Lab: Con Enfoque de Género.