Las mujeres del pueblo indígena Nasa están dispuestas a volver a pelear por sus hijos, como lo hicieron en los peores años del conflicto armado, bajo la certeza de que ellas representan la vida y son quienes deben defenderla. Así lo asegura Rosalba Güettió, quien ha luchado contra el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes desde hace 27 años, en su condición de líder social del resguardo Pueblo Nuevo, de Caldono.
Hace la advertencia porque el miedo se ha apoderado de los habitantes de este municipio del nororiente de Cauca, tras el fuerte rumor de que las disidencias de la extinta guerrilla de las Farc están reclutando menores de edad.
El temor se siente en las calles cuando, al abordar a la gente con alguna pregunta sobre ese hecho victimizante, se asustan y prefieren no dar ningún testimonio. También se percibe en las oficinas de entidades públicas, donde, al escuchar el tema de la entrevista, los funcionarios advierten, en un susurro, ‘ustedes cuídense, es muy peligroso andar preguntando por ese asunto’.
Con las disidencias del frente sexto de las Farc asentadas en el Norte del Cauca, ¿Qué medidas de seguridad tomaron para realizar la investigación? ¿Tuvieron algún inconveniente con algún integrante de este grupo armado?
Cuando se trabaja en campo es fundamental tener en el territorio una persona conocida y que viva en el lugar para llegar al terreno con más seguridad.
Nosotras hemos trabajado en Caldono durante varios años y esto nos ha permitido entablar una buena relación con la comunidad, pero de todas formas tuvimos que tomar ciertas medidas ya que el tema del reclutamiento en la zona no es un asunto público, ni fácil de tratar. Inicialmente hablamos con nuestro contacto y él nos acompañó durante toda la investigación, nos transportamos con un conductor conocido, todos los días le escribíamos a nuestra editora de Consejo de Redacción para contarle cómo estábamos y cómo avanzaba la investigación, también nos aseguramos de realizar las entrevistas en ambientes seguros, que no expusiera a las fuentes a ningún peligro innecesario y así crear espacios de confianza.
Nunca tuvimos ningún inconveniente con algún integrante de este grupo armado. Nunca conocimos a alguno, puesto que nuestra relación fue con la comunidad y algunas fuentes oficiales, ya que el tema es tan delicado que seleccionamos con mucho cuidado las personas con las que nos íbamos a entrevistar.
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La primera hazaña
En una tarde calurosa, Rosalba escuchó el llanto de una mujer que se hacía más audible en la medida en que se aproximaba a la puerta de su casa. Abrió apresurada y encontró en su portal a una vecina del pueblo, quien entre sollozos le narró que su hijo y seis menores más habían sido reclutados por la guerrilla. Tres de ellos estaban en bachillerato y cuatro terminaban quinto de primaria.
– ¿Hace cuánto se los llevaron?
–Hace una hora, deben estar caminando.
–Pues vámonos, hay que correr –dijo Rosalba tomando su bastón de mando con cintas moradas, rojas y verdes que representan autoridad, autonomía y resistencia.
Ilustración: Ana Isabel Cerón
Las mujeres saben que el tiempo es vital para dar con la ubicación de un menor. Según la Personería de Caldono, cuando reclutan niños o niñas, generalmente los trasladan a algún campamento de otro municipio con el objetivo de separarlos de sus familias y borrar cualquier rastro de su paradero. Acto seguido, les asignan un alias para despojarlos de su identidad. Esto hace que encontrarlos, incluso dentro del mismo municipio, sea muy difícil.
Caldono, conformado por 86 veredas y 4 corregimientos, tiene 6 resguardos indígenas de los pueblos Nasa y Misak: Pueblo Nuevo, San Lorenzo de Caldono, Pioyá, San Antonio, La Aguada, La Laguna, Siberia y Las Mercedes, todos golpeados por el conflicto armado. El Cric informa que entre 1978 y julio de 2018 fueron reclutados 52 menores de sus comunidades. Por otra parte, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) reportó 540 casos de reclutamiento de menores indígenas en todo el territorio nacional, en el primer informe que le entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en 2018.
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En la investigación se resaltan los datos del CRIC, ONIC y el Bienestar Familiar, ¿Cómo obtuvieron esa información?
La información del CRIC la obtuvimos en Popayán, fuimos a la organización, conversamos con una funcionaria del lugar y ella nos nos dio a conocer el documento, al que tuvimos acceso presentando una carta.
En cuanto a la información de la ONIC y el Bienestar Familiar, fue nuestra editora Juliana Castellanos, quien logró obtenerla, pues el derecho de petición que nosotras enviamos al Bienestar no fue contestado.
Tu investigación cuenta con un gran apoyo de recursos como las ilustraciones y el video, ¿Cómo nació la inspiración y la idea de crear una ilustración?
Nuestro trabajo de grado de la Universidad se llama “Armando Memorias”, es un proyecto interactivo que narra cómo los habitantes de Caldono vivieron el conflicto armado. Ahí nos dimos cuenta que existen muchas historias pero que es importante representarlas a través de diferentes formatos y técnicas.
La ilustración tiene muchas ventajas, nos sirve para narrar las historias de los caldoneños y proteger su identidad, a través de ellas podemos visibilizar una parte de sus testimonios pero sin poner en riesgo a nadie. Además le dan dinamismo a las historias, suelen hacerlas más atractivas para los lectores y ya se habían convertido en un sello de nuestro trabajo, así que decidimos incorporarlas al reportaje.
Cada ilustración tiene como base las características de cada contexto y de sus habitantes, esto porque entendemos que el sentir y el hacer de cada rincón del país es diferente.
Ilustración: Ana Isabel Cerón
Búsqueda de la verdad
Rosalba reconoce que no siempre los rescates que lideró terminaron en victorias. Recuerda que en uno de ellos hicieron todo lo que pudieron para que la guerrilla devolviera a un menor de la comunidad, pero no lo consiguieron. De ese niño no se volvió a saber nada, como de otros a quienes sus familias aún siguen buscando.
Tras la firma del Acuerdo de Paz, y contra el miedo que produce hablar sobre el reclutamiento en Caldono, las familias víctimas han tratado de acercarse a quienes fueron jefes guerrilleros, buscando noticias sobre los menores. “La información recogida por los padres en algunos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) hace suponer que sus hijos cayeron durante algún enfrentamiento o bombardeo”, explica el personero Anacona, y agrega que otro problema que tienen es que muchos de esos excombatientes no son del municipio y, por lo tanto, no pueden aportar información útil sobre el paradero de los menores.
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Ilustración: Ana Isabel Cerón
Mostraste tu investigación en el XII Encuentro de Periodismo de Investigación, ¿Cómo sentiste tu intervención en el Panel Resistencia y resiliencia indígena por los DDHH?
Nuestra participación en el Panel «La lucha de las mujeres, barequeros y Cocaleros por los Derechos Humanos en Colombia» fue muy interesante, porque a través de este tipo de encuentros y conversatorios se visibiliza la historia del reportaje y la situación actual del municipio, que al final es lo que buscamos, que el trabajo que hacen las mujeres en Caldono se conozca y los peligros a los que se enfrentan a diario puedan ser denunciados públicamente.
Por otro lado, socializar todo el proceso de realización y escuchar experiencias similares es muy grato, ya que se crean espacios de retroalimentación donde podemos aprender de todos los expositores: de las experiencias en San José del Fragua, de la lucha indígena en el resto del Cauca, etc.
¿Qué destacas del proceso del proyecto DDHH en el posconflicto colombiano cuyo objetivo es formar a periodistas pero además acompañarlos en los procesos de producción?
Nos parece que el proceso que adelanta consejo de Redacción, con Verdad Abierta y USAID es muy valioso y necesario, sobre todo en las regiones que es donde la violencia producto del conflicto armado ha estado más presente. Creemos que entre más herramientas tengan los periodistas para narrar sus territorios, más fructíferas y contundentes serán dichas narraciones. Este tipo de iniciativas fortalecen el ejercicio periodístico y crean bases para la realización de periodismo colaborativo.
¿Cuál crees que es el rol de las mujeres en los procesos de apoyo en la comunidad?
El rol de las mujeres, como lo decía uno de los líderes, es fundamental porque ellas son incluso más fuertes que los mismos hombres. Ellas defienden la vida y eso es de admirar, luchan a diario por sus territorios y comunidades, por la paz y por la inclusión. Sin ellas muchos niños hubieran sido reclutados, ni sus historias ni las de sus territorios serían la misma. Ellas son fundamentales en la construcción diaria de la paz, son agentes de cambio.