La jornada inició con la intervención de María Emma Wills, asesora de la Dirección General en el Centro Nacional de Memoria Histórica: “Escribimos historias e informamos en un país que atraviesa momentos muy específicos. Desde el periodismo, ustedes tienen un lugar privilegiado para sensibilizar, para romper esquemas mentales. Las historias tienen sentido pedagógico”.
La académica hizo un recuento histórico, indagando por las raíces de la discriminación, de sexo, raza y clase, cuestionando a los periodistas sobre el pasado y su importancia en las narrativas del presente: “Se debe interrogar el presente teniendo en contexto el pasado que dejó huellas en la manera en que se constituyeron los regímenes democráticos de occidente. Hay huellas discriminatorias, que todavía marcan el presente, legados y raíces históricas”.
Enfatizando en la historia de discriminación por el sexo, Wills hizo hincapié en el vacío que hay en la narración del papel de la mujer a través de la historia: “Los hombres creyeron que podían hablar por las mujeres en las esferas económica, jurídica, política y simbólica; las historias de las naciones que se narran son de varones. A las mujeres nos pusieron en el lugar de la dependencia. (…) En las revoluciones también hubo mujeres, pero no sabe, ¿por qué?… ¿quién contó la historia y cómo se contó?”.
Sobre la manera de empezar a abordar temas con enfoque de género, María Emma propone arrancar desde la pregunta “¿por qué qué el sexo se convirtió en un criterio político para decir quiénes eran ciudadanos y quienes no?” A partir de allí, y de la consciencia de la existencia de estereotipos, preguntarse: “¿Voy a reproducir estereotipos con mi escritura, o voy a derrumbar estereotipos? ¿Voy a fomentar, con mis narrativas, estereotipos o voy a probar que no dan cuenta de la complejidad, realidad y la vida de las mujeres?”
Los estereotipos son muy peligrosos, por el gran poder que tienen sobre las personas y su apropiación en lo cultural. Las mujeres han sido objeto de muchos de ellos, que les hicieron, y aún, en muchos casos, les hacen perder sus derechos.
“El estereotipo de que las mujeres son racionales y no somos políticas sigue rondándonos todo el tiempo, y es venenoso, porque cuando tú le dices a una mujer que no tiene pasiones ni opciones políticas, lo que le estás diciendo es ‘no tienes derecho a opinar en el campo político ni a decidir en ese campo”, explica Wills.
“Entonces la pregunta que debo hacer cuando estoy escribiendo una historia es ¿voy a dejar el mundo tal cual? ¿O quiero, a través de la historia que estoy construyendo, remover un poquito ese mundo de jerarquías, de asunciones, de invisibilizaciones, de silencios, para proponer miradas más complejas y quizás para hacer visible aquello que no hemos querido ver?”.
A estas preguntas, María Emma Wills da respuesta proponiendo a los periodistas comenzar a “transgredir, mover, impugnar, el orden moral, las normas y los valores inculcados desde hace años que rigen la sociedad. Retar los órdenes morales y mostrar la pluralidad y heterogeneidad que es la vida social”.
Y esto, de acuerdo a Willis, requiere un trabajo detallado, en el que los medios y el periodismo no sólo se quede en las historias, sino profundice, y relate el entramado social, el contexto detrás de las historias, esencial para poder entender las decisiones de las mujeres. “No puedo contar una historia en particular sin tener primero la historia del país en la cabeza”, explica Wills.
Por esto, es esencial ser sensible a los diferentes contextos en los que se desenvuelven las vidas de las mujeres, y así poder narrarlas sin victimizarlas, narrarlas con agencia: “Las víctimas no sólo son víctimas, construyen agencia, expresan su resiliencia y en algunos casos hacen resistencia. No están petrificadas. Son agentes, bajo las adversidades no se quedan paralizadas, vuelven y surgen”.
La jornada siguió a cargo de la coordinadora del Enfoque de Género en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), Nancy Prada, quien se enfocó en la precisión del lenguaje cuando se abordan historias con enfoque de género, especialmente relacionadas con la comunidad LGTBI.
Prada explicó las diferencias entre identidad de género, expresiones de género, orientación sexual y prácticas sexuales. Hizo énfasis en la manera adecuada de nombrar cada sector, y la importancia del lenguaje que usan los medios, que puede o desconocer la identidad, o reconocerla y respetarla.
La integrante del CNMH narró la experiencia en la creación del informe hecho por la misma entidad, ‘Aniquilar la diferencia’, el cual, según Prada “era una deuda de memoria que existía con la comunidad LGBTI”, gravemente afectada por los actores armados durante el conflicto, pues estos siempre “tienen intereses morales por ejercer control social”.
El enorme vacío en registro de víctimas LGBTI del conflicto armado que expusó Prada no sólo se evidencia en este sector, según Wills, “La vida cotidiana de muchas mujeres está surcada de muchas violencias que no hemos podido ver”. Es por esto que es imperativo que el periodismo ponga su cuota en la transformación cultural del país. Cuya democracia, tiene una deuda con las mujeres, “que no arranca con los actores armados, sino está presente en la vida de muchas mujeres y muchas niñas”.
Respecto a esta deuda, ONU Colombia, representado por María Reyero y Jimena Pérez durante el taller de CdR/Lab, se da a la tarea de capacitar a los periodistas en la tarea de mejorar el abordaje que se hace a las historias con enfoque de género, pues según ellas: “Los medios tienen poder tanto para transformar escenarios como para perpetuar imaginarios y estereotipos”.
Ante este escenario de invisibilización y discriminación, Wills rescata la resiliencia y resistencia que el conflicto armado ha provocado en las mujeres colombianas, que “en medio de la guerra empezaron a apropiarse de un discurso de derechos. Hay resistencia en este país, porque estas mujeres están abogando por una agenda que les dé un lugar y unos derechos ciudadanos”.
De ahí la importancia de narrar sus historias de una manera apropiada, con detalles, pues para estas mujeres hay una necesidad de se reconozca lo que pasó. “Sus historias tienen que ver la luz pública. Este país no se ha dado cuenta de las transgresiones que se dieron en el marco del conflicto armado, y necesitamos saber”, enfatiza Wills.
“Quisiera ver un periodismo que pone en contexto las historias que se van a visibilizar: que muestre las barreras discriminatorias, pero también su resistencia. Que no se queden sólo con la historia, sino del entramado social detrás de la agencia de la persona. La dignidad de las personas reside en que podamos retratarlas y representarlas en su capacidad de resiliencia. Lo que hacen los actores armados es arrasar la dignidad, quitarle su subjetividad, sus derechos, y convertirlos en objeto de dominio absoluto, darle voz a esa persona en su capacidad de resiliencia es una forma de recomponer su vínculo con los demás”. María Emma Wills.
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