Frontera Pirata es un sitio de crónicas, artículos y periodismo de investigación. A diferencia de portales y plataformas de periodismo de investigación tradicionales, los textos están fundamentalmente escritos por profesionales provenientes de disciplinas distintas al periodismo: antropología, biología, ingenierías, literatura y demás.
Su fundador, Gabriel Arriarán, antropólogo, miembro del Grupo de investigación de Culturas Indígenas y Afro-americanas (CINAF) de la Universidad de Barcelona, explica que este proyecto comenzó “cuando hacía un doctorado en antropología, con la decepción que me produjo una academia cada vez más encerrada en sus propias formas, y sin la capacidad para denunciar la corrupción y las injusticias con las que los antropólogos solemos toparnos cuando hacemos trabajo de campo. Al volver de Europa a Lima pensé que era posible aplicar una mirada etnográfica sobre la realidad, en este caso, de la minería ilegal y la trata de personas en Madre de Dios, pero no para hacer etnografía, sino para escribir literatura”.
A raíz de la necesidad de narrar la realidad, de tener un resultado más allá de la mera investigación, tener el poder de denuncia, Arriarán inicia un medio digital, que luego de varios cambios hoy es ‘Frontera Pirata’.
Este medio de periodismo de investigación hoy gana reconocimiento. Fue nominado al mejor reportaje regional del Instituto de Prensa y Sociedad el año pasado, por el trabajo ‘Cuando la vida no vale nada’
Los reportajes que hoy se encuentran en el portal tienen un enfoque en Derechos Humanos, minería, corrupción, temas ambientales, políticos, e historias de impacto social en general.
Entrevistamos al antropólogo, quien también participó como expositor y tallerista en el X Encuentro de Periodismo de Investigación, en el panel ‘Investigando la minería: ‘Cómo la antropología le aporta al periodismo’.
¿Cómo nace ‘Frontera Pirata’?
Nace para romper el aislamiento en el que me hallaba sumido mientras estudiaba el doctorado. Originalmente fue un blog llamado ‘El Útero de Hierro’- En él iba colgando textos, fotografías y recursos (tenía incluido un repositorio bibliográfico sobre trata de personas y minería ilegal en Madre de Dios, Perú).
También usaba el blog como una base de datos pública sobre esta región; esto me permitía compartir noticias, codificarlas, y luego correr búsquedas por temas. El nombre lo había copiado del título de un libro de Claude Meillasoux: La antropología de la esclavitud: el útero de oro y hierro. Decidí cambiarle de nombre a Frontera Pirata porque había un medio digital en el Perú que usaba la palabra útero, y porque ya había me desencantado del mundo académico.
¿Cuál es la esencia de este medio?
No sé si hablaría de una esencia, porque esa palabra nos remite a algo invariable y Frontera Pirata se ha transformado dos o tres veces en estos cinco o seis años. A lo mejor, hay un espíritu que se ha mantenido estos años. Se refleja en la voluntad de reportar desde las fronteras más alejadas del Estado y establecer los vínculos entre lo que sucede en estas provincias, olvidadas por Dios, los eventos de la política nacional, y las grandes corrientes económicas y políticas globales; una suerte de economía política aplicada al periodismo.
Otra de las características que mantiene Frontera Pirata es la vocación anarquista. Ver la cara de retortijón, la expresión de calambre anal que ponen políticos, burócratas y predicadores, cuando les hacemos alguna pregunta jodida, nos produce un placer inenarrable.
Hay mucha rabia en Frontera Pirata, pero también mucho humor. Sin el humor, el dramatismo y la furia, contenidas en algunas de las historias que cubrimos, se nos haría insoportable.
En Bogotá escuché a Daniel Samper preguntarse porqué los periodistas habían perdido el sentido del humor. Tiene toda la razón. Hay que dudar de la gravedad.
En esta línea, hay también que dudar de los periodistas que se presentan como paladines de la democracia, o que publican que abandonarán temporalmente el ejercicio del periodismo para defender a la democracia, si la situación nacional se los demanda. El nivel de afectación es tal, que sería digno de esta escena fundamental en la historia de la telenovela latinoamericana, que es la Maldita Lisiada.
Sabemos que tiene la particularidad que es un medio cuyos colaboradores tienen disciplinas diferentes al periodismo, ¿por qué? ¿cómo ha sido la experiencia de hacer periodismo desde tantas diferentes disciplinas?
En teoría, debería ser más fácil que un economista aprenda a escribir periodismo económico a que un periodista aprenda en profundidad de economía. En la práctica, es difícil conseguir colaboradores de otras disciplinas, animarlos a dedicar parte de su tiempo a investigar y a escribir, básicamente porque el periodismo está muy mal pagado. No me extrañaría que se encontrase severos casos de explotación laboral en las redacciones de medios prestigiosos.
¿Cómo se financia el medio?
Originalmente, de mi trabajo y mi tiempo, y del trabajo y del tiempo de algunos pocos valientes.
Me contratan de diversas instituciones públicas y privadas para efectuar estudios en profundidad sobre una diversidad de temas. Una vez hecho este trabajo, el esfuerzo adicional que hay que hacer para escribir un buen reportaje es mínimo: hacer algunas otras entrevistas, contrastar y confirmar datos, e interpelar al poder político.
El año pasado decidimos abandonar este esquema para buscar que Frontera Pirata fuera financieramente sostenible. Constituimos una empresa, que es la dueña de la marca. Hecho esto, se abrió la Web a suscripciones pagadas, y algunos de nuestros lectores respondieron de manera muy generosa.
Trabajamos por proyectos, vale decir, encontramos un tema que merece la pena, y buscamos gente que quiera poner dinero en sacar la investigación adelante.
Hemos comenzado una ronda de contactos con Cámaras de Comercio en las provincias en las que nos gusta trabajar, para animar a los empresarios locales a invertir en la producción de reportajes sobre asuntos de interés público, seguridad ciudadana, por ejemplo, un tema que suele golpearlos bastante. Esto es lo más difícil, se trata de empresarios pequeños o medianos, que no pueden darse el lujo de perder 15 mil o 20 mil dólares para sacar un buena historia multimedia. Así que hay que juntar a varios, organizarlos, dividir el riesgo, es una chambaza.
También estamos comenzando a dictar talleres. De hecho, hemos abierto uno para el 10 de febrero: Teoría y metodología para la investigación de la esclavitud, por si se animan a visitarnos en Lima.
Este medio toca fibras sensibles de varias regiones, a políticos, empresas, grandes compañías, fuerza pública, ¿cómo ha sido la reacción de todas estas personas a su medio? ¿ha recibido amenazas? ¿cuál ha sido la reacción del público en general?
Muy buena. El número de lectores de la página se incrementa con cada nueva historia que sacamos. Como dije, algunos lectores han sido muy generosos con nosotros. Y ese éxito se ve confirmado por la nominación de uno de nuestros reportajes (Cuando la vida no vale nada) al mejor reportaje regional del Instituto de Prensa y Sociedad el año pasado. Nuestro colega, Manuel Calloquispe, co autor de este reportaje, fue también postulado al Gran Premio Nacional de Periodismo, un reconocimiento súper merecido, porque desde hace años Manuel se juega la vida reportando desde la Pampa, el principal campamento de la minería ilegal en la Amazonía.
¿Cuáles han sido los retos, los grandes aprendizajes y los logros hasta ahora?
El gran reto para todos es hacer que los lectores vuelvan a acostumbrarse a pagar por las noticias que leen. Eso de que ahora, con Internet y un teléfono móvil, cualquiera puede ser periodista, es una tremenda mentira.
Los periódicos y las revistas siempre fueron un negocio y una forma –la mayor parte de las veces honrada– de ganarse la vida. No es necesario inventar la pólvora, hay que regresar a los orígenes del periodismo.
El gran aprendizaje: que, felizmente, los medios digitales aún dependen de medios de comunicación analógicos para poner temas en agenda. En mi caso, podré hablar de logro cuando el Estado central peruano cambie la política ambiental para Madre De Dios por algo mínimamente inteligente.
¿Qué proyección tiene ‘Frontera Pirata’?
Frontera Pirata como marca de Magoak (la empresa que constituimos), tiene poco más de seis meses. Aunque la web es algo más vieja, es como si recién estuviéramos comenzando.
Financieramente, todavía tenemos que evaluar qué cosas funcionan y qué cosas no. Una vez que eso esté claro, hay un montón de ideas: abrir el lente hacia otras regiones de frontera, en América Latina y el mundo. Eso pasa por hacer que la Web sea bilingüe, por pagar a un buen traductor al inglés. Incorporar a más colaboradores, escribir nuestras propias aplicaciones, publicar en físico, en fin.
Si pudiera dar consejos a periodistas jóvenes interesados en hacer trabajos de denuncia e investigación profunda sobre temas sociales, ambientales y políticos, ¿qué consejos le daría?
Les daría dos consejos. El primero: que se especialicen a fondo en un tema, que estudien otra cosa, además de periodismo: derecho, ingeniería, matemáticas, lo que sea. Eso les dará otras herramientas para buscarse la vida y, además, agregará profundidad y densidad a lo que sea que publiquen.
El segundo: que no se dejen engañar por editores o medios que les ofrezcan exposición a cambio de un sueldo digno. Eso es puro humo. El periodismo es un oficio noble: exige pasión, dedicación, esfuerzo, y en muchos casos, puede poner en riesgo tu seguridad y la de los tuyos.
No permitan que un cantamañanas los ofenda con una retribución simbólica. Su trabajo tiene un valor para la sociedad y un precio justo. Exíjanlo, siempre y cuando su trabajo suba la valla para todos.
Gabriel Arriarán
MsC in Social Anthropology.
The London School of Economics
@gabrielarriaran