Ver detrás de una pantalla los horrores del conflicto armado suele ser una posición cómoda para quienes no han vivido la guerra de frente. Juzgar o justificar las secuelas ocasionadas tanto a víctimas como victimarios, cuenta como retroceso para las transformaciones sociales en el país.
Daniel Bustos, estudiante de periodismo, observando este panorama, pensó en retratar a los actores involucrados en el conflicto armado y, mientras construía su idea, se detuvo a pensar en que hacía falta mostrar esa otra cara de la típica persona capitalina, aislada de esa realidad que solo ve por las noticias; ese fue el papel que interpretó dentro del documental.
Henry Becerra y Ilch Rojas pintando rostros de los actores del conflicto armado.
Luego de crear todo en su mente, Bustos materializó esta propuesta audiovisual, con el apoyo de Consejo de Redacción y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en el marco de la edición 2019 del curso virtual Conflicto, violencia y DIH en Colombia: herramientas para periodistas. En el marco de esta iniciativa hizo realidad un sueño, que, a través de la pintura, el tejido y los retratos manifestara que la reconciliación sí es posible.
“El arte nos cura, nos acerca, nos libera de muchos miedos y ataduras”
Ilch Leonardo Rojas, artista plástico.
Mediante el diálogo los protagonistas relataron cómo el arte ha sido medicina para cicatrizar las heridas que les dejó la guerra, sus compromisos para cultivar un legado de paz y la importancia de perdonar lo imperdonable. “La mejor manera de expresarlo no es a través de las palabras, sino de forma audiovisual, un mensaje que solo se transmite al observar y escuchar”, afirma Bustos.
“A través de esas telas bordamos sufrimientos y dolores, hacemos memoria de lo que nos pasó”
Blanca Díaz, artesana del Costurero Kilómetros de Vida.
Jonathan Ortiz y Blanca Díaz dibujando y bordando retratos de memoria y perdón.
El trabajo ‘fue una tarea titánica’ dice Bustos, para emprender la búsqueda y encontrar a los protagonistas de Palomas Grises tuvo que conseguir una lista de organizaciones sobre reparación a víctimas, de exmilitares y excombatientes, y por su puesto de grupos artísticos, allí logró reunir entre 60 y 70 organizaciones.
Durante el rodaje aprendió a elaborar proyectos periodísticos a gran escala y a conocer un tema tan sensible como el del conflicto armado y la reconciliación. “Cuando me gane la beca, me propuse sacar 8 horas por día, durante un mes, teniendo en cuenta todo lo que implica un rodaje, tuve que ser el director, productor, guionista y hasta hice los contratos de los actores y el equipo de 48 personas que me apoyaron, fue un gran crecimiento profesional”, comentó Bustos.
“En mis clases de historia, siempre se ha planteado lo blanco y lo negro, es decir, malos y buenos, no se hablaba de un gris que en el documental es esa transición que deseamos muchos colombianos, la paz. El periodismo me facilitó reunir a cuatro personajes que vivieron la guerra, considerando odios y rencores, para verse como seres humanos y dialogar, es un gran paso para llegar esa paz tan anhelada”.
Lee: Aspectos imperdibles para crear historias de paz
“Los periodistas debemos hacer seguimiento a las historias, a sus protagonistas, ver los procesos de perdón, que no se nos olvide de hablar sobre lo que pasa después de la guerra; es el compromiso que tenemos con cada uno de los colombianos”, concluyó.
“Si uno no se perdona a uno mismo no tiene la capacidad de perdonar a los demás”
Henry Becerra Torres, maestro Toleddo.
Jonathan y Blanca dándose un abrazo de reconciliación.
El audiovisual también da una breve explicación sobre lo indispensable que es el (DIH) Derecho Internacional Humanitario en un proceso de paz y reconciliación. Bustos, por medio de caricaturas, ilustró las responsabilidades y los derechos que cada uno de los involucrados en el conflicto armado deben implementar para llegar a una reparación con verdad, justicia y no repetición.