Los ríos en Colombia habían sido el espacio donde terminaron muchas víctimas del conflicto armado. Fueron las aguas de estos ríos que para algunos son las venas de nuestro país, los testigos de la barbarie de la guerra, el transporte para esos cuerpos silenciados, esas aguas que se combinaron con las lágrimas de sus familiares.
A pesar de los pasos importantes que se han dado para poner fin al conflicto armado, Colombia continúa inmersa en un espiral de violencia “Existen tres tipos de olvido: El primero cuando la persona desaparece. El segundo cuando la justicia olvida actuar. El tercero cuando el ciudadano deja pasar el hecho”. Reflexionó Ginna Morelo, presidenta de CdR, ante el público que se hizo presente en el auditorio Jaime Hoyos de la Universidad Javeriana, lugar donde se presentó la herramienta.
Descubrir la verdad no es fácil cuando hay personas que no quieren que se conozca por distintos motivos. El primero puede ser el temor que existe dentro de las familias, pero también la vergüenza al hablar de esas situaciones que pasaron y no quieren recordar. “Mantener la discusión para que estos temas vivan en la memoria y más en un país como Colombia, donde hay muchísima información que no se ha descubierto, y sin embargo esas discusiones no se acaban, las sociedades cambian, las generaciones cambian. La memoria es una tarea que nunca acaba”. Matthias Kopp, representante en Colombia de la DW Akademie.
“La memoria para los familiares de los desaparecidos es la esperanza, el ejercicio de tenerlos nos motiva, hemos convertido el amor en resistencia”, acotó Gloria Gómez, quien hace parte de Asfaddes, Asociación de Familiares de Detenidos – Desaparecidos.
Óscar Parra, asociado CdR y director de Rutas del Conflicto, contó detalles de la plataforma y sus expectativas.
Esta iniciativa nació como idea hace 3 años, pensando en la metodología que tiene Rutas del Conflicto de crear base de datos nuevas, propias del periodismo, que permitan aportar datos a un proceso futuro de memoria histórica en el que se incluyan a las víctimas.
Las expectativas de lanzar esta herramienta son: convertir esta plataforma en un espacio que le permita a las víctimas confrontar esa verdad oficial y que permitan además sumar información desde sus propias vivencias. Quisiéramos al final tener una gran base de datos con los nombres de las personas que son buscadas por sus familiares, o que ya han aparecido en los ríos. Que uno pueda ver una pequeña historia de cada una de esas personas. Que la cifra o el nombre de alguien no se quede ahí, que la gente pueda ver qué había detrás: si había un padre, una hermana, un joven que estudiaba en el colegio, y eso no lo podemos hacer si no lo abrimos para que la gente que sufrió en carne propia todo el dolor se empodere con esta herramienta.
Historia para destacar
José Hernández, el hombre que sobrevivió a la masacre en el río Sinú, contó su historia ante el público presente en el auditorio en la entrevista “Yo estoy vivo, sobreviví, no estoy muerto”.
“Fui sobreviviente y estoy contando mi historia. En esa masacre perdí 10 familiares y la tristeza es grande, pero a pesar de tristeza hay que mostrar que hay valentía todavía, porque hoy estoy contando lo que viví y sentí en ese momento”
Se muestra tímido pero seguro de lo que dice. Poco antes del evento, no sabía lo que era subirse a un avión y esta es la primera vez que visita Bogotá, pero está feliz de contar su historia, con la voz un poco cortada y no queriendo recordar aquellos momentos que fueron una pesadilla para él. Se siente afortunado de contar con personas como Constanza Bruno, asociada CdR y periodista independiente, quien relató su historia en esta plataforma “Ríos de vida y muerte”.
José lleva más de 16 años sintiéndose solo y viviendo en el silencio y el olvido, pero en estos momentos su voz de agradecimiento y de tranquilidad se muestra en los gestos de su cara, su sonrisa y su mirada. Este hombre es el reflejo de las víctimas del conflicto que quieren tener voz y quieren ser escuchados.
La investigación contó con más de 20 periodistas que documentaron las historias de alrededor de 44 ríos. Hasta el momento, una de las conclusiones que deja el proyecto es que son más de mil personas desaparecidas, aunque no se tiene la cifra exacta.