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En una década, 48 indígenas asesinados y un silencio asustador

Los habitantes del Resguardo Zenú del Alto de San Jorge llevan varios años reclamando sus derechos al ambiente sano en su territorio. Tras varias amenazas, asesinatos de sus líderes y promesas incumplidas, aún esperan que la justicia ponga fin a la impunidad. Este trabajo nació en el proyecto Derechos Humanos en el posconflicto colombiano liderado por Consejo de Redacción en alianza con Colombiacheck, Verdad Abierta y con el apoyo de USAID.

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En una década, 48 indígenas asesinados y un silencio asustador
Enero 23 de 2020

En 1999 sus miembros arrancaron con la legalización del Resguardo y a la fecha no desfallecen en la reivindicación del derecho a la salud y al ambiente sano, enfrentándose directamente a Cerro Matoso, la empresa explotadora de níquel, cuya producción anual es de 40 mil toneladas del mineral.

El radio de acción de Cerro Matoso toca porciones de los municipios de Montelíbano, Puerto Libertador, San José de Uré, La Apartada y Planeta Rica. En un perímetro aproximado de diecinueve (19) kilómetros confluyen la locomotora minera y las luchas por los derechos territoriales del pueblo indígena.

Las batallas del pueblo Zenú llevan la marca de la violencia de los grupos ilegales que operan en la región. “Se ha presentado un proceso sistemático de amenazas, persecución y asesinato de líderes indígenas”, asegura Irrael Aguilar, líder Zenú y quien por 18 años fue gobernador y cacique mayor del resguardo. Pero también menciona que han sido golpeados por las constantes advertencias de las empresas extractivas de la región cuando intentan levantar la voz.

Aguilar tiene en sus manos el documento donde están consolidados los crímenes de las 48 personas ocurridos entre los años 2004 y 2015, denunciados ante la Fiscalía y sobre los cuales no se registran avances sustanciales en materia de investigación.

Conoce más detalles del proceso investigativo:

¿Cómo fue el primer acercamiento con la población del Resguardo Zenú? ¿En ese acercamiento tuviste acceso a los archivos sobre líderes asesinados?

El primer acercamiento lo hice con el líder Irrael Aguilar para conocer el contexto y las reclamaciones históricas que esta comunidad venía haciendo en Córdoba y a nivel internacional. Irrael tenía información que él había recolectado, la tenía escrita a mano y otra parte en una memoria USB. Estos archivos fueron muy importantes para iniciar la línea de tiempo.

Con él coordiné visitas a Montelíbano y Puerto Libertador para dialogar con cada uno de los gobernadores/as indígenas, fueron más de seis charlas de muchas horas y varios días, donde ellos narraron todo lo que vivieron, fueron abiertos en dar a conocer los detalles minuciosos y además contaron sus acciones futuras frente al tema.

Para tener más información estuve varios días buscando en periódicos impresos. Fue muy fuerte releer los titulares y las informaciones desde 2004, me hizo recordar el compromiso tan grande y la responsabilidad que tenemos en nuestras manos cuando publicamos una información. Además, envié unos Derechos de Petición a la Fiscalía que me permitió tener más información.

Llegó un momento en que tuve muchos datos, entrevistas, noticias de periódicos, documentos, ahí fue clave el acompañamiento de Ginna Morelo para poder aterrizar y darle forma a la investigación.

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La lucha contra un gigante

Entre los años 2011 y 2012, durante el proceso de constitución del Resguardo, los líderes indígenas comenzaron a dar cuenta de los problemas de salud, principalmente entre las mujeres y los niños. Se hablaba de infecciones en la piel y problemas de visión, cáncer, además de abortos. Lo otro, indiscutible, era que la productividad de la tierra había disminuido.

Iniciaron entonces un proceso jurídico contra Cerro Matoso y el Ministerio de Ambiente para salvaguardar el derecho a un ambiente sano. “Interpusimos tutelas ante el Tribunal Administrativo de Córdoba y después ante el Tribunal Superior de Cundinamarca. Ninguna fue a nuestro favor y los argumentos iniciales fueron que en el sur de Córdoba no había comunidades indígenas. Esto nos indignó. Por eso nos asesoramos legalmente y decidimos proceder otra vez, pero frente a la Corte Constitucional”, explica Aguilar.

En el año 2014 el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), mediante el Acuerdo 336 del 27 de mayo, formalizó la constitución del Resguardo Indígena. Este papel sellaba los primeros 16 años de lucha territorial para Irrael Aguilar Solano. El documento resultaba ser el trofeo más valioso de sus 29 años de liderazgo social en el Sur de Córdoba.

Pero la historia no ha sido fácil para él. Se moviliza en la zona bajo un esquema de seguridad que le otorgó la Unidad Nacional de Protección desde el 2014. Su familia le ha pedido en varias ocasiones que deje el liderazgo que tiene en el San Jorge, pero es más fuerte su vocación de servir.

Teniendo en cuenta la difícil situación de inseguridad que viven los habitantes del Resguardo, ¿Qué medidas de seguridad tomaste?

Siempre estaba atenta a las informaciones que reportaban de la zona, cuando viajaba buscaba información para saber qué pasaba en territorio, desde el clima hasta situación de seguridad. Siempre informé a mi familia dónde estaba. Busqué alojamientos en zona urbana y algunas entrevistas por la seguridad de los gobernadores indígenas (ya que ellos tienen medidas de protección) las programé en la Pastoral Social de la Diócesis de Montelíbano.

Pese al contexto, nunca me sentí en peligro, pero tomé las medidas respectivas.

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Foto tomada de la investigación - Resguardo indígena Zenú

El crimen del alguacil

De los episodios más difíciles que vivieron Irrael Aguilar y el pueblo Zenú a lo largo de todo este tiempo de constitución como Resguardo fue el asesinato del alguacil mayor Emiro Manuel de la Rosa Polo. “Vivimos tres años que son considerados los años negros porque perdieron la vida muchos líderes”, recuerda.

Solo en el periodo comprendido entre el 2009 y 2011 fueron asesinados 40 indígenas. “Emiro era una persona importante para el resguardo, reconocido por su liderazgo y su capacidad para convocar a las comunidades. Su asesinato dejó un vacío grande”, asegura Aguilar.

El crimen ocurrió el 6 de octubre de 2009 en su casa del barrio 27 de Julio, en Montelíbano, y en presencia de su esposa e hijos. Dos tiros segaron la vida de quien fuera considerado uno de los motores de la lucha territorial para la legalización del Resguardo Indígena Zenú del Alto San Jorge y también el alma, vida y corazón de un hogar. “No estaba amenazado, no tenía enemigos, su vida era servir a los demás y jugarse con todos”, recuerda Verlides Isabel Domínguez Zabaleta, su compañera sentimental desde que tenía 18 años y con quien tuvo dos niñas y dos niños.

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¿Qué consejos nos puedes dar para entrevistar a familiares y amigos de los líderes asesinados?

Primero, tener un listado de preguntas bases que llevarán el hilo de la entrevista. Pero lo más importante, creo, es recordar que quiénes están hablando contigo son personas que han pasado situaciones difíciles, extremas. Ser sensible, tener paciencia, no apresurar la conversación y dejar fluir la relación con la persona que tienes en frente. Es necesario tener varios encuentros porque los temas que se van a tocar son sensibles y al recordarlos ellos pueden experimentar mucho dolor o temor. Es inevitable que durante la entrevista se produzcan estos sentimientos, pero es nuestra responsabilidad que al irse esa persona esté tranquila y retorne a su rutina como llegó a ti.

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Los slides desplazables con información y fotos de los líderes asesinados es una buena forma de capturar la atención del espectador, ¿Qué importancia le das a este tipo de información dinámica en una investigación periodística?

Le da mucho dinamismo a la información, es maravilloso, pero indiscutiblemente lo mejor es que si se hace una buena selección de la información el lector podrá tener más datos para complementar la historia.

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Imagen del proyecto Derechos Humanos en el posconflicto colombiano

Esta investigación es el resultado de una capacitación de #CdR, ¿Qué experiencia te dejó este proceso de formación y su práctica en este trabajo?

La capacitación de CdR me permitió aterrizar la idea para comenzar a escribir mi historia. Además, aprendí a manejar herramientas para poder filtrar todo el volumen de información que logré encontrar durante la reportería. Es importante el acompañamiento de los tutores porque ellos nos hacen ver cosas que quizá por todo lo que estamos recabando se pueden pasar por alto, nos permiten retomar el hilo de lo que escribimos, pero en especial, sentí mucho apoyo emocional de Ginna. Para mí fue muy difícil adentrarme estas historias, muchas veces sentí tristeza y dolor por lo que pasa en Córdoba, aprendí a admirar la valentía y el coraje de los líderes y lideresas indígenas.

Nosotros somos periodistas, somos personas y comenzamos historias, buscamos información, hablamos de temas sensibles y llega el momento en que todo eso lo tienes en tu cabeza, poder dialogar sobre lo que pasa con una persona que entiende el proceso es algo valioso. Después puedes retomar a escribir más tranquila.

Considero que de las mejores experiencias que tuve en 2019 fue todo este proceso.

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