PERIODISMO

‘Los hijos de la guerra’

Hanna Decker, editora de negocios en el FAZ, y Diana Salinas, asociada CdR y periodista del programa Zona Franca del Canal Claro, fueron las encargadas de viajar a Montería a conocer, interactuar y presentar la historia de Esther Polo, una joven que representa una generación que heredó las heridas emocionales, los miedos, e impactos psicológicos del conflicto armado en Colombia. Esta investigación hace parte del proyecto ‘Punto de Giro’: Colombia después del acuerdo de paz’

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‘Los hijos de la guerra’
Febrero 09 de 2017

Esther, una hija de la guerra

En Colombia la guerra dejó casi ocho millones de víctimas. En esta investigación, una hija de la guerra, Esther Polo, de 26 años, narra su propia historia. Exteriorizando los altibajos que enfrentó, después de enterarse la causa de la muerte de su padre y hermano, en este caso, homicidio perpetuado por un grupo armado colombiano al margen de la ley, los Paramilitares. “Mi padre se enfrentó a machete con uno de los tipos esos y le dispararon y le destrozaron la cabeza. Mataron a esos otros familiares, a mi hermano. Quemaron las casas y obligaron a que la gente, a que mi mamá y mis hermanos salieran de allí”, argumentó Polo, en fragmento de video.

La tristeza de una esposa y una madre

María Zabala, madre de Esther, recuerda el 14 de diciembre de 1988 (año en el que murió su esposo) con rabia e impotencia frente a la injusticia. En las paredes de su casa aún tiene una fotografía de su esposo, Antonio Polo, colgada. “Ese es mi esposo y esa foto la tomaron el año en que lo mataron, y el que está al lado es el tío, que lo mataron también”, narra María.

Esther estaba en el vientre de su madre el día que asesinaron a su padre, desde ese momento, María depositó en su hija toda la depresión y tensión que sintió por la muerte de su esposo inconscientemente. “Estábamos conectadas no solamente de forma biológica sino de algunas otras maneras y eso permitió que se abriera un canal entre nosotras y que ella depositara miedos, angustias, rabia, frustración, tristeza”, añadió Esther.

El miedo se apodera de Esther

20 años después, Esther cayó en un preocupante periodo de depresión tras depresión e intentos de suicidios. La joven reconoció su enfermedad mental fue diagnosticada psiquiátricamente con depresión endógena y estrés postraumático. Enfermedades mentales producto de los fuertes episodios vividos por su madre. “La vida cambió, absolutamente todo, todo, la miserableza se apoderó de mí, mil maneras para matarme, mil maneras ¿cuál será la mejor forma? ¿Cómo lo haré? (…) 12 veces, porque depronto las otras veces que se me ocurrió la idea, no lograba armar el plan. Pero, desde ese momento, desde ese día yo me levantaba con la idea de querer morir”, cuenta Esther, en fragmento de video.

Madre e hija luchan por un cambio

Esther espera seguir adelante con su vida y ayudar a las personas que lo necesitan. En Montería lidera un grupo de mujeres que han creado presentaciones artísticas para representar todo el proceso que atraviesan las víctimas del conflicto en Colombia.

Esther ha recibido reconocimientos por la labor que viene desempeñando. Organizaciones internacionales la han invitado a participar de conversatorios sobre las víctimas en Colombia. Además, escribió un libro de poemas, al tiempo que la historia “La legendaria María Zabala”, que relata los hechos de violencia que afectaron a su familia. Este año se graduará como abogada.

Por su parte, María recibió el premio a la Mujer Cafam, en 2004, por ser la gestora de un proyecto productivo con mujeres víctimas de la guerra. También, la condecoró el Congreso de la República por las mismas acciones.

Los Polo Zabala, como muchas familias en Colombia, vivieron en carne y sangre la violencia del país. Los paramilitares llegaban al departamento de Córdoba y se apoderaban de las tierras de los campesinos, masacrando sin piedad a los que se resistieran.

Diana Salinas, asociada CdR y periodista del programa Zona Franca del Canal Claro, habla de la importancia de contar este tipo de historias, la experiencia personal y profesional que le dejó trabajar con un periodista extranjero:

¿Qué los motivo a contar la historia de Esther?

Este tipo de historias son las que no están contadas en Colombia. Incluso hace falta conocer a profundidad el fenómeno de qué tan afectados están los hijos de las víctimas, afectados claramente de manera psicológica, en su comportamiento. Debemos saber qué tan fácil les ha resultado vivir en el país con esa herencia y con esa historia puesta, que es la de sus padres.

Nosotros buscamos diferentes fuentes de información al respecto, buscamos en encuestas, en Medicina Legal, averiguamos qué tanta afectación ha tenido la guerra en la población colombiana y sobre todo en estos jóvenes, y lo encontramos, encontramos que Esther era un abre-bocas perfecto para contar qué pasa con estos hijos de la guerra, que son, en muchos de los casos, personas que han heredado una historia muy dura, que han hecho cosas igual de valientes que sus padres para sobrevivir, ya no con el conflicto, sino con la herencia de esa historia.

¿Es importante darle seguimiento a la historia de Esther?

Por su puesto, la historia de Esther nos motivó muchísimo, porque entre otras cosas ella fue muy honesta, nos abrió su vida y su psiquis, en una entrevista en la que deja ver lo que los psicólogos llamarían una pulsión de muerte; es decir, que tiene una tendencia al suicidio muy fuerte, hasta el punto de haber intentado suicidarse muchas veces.

Es importante seguir con la historia. En primera instancia si ella logrará su cometido, que es suicidarse, sería muy duro como representante de esos hijos de la guerra, y si sucede lo contrario, que es una pulsión de vida, si logra sobrellevarlo y salir adelante, pues se convierte en una historia que da lecciones y traza un camino para otras personas que están tan afectados como ella.

Entonces, ella solo es un abre-bocas, es como mostrar la punta de iceberg. Sería súper interesante hacer un trabajo completo de esta generación, un muestreo real de esas historias, y creo que se la debemos al país.

¿Qué recursos utilizaron para recolectar la información?

Buscamos muchas fuentes, como a Medicina Legal, al Observatorio Nacional de Salud Mental; de ahí tomamos los datos de la última encuesta de hace unos cuatro o cinco años, si no estoy mal. Utilizamos todas las fuentes en temas de restitución de tierras, de víctimas, quiénes eran los directos victimarios y principales actores del paramilitarismo. Básicamente nos sentamos en el departamento de Córdoba.

Hicimos un recorrido geográfico en la vida de estas personas, luego nos fuimos a las restituciones, que son los que tienen los datos y estudios precisos en memoria histórica, en restitución de tierras, ahí Córdoba tiene todo supremamente ordenado y se sabe el número de víctimas, se saben las tierras que fueron despojadas y quién las despojo. La Fiscalía también tiene un número importante y totalmente estadístico del tema. A todas esas instituciones acudimos, a todos esos datos nos pegamos para poder darle un matriz que pudiese abrir el espectro del fenómeno.

¿Cuál fue el aporte del periodista extranjero a la investigación?

La periodista extranjera era una persona muy joven que aportó mucho al saber técnico de la investigación, saberes necesarios para poder reportear este tipo de historias. Por ejemplo, se encargó del manejo de la tecnología, en este caso la cámara y el sonido. Además, contribuyó desde la distancia, desde su extranjería conocimos la percepción que tienen frente a esos fenómenos. Como periodista local también nos enriquece mucho esa mirada y la experiencia fue muy interesante.

Lee la investigación completa aquí

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