En Colombia, Carmelo descubrió que el campo colombiano, pese a las difíciles condiciones para los campesinos, le dio una oportunidad para sensibilizarlo sobre la vida en la naturaleza y las historias en este ambiente. De la naturaleza como iniciación a la poesía. En medio de cafetales y praderas, en Carmelo nació un deseo de expresar lo que sentía mediante canciones y poemas, los cuales comenzó a compartir con sus colegas recolectores de café. Un día, uno de los encargados de una finca en la que trabajaba lo motivó a ir a Medellín en busca de un mejor futuro como poeta.
La crisis de su país lo llevó a subsistir en las calles declamando y cantando sus poemas. Pero por esas cosas de la vida o de la pasión y fe que le ponemos a lo que amamos, el talento de Carmelo empezó a ser reconocido y apoyado por sus amigos de Medellín, quienes vieron en él un gran potencial como artista.
Es así como Carmelo abandonó las calles y se dedicó de lleno a formarse como músico profesional y a darlo todo por su vocación artística. En la actualidad, se encuentra en proceso de grabar su primer trabajo discográfico con una disquera de la ciudad, abriendo de esta manera otro capítulo de su interesante vida.
Este trabajo periodístico fue elaborado en el marco de ‘Periodismo en movimiento. Laboratorio de creación de historias sobre migración venezolana en Colombia’, iniciativa de Consejo de Redacción y el Proyecto Integra de USAID. Su contenido es responsabilidad de sus autores y no refleja necesariamente la opinión de USAID o el Gobierno de los Estados Unidos.