La reconstrucción de las islas Providencia y Santa Catalina después del huracán Iota, de categoría cinco, fue una oportunidad perdida para implementar energías alternativas o renovables en la región. A pesar de que los fuertes vientos destruyeron el 98 % de la infraestructura y el suministro de energía eléctrica, el Gobierno colombiano no aprovechó ese momento para invertir en soluciones sostenibles para esta zona del país.
Casa reconstruida, Providencia, Colombia. Fotografía de Ómar Cifuentes.
Para Jaime Miguel Torres, veedor ciudadano y una de las personas que participó en la reconstrucción de Providencia, “se cometieron todo tipo de errores, desde el material que se eligió para construir las casas, ignorando las condiciones salinas de la isla (por lo cual hoy vemos cómo se están oxidando por la calidad del aire que tenemos), hasta la no planificación de fuentes de energía que nos permitiera reducir costos del servicio de luz y tener un servicio de agua digno y con nuevas oportunidades ante esta catástrofe”.
En lugar de ello, se optó por la reconstrucción convencional, que involucra la creación de infraestructura y la restauración del suministro de energía por medio de combustibles fósiles, desaprovechando los recursos naturales de la región, como el sol y el viento.
“En la reconstrucción no se nos tuvo en cuenta. Acá vino Fontur, preguntaron por los daños, tomaron las pinturas que yo había comprado y ayudaron a pintar; pero ellos lo pasaron como propio, cuando no fue así. Estamos sufriendo porque la casa se está agrietando y el Gobierno no se ha acercado a realizar el mantenimiento y vigilancia de lo que nos entregaron. Pagamos servicios de energía elevados y fueron muy pocos los que se beneficiaron de los paneles solares. Hay un monopolio impresionante”, comenta Josefina Huffington, habitante de Providencia y líder raizal.
Josefina ha sido una de las lideresas que ha sacado la cara por su región. Ella es la responsable de la Sentencia T-333/22 de la Corte Constitucional que “concede el amparo de los derechos fundamentales a la vivienda digna, agua potable, saneamiento básico, ambiente sano, salud, consulta previa e identidad cultural de la señora Josefina Huffington Archbold y del pueblo raizal de Providencia y Santa Catalina”. Esta sentencia tiene hoy en día al Gobierno nacional reuniéndose con la población para conocer sus problemáticas y puntos de vista frente a la reconstrucción.
Casa en medio de la selva, Providencia, Colombia. Fotografía de Ómar Cifuentes.
El presidente Gustavo Petro, por medio de su cuenta de Twitter, mencionó la importancia de implementar energías renovables en las islas, como un paso para la transición de Colombia hacia las energías limpias, tomando como ejemplo a San Andrés y Providencia.
Según Henry Benavides, que pertenece a la Subdirección de Meteorología del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), entre enero y abril, en las islas hay un aumento en los niveles solares, lo que permitiría implementar energías de este tipo en la región.
Asimismo, señaló que los vientos que se presentan en la zona son propicios para la instalación de plantas eólicas, las cuales suministrarían energía suficiente para alimentar un gran sector de Providencia.
El Gobierno colombiano tenía entonces la oportunidad de liderar la implementación de energías alternativas y renovables en la región, no solo para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, sino para promover el desarrollo sostenible y la resiliencia ante futuros desastres naturales. En consecuencia, la implementación de estas energías tendría beneficios ambientales y podría asegurar un impacto económico positivo, creando empleos y atrayendo inversiones en esta zona del país.
Durante la fase inicial de la reconstrucción se presentaron varias propuestas para la implementación de energías renovables en las islas, iniciativas que incluían la instalación de paneles solares, turbinas eólicas y sistemas de almacenamiento de energía para aprovechar la energía generada por fuentes renovables no convencionales.
Para Pablo Agudelo, CEO y fundador de Sistema Verde, “Providencia es un espacio óptimo para implementar no solo una, sino varias energías alternativas que mejorarían la calidad de vida de la ciudadanía. Desde el aprovechamiento de residuos en una población de 5000 habitantes hasta la energía de las olas son opciones que se desecharon; aunque continúan en la mesa. No está del todo tarde para que esto se haga realidad”.
Ana Gabriela Hawkins es habitante de Providencia y pide una solución, no solo a la reconstrucción de su hogar, sino a que se regule el valor de los servicios públicos de la isla: “Estoy pagando 200.000 pesos mensuales de luz y acá el salario mínimo es igual al de toda Colombia. No podemos pagar costos tan altos por la monopolización de la empresa de energía”.
Zona alta de Providencia, Colombia. Fotografía de Ómar Cifuentes.
Y es que, para los habitantes de la isla, la empresa Sopesa es la responsable de no permitir que se instalaran, por lo menos, paneles solares en las casas, en el momento de su reconstrucción. A la fecha, el 98 % de la isla ya fue reconstruida, pero solo el 10 % cuenta con este tipo de energías, dejando a un lado los hogares que más lo necesitan.
A la oportunidad perdida para una solución sostenible se suman las denuncias de malversación de fondos y corrupción en el plan de reconstrucción. Según datos entregados por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) —entidad encargada de la planeación de la reconstrucción— y Findeter —responsable del manejo de recursos e implementación de la estrategia— solo en las casas se invirtieron $1.6 billones, lo que representa un sobrecosto de casi el 46 % del valor inicial planteado por Gobierno nacional.
El Gobierno de Iván Duque insistió en que habían cumplido y que cada casa había sido reconstruida en consenso con la comunidad, pero los datos demuestran que solo 12 % de la población formó parte de estas labores. El grueso de la reconstrucción estuvo a cargo de mano de obra foránea, lo que llevó a incurrir en gastos de manutención, además del salario por el trabajo realizado. La Procuraduría General de la Nación ha emitido varios conceptos sobre las inconsistencias en la reconstrucción de las islas. Para el ente de control, hay dineros que no se ven reflejados en las obras realizadas.
De acuerdo con datos entregados por la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres, dentro del PAE se tenía contemplada la instalación de paneles solares en gran parte de la isla con la entrega de “un kit solar (batería, dos bombillos y dos conectores)”, con un costo total de 346.000.000 pesos, inversión que solo se ve en 500 de las 5000 viviendas reconstruidas.
Providencia y Santa Catalina piden soluciones sostenibles, que impacten a la comunidad en una región llena de biodiversidad y que es muy admirada por los turistas internacionales.
Esta investigación fue realizada en el marco del proyecto ‘CdR/Lab Narrar la transición energética: un nuevo reto para el periodismo’, organizado por Consejo de Redacción y el centro de pensamiento Transforma.