“Desde la comunicación intentamos hacer una serie de piezas en medios locales para que se conociera, para que se pudiera difundir, apropiar”, así describe su trabajo, Andrés Córdoba, en la investigación que dio pie para crear Ciudad Sónica, la publicación que expone una investigación sobre el paisaje sonoro en Popayán, Cauca, desarrollada por la Universidad del Cauca.
Dentro del proceso de investigación, que inició en 2015, seleccionaron 121 puntos en el centro histórico de Popayán. Cada 100 metros midieron los niveles de ruido, luego sistematizaron y procesaron la información, a través de georeferenciación. De ahí, calcularon, graficaron y crearon mapas sonoros de la ciudad en los que se detalla dónde se genera el sonido, la intensidad, todo esto para crear la taxonomía sonora, es decir, desglosar el sonido que se escucha en la calle.
La importancia de este libro y de entender el concepto de paisaje sonoro es que se trata de un problema de salud pública y planeación municipal que va mucho más allá del ruido. Habla de la concepción de lugares en los que se puede disfrutar de experiencias sonoras agradables, y otros con potencial para mejorar.
Carátula de la publicación.
Conversamos con Andrés Córdoba sobre Ciudad Sónica y su trabajo para visibilizar los resultados y metodología de esta investigación:
¿Por qué es importante hablar del paisaje sonoro del país?
Creo que la publicación sale en un momento donde el tema de salud pública global cobra importancia por la pandemia, y lo relaciono porque el libro es una apertura sobre la reflexión frente a la salud pública. De ese algo que nos puede estar afectando y que se puede mejorar, junto con las condiciones de salud y vida de los habitantes en las ciudades y en el mundo.
El paisaje sonoro no es un tema nuevo. Realmente, este tema se empieza a abordar desde la década de los 70 para incorporarlo en el planeamiento urbano territorial. Se plantea, pero no se le presta mayor importancia. Estuvo relegado a un segundo plano, porque en esos temas se le daba prioridad al análisis y uso de la ocupación del suelo.
En los 90 vuelve a sonar gracias a las enmiendas del Acta del Aire que reconoce que el ruido es una problemática a escala global y que por lo tanto las entidades gubernamentales deben empezar a tomar decisiones, para mitigar la degradación del entorno acústico.
Lo mencionamos ya que, 50 años después, la situación no ha cambiado. En las ciudades esto no tiene mayor relevancia y se ha limitado a la evaluación física, es decir, aquello que conocemos como ruido, pero el paisaje sonoro en sí es mucho más que eso. Por supuesto, tiene que ver con todo el tema de lo que nos pueda o no molestar y es ahí cuando sale el tema de la salud, porque si no se controla genera degradación dentro del bienestar de las personas.
También está la otra parte y es la que menos se aborda: la de cómo se generan espacios urbanos o zonas de confort acústico en donde puedan darle una experiencia distinta a los habitantes, o cómo a través de diferentes intervenciones eso puede ayudar a mitigar factores físicos, con la misma finalidad.
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¿Qué es lo que hace llamativo o el secreto del paisaje sonoro de Popayán frente a otras ciudades del país?
Popayán es una ciudad tradicional, típica, colonial y creo que eso la hace interesante porque es una ciudad intermedia, pequeña. El caso de estudio, que es el sector histórico, es el más preservado de la ciudad. Sin embargo, se hace el estudio y arroja unos resultados nefastos para la salud pública.
En este caso, en los puntos que se midieron (121) en el sector histórico, se encuentra que el 90% están por encima de los niveles permitidos por la normativa nacional en temas de sonido, entonces es interesante ver cómo en una ciudad pequeña, que no debería tener muchos problemas, se presentan una gran cantidad de situaciones que apoyan el detrimento de la salud y el confort ciudadano.
¿Cuál es el aporte de tu trabajo, desde la comunicación, a esta investigación?
Este es un libro que se trabajó desde distintas disciplinas en coautoría con el arquitecto Julián Grisalba. Desde la comunicación intentamos hacer una serie de piezas comunicativas en medios locales para que se conociera, se difundiera y las personas se pudieran apropiar de este conocimiento.
Es un tema técnico, algo pesado, por lo que desde que inició la investigación nos pusimos el reto de sacar una publicación clara. El tema de la comunicación ha sido importante para estructurar, redactar, incluso argumentar y reprochar algunas ideas.
Entonces es un ejercicio que le apostaba a todo el tema de la comunicación de la ciencia para que el conocimiento, a través del libro impreso, pudiera difundirse un poco más y generar más impacto. Queríamos que no se quedara, como sucede con algunas investigaciones, en los anaqueles de la biblioteca de la universidad, donde difícilmente es consultado.
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¿Qué buscan con el libro?
Buscamos dar o revivir ese debate alrededor de la importancia que tiene este tema, con el objetivo de que se tenga en cuenta en las ciudades, en relación con la planificación urbana, territorial y de salud pública. También buscamos generar reflexión en la ciudades, con los gobernantes y en la academia, para que el tema se aborde más, de manera más profunda y que eso pueda contribuir al bienestar de la sociedad en general.
¿Cuál es la invitación para que consulten esta publicación?
Es un libro que surge del ámbito interdisciplinario, hay mucho de geografía urbana, de urbanismo, arquitectura, comunicación y a la vez es un libro que concentra muchas más disciplinas que van desde la salud hasta lo ecológico y medioambiental, porque no solamente es lo físico sino todas dinámicas sociales que se generan. Creo que es un libro muy atractivo para verlo desde las disciplinas que sean necesarias y que se puedan complementar también o contribuir a este gran debate
*La publicación está disponible para la venta en la librería y en la página web editorial de la Universidad del Cauca, Siglo 21. Haz clic aquí para consultar la publicación.