Datos y estudios, los pocos que están disponibles, se exponen en la investigación que abordó la periodista cubana Mónica Baró en su investigación «La sangre nunca fue amarilla». Ella dice que su estilo es el periodismo narrativo, esa es la forma en que aborda cualquier tema, y la que usa para anticipar, desde el primer párrafo, sin decirlo textualmente el caso de envenenamiento que se narra en el reportaje.
Los pollos no marchan. No se supone que lo hagan. Si un pollo marcha, o camina con las patas estiradas y tiesas, es porque algo anda mal con ese pollo. Fragmento de la investigación.
El saturnismo, como se le denomina al envenenamiento causado por grandes dosis de plomo y que viene del simbolismo que relaciona a la alquimia con Saturno, según la investigación, suele considerarse como el veneno más conocido y mejor estudiado del mundo.
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En 2016, el mismo año en que se realizó la última mudanza a causa del plomo en el municipio habanero de San Miguel del Padrón, la exposición a este metal provocó en el mundo más de 540 mil muertes, en datos del Instituto para la Métrica y Evaluación Sanitaria.
Alejandro Banderas: Lo malo que yo tengo es que nunca entiendo nada. Algo sí, pero no todo. ¿Las tareas? Yusimí mi prima que me ayuda. Yo no sirvo para la escuela. Fragmento de la investigación.
Según la investigación, mientras los adultos absorben entre un 10% y 15% de plomo, los niños pueden absorber hasta un 50%. Para Baró, en un país “símbolo” en materia de salud, la contaminación ambiental se dejó a un lado: “Si entendemos la salud desde un punto de vista complejo hay muchas dificultades para tener una vida saludable. Cuba cuenta con salud pública, pero es para la atención médica, y la salud no se circunscribe solo a esto, implica también la alimentación, la calidad del aire que respiras, entre otros”.
Giselle Falcón: Cuando yo tenía 22 años, salí embarazada, y lo iba a tener, el embarazo iba bien, pero un día me fui a hacer un ultrasonido genético y me dio que el niño tenía una malformación, y se me había muerto dentro. Fragmento de la investigación.
La historia que muestra los altos y bajos de San Miguel del Padrón y el “próspero” estilo de vida que afectó la salud de muchos, es narrada en este reportaje desde la memoria de sus habitantes que además data el inicio del barrio, la forma en que la fundición de plomo se convirtió en un oficio reconocido, de cómo la materia prima nunca faltaba y de uno de sus clientes: las funerarias, quienes usaban el plomo para crucifijos y agarraderas. Cliente que tal vez se beneficiaría doble.
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Las medidas de saneamiento que tomó el gobierno Cubano al descubrir el caso de envenenamiento se cuentan también contrastadas con las pocas cifras que Baró logró recolectar. Entre las dificultades que la periodista vivió al realizar esta investigación es que además de no ser reconocida como periodista por pertenecer a un medio independiente, no tiene derecho a la información y tampoco a internet en lugares como su casa.
Porque nadie sabía, en primer lugar, que el mayor peligro en una fundición de plomo no era exactamente quemarse con el horno. Fragmento de la investigación.
La necesidad de contar lo que pasó era clara: todavía en mayo de 2018 habían cinco viviendas de familias, cientos de personas habitando un asentamiento, otras viviendo en barrios colindantes, y la principal: no se había contado la historia. 24.000 miligramos de plomo por kilogramo de suelo (mg/kg) es la cifra que se repetían los habitantes del barrio, antes del saneamiento, porque aunque el envenenamiento corría por la sangre, el desconocimiento del tema, antes y después, es la constante.
Niños de los alrededores juegan en las ruinas de las viviendas demolidas. Foto cortesía: Ismario Rodríguez.
Consejo de Redacción habló con Mónica Baró sobre los retos y dificultades a la hora de realizar esta investigación. Esto fue lo que nos contó:
1.¿Cuál fue tu criterio para decidir narrar esta historia así, es decir, a partir de las memorias de los protagonistas?
Para el periodismo narrativo la memoria es un recurso sumamente importante, es donde se pueden encontrar los elementos que te van ayudar a hacer de la historia un relato con el que otras personas se puedan identificar.
En la memoria está lo relevante. La gente recuerda lo que es importante por distintas razones, pero la memoria guarda lo más significativo de los hechos, es tramposa, pero ahí está el desafío en que sepas contrastar distintas memorias para llegar a la verdad.
Al final los procesos de jerarquización que hacen las memorias de la gente son lo más importante, porque la realidad no es lo que pasa tal cual pasa, que también, sino lo que la gente recuerda, es otro plano de la realidad. Es un poco riesgoso afirmar esto en el periodismo, sin embargo, me interesa darle voz a esa otra realidad que es lo que la gente recuerda.
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2.¿Cómo diste con los testimonios?
Con los testimonios di investigando como siempre he dado con todos los testimonios: una persona me llevó a otra persona, y así, de todas maneras no es solo con eso, por supuesto. Para llegar al testimonio que queda en el trabajo tienes que llegar a distintos niveles con cada persona.
Una entrevista te lleva a otra entrevista, es como una red. El testimonio que queda en el trabajo no es el primario, es un testimonio mucho más profundo de mucha investigación, entonces básicamente llegué a los testimonios con mucho tiempo, con mucha paciencia.
3.¿Qué fue lo más difícil de esta investigación?
Hubo varias cosas difíciles. En primer lugar, el acceso a las fuentes de información, estudios ambientales, médicos, fuentes públicas, laboratorio o centros de información independientes es bastante limitado.
La falta de acceso a información en sentido general, porque el tema combina contaminación ambiental y salud, entonces son dos variables difíciles de relacionar que requieren unos niveles de especialización grande, no solo para repetir lo que dicen los estudios científicos sino para integrarlos dentro de una historia.
Además, dentro de mis propias circunstancias hay muchas limitaciones. En Cuba solo tenemos datos móviles desde diciembre de 2018 y casi nadie tiene internet en su casa. Para acceder a internet con la computadora tienes que conectarte en un sitio público, casi siempre en un parque, entonces imagínate trabajar desde un parque.
Cada hora de internet vale 1 dólar, y en ese momento en Periodismo de Barrio casi que no había nada para gastos de producción, apenas podían recargar un poco el teléfono y nos daban 10 horas de internet al mes, que es nada. Yo necesité muchísimo internet para esta investigación y eso fue un problema, no solo las condiciones en las que tenía que conectarme sino el costo. Cuando empecé la investigación el internet costaba 2 dólares la hora.
Entonces yo creo que las dificultades se pueden resumir en una mezcla final entre las limitaciones del acceso a la información, el tipo de periodismo que hago en el país que lo hago y el posicionamiento ético que tengo frente a mi trabajo y la vida.
Calle Villalobo, en San Miguel del Padrón. Foto cortesía: Ismario Rodríguez.
4.¿Por qué el interés en reconstruir esta historia a pesar de que ya se hizo el saneamiento ambiental? ¿Por qué es importante seguir reporteando el tema?
Por varias razones. La primera, es que la mayoría de las mudanzas se hicieron después del saneamiento ambiental, entonces una de las preguntas que hace mi historia es: ¿si el saneamiento ambiental solucionó los problemas y la zona dejó de ser riesgosa por qué después de esto se siguieron mudando personas?
La mayoría se mudaron después del saneamiento, que fue entre 2008 y 2009, y la última familia la mudaron en 2016, esta sospecha la pongo como ejemplo, pero habían muchos más indicios para creer que efectivamente la zona continuaba siendo problemática y fuentes off de record me comentaron que el seguimiento había sido un desastre y no había resulto ningún problema.
La zona continuaba sometida a una especie de congelación por las autoridades y para la gente seguía siendo un problema y tema actual porque no les habían dado acceso a la información, no existía ninguna confirmación de que después del saneamiento este problema se hubiese aplacado, era lo contrario, todo indicaba que después de esto el problema continuaba.
Esta fue una historia que, independientemente, a que continuara abierta no había sido debidamente reportada. Era como si nunca hubiera pasado. Puede parecer algo loco, pero en mi país es usual de que ese tipo de cosas pasen porque los medios estatales, que son la mayoría, no suelen reportear nada que afecte en lo más mínimo la imagen internacional del Gobierno.
Los medios independientes son muy chiquitos y pocos para la cantidad de problemas que hay en una sociedad, o que hay en Cuba, como en cualquier otro país. Históricamente, puede haber en Cuba un medio que se dedique nada más que a reportar qué ha pasado en el país desde 1959 hasta el 2015 cuando empiezan los nuevos medios independientes. Antes existían algunos, pero todos fueron eliminados en la primavera negra de 2003. Cualquiera podría dedicarse a escribir de lo que nunca se publicó.
La primavera negra fue la mayor redada policial del castrismo en Cuba durante ese siglo. Se realizó entre el 17 y 19 de marzo de 2003. Periodistas, ingenieros, médicos, economistas, obreros y campesinos, de todas las provincias del país, fueron enjuiciados y penados, 29 de ellos, con 20 o más años de cárcel, según el medio CubaNet.
Para 14ymedio.com, medio cubano, tener una máquina de escribir, denunciar a través de la línea telefónica una violación de derechos humanos, publicar una revista independiente, recoger firmas o, simplemente, ofrecer una entrevista a algún medio extranjero fueron algunas de las «pruebas» que mostraron las autoridades para incriminar a los arrestados.
“Si eres periodista de un medio independiente no eres reconocido, es como si no existieras, por más precauciones que tomes hay cosas que siempre se van a escapar de tu control”: Mónica Baró.
5.¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrenta un periodista cuando decide hacer investigaciones de largo aliento?
Dependen del tema, el país, el medio y del periodista. El Latinoamérica, efectivamente, es mucho más peligroso hacer periodismo investigativo que en otras parte del mundo. En África, Medio Oriente, esto pasa en los países donde casi siempre hay problemas democráticos o de violación de derechos humanos, porque no se respeta lo básico que es la vida.
El caso de Cuba es bastante peculiar, acá no tenemos crimen organizado ni narcotráfico pero sí un Gobierno que reprime a los periodistas, los retiene, encarcela y tiene un montón de recursos legales para juzgarlos en cualquier momento.