El premio sueco Olof Palme no es el primer galardón que recibe Patricia Gualinga por su trabajo en la defensa de los derechos de los(as) indígenas y la naturaleza. Su lucha no es reciente. Desde los 18 años entendió que debía proteger a su comunidad y su territorio, desde todas las vías posibles.
Si se hablara de hechos concretos, el caso de la zona de Sarayaku, en el Amazonas ecuatoriano, es quizás el más representativo en la vida de esta lideresa. Gualinga jugó un papel importante en el pleito judicial entre el pueblo Kichwa de Sarayaku, en la región Amazónica, y el Gobierno ecuatoriano por el inicio de actividades petrolíferas en zonas protegidas, en 2002.
Su voz no se silenció en cerca de 12 años cuando finalmente la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligó al Estado a aceptar su culpabilidad, suspender la extracción en Sarayaku y adoptar mecanismos de consulta previa. Sin embargo, la lucha de Gualinga no se detuvo allí.
Lea ‘El rostro de la resistencia’ y conozca el caso Sarayaku en nuestro especial Tierra de Resistentes.
En 2019 contamos la historia de esta lideresa en nuestro especial Tierra de Resistentes. Hoy, la volvimos a contactar tras anunciarse que sería premiada con el galardón Olof Palme. Un premio que reconoce su liderazgo en la defensa de los derechos indígenas y de la naturaleza. Hablamos sobre su vida en los últimos años, del cambio de los objetivos de su liderazgo tras la pandemia y la forma en que recibe este premio:
CdR: Hoy y después de varios años ¿cuál es la diferencia entre la mujer de 18 años que marchó 500 kilómetros hasta Quito, en la marcha del OPIP, y la Patricia que el domingo recibirá el Olof Palm?
PG: Yo creo que la Patricia de 18 años y la Patricia actual son muy diferentes. A los 18 años tenía otras formas de pensar. La Patricia actual es una mujer adulta, muy segura de lo que tiene que hacer, segura de cuál es el camino que debe emprender por la defensa del territorio y la autodeterminación de los pueblos indígenas, que sabe con seguridad que no hay que callarse y que cuando se vive una injusticia se siente responsable del no actuar, del no denunciar.
CdR: ¿Qué ha sido lo más difícil al ser una lideresa ambiental?
PG: Posicionar la imagen de la mujer, porque hasta ahora sigue siendo incomprendida. Muchas veces la usan como un relleno, pero no reconocen realmente nuestras capacidades. Eso para mí ha sido grave, porque yo he visto a muchas lideresas muy capaces que trabajan día y noche y que jamás son reconocidas, inclusive, ahora el reconocimiento viene a nivel internacional y ahí sí reaccionan a nivel local.
En mi pueblo siempre me han reconocido y muchas veces por la forma de expresarme he sido más llamativa, pero que reconozcan a una mujer por sus capacidad sigue siendo un reto a nivel local.
«Lo que queremos es que todos entiendan nuestra visión y que al igual que nosotros vean que el mundo es una espuma y que si no cuidamos la naturaleza habrá una destrucción masiva. Por eso luchábamos hasta con nuestra vida».
Patricia Gualinga.
CdR: En alguno de los videos que hay sobre su trabajo le escuchamos decir que sin la lucha no se pueden conseguir los resultados esperados ¿Qué opina de se esté viendo cada vez más activismo por lo que nos pertenece a todos?
PG: En el caso Sarayaku lo anormal era luchar. Era una guerra perdida y así nos mandaron mensajes por todo lado: “Ustedes no van a poder, son multinacionales contra un pueblo de 1200 personas. No van a poder”.
Sabemos que ese mensaje ha llegado a todos los pueblos indígenas y, en nuestro caso, en lo que pensamos fue que no íbamos a poder seguir viviendo tranquilos si habíamos hecho lo incorrecto. Creo que nuestro caso es una invitación a que se atrevan a decir no, no queremos destrucción en estos espacios.
Ha sido un largo aprendizaje, pero seguimos trabajando. Lo que queremos es que todos entiendan nuestra visión y que al igual que nosotros vean que el mundo es una espuma y que si no cuidamos la naturaleza habrá una destrucción masiva. Por eso luchábamos hasta con nuestra vida.
CdR: ¿Cómo ha sido trabajar por proteger el medioambiente en un contexto de pandemia? ¿Cuál ha sido el mayor reto?
PG: En este tiempo ser líder ambiental es complejo. A nosotros nos pusieron en cuarentena, pero las fiducias seguían con la explotación a pesar de que ya estamos viendo las consecuencias de lo que tanto hemos denunciado: inundaciones, sequías interminables, ríos sin crecer.
Sin embargo, uno no solo puede pensar en la lucha. Los líderes y lideresas también debemos tener en cuenta las necesidades de las comunidades y al mismo tiempo responder a la crisis de destrucción de la naturaleza.
Ese es el reto al que nos hemos enfrentado: estar pendiente de que no sigan destruyendo y ayudar a que nuestras comunidades tengan el mínimo básico para combatir la pandemia.
«Lo mejor de estas premiaciones es que los que nos han estigmatizado y criminalizado puedan ver que hay otros espacios donde nuestra lucha es valorada».
Patricia Gualinga.
CdR: El premio Olf Palme no es el primero que recibe, pero ¿qué significa para usted ser la primera mujer indígena en el mundo que gana este premio? ¿Cómo recibe este galardón ahora?
PG: Para mí ha sido una sorpresa grata recibirlo. Me llegó en días complicados donde mi papá está con oxígeno y mi mamá y yo estamos contagiadas de Covid-19. Ha sido todo un caos. Pero dejando a un lado eso, el premio significa una gran responsabilidad. Si me hubieran dicho esto hace 15 años, no me lo hubiera creído porque estaba enfrascada en toda la lucha, estaba contra el viento sin saber si iba a dar resultados, si íbamos a poder ganar.
Entonces, a través de tantos años creo que lo mejor de estas premiaciones es que los que nos han estigmatizado y criminalizado puedan ver que hay otros espacios donde nuestra lucha es valorada, donde reconocen que nosotros no estábamos en el error y resaltan que seguimos luchando por un camino correcto e inspirador para los líderes ambientales al defender la vida y no tener miedo.
CdR: ¿Para qué le sirve a los líderes ambientales proyectos como Tierra de Resistentes?
PG: Con proyectos como Tierra de Resistentes se hacen visibles historias que muchas veces no son reconocidas, por eso considero que es sumamente importante que existan proyectos que visibilicen estas luchas por la paz, la justicia, el ambiente y los derechos. Además, publicaciones así pueden servir para que otros líderes ambientales puedan compartir estrategias, solidarizarse, conocerse y fortalecerse.
Visite el especial Tierra de Resistentes para conocer más historias como la de Patricia Gualinga.