Lina María Manrique es una periodista egresada de la Pontifícia Universidad Javeriana, cuenta con dos maestrías sobre Análisis de problemas políticos, económicos y de asuntos exteriores y en Nuevas tecnologías de la información y la comunicación TIC. Este año realizó un doctorado en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia. Además de sus estudios, Lina María tiene una amplia trayectoria trabajando en diarios y en la docencia universitaria; ha sido editora del Grupo Editorial Norma y de la página web del Ministerio de Educación. Como docente ha dado clases en la Universidad Javeriana, Universidad Manuela Beltrán, Universidad Minuto de Dios y Universidad Santo Tomás.
Este año, en medio de su Doctorado en la Universidad Nacional de Colombia, Lina María propuso analizar las campañas electorales en las redes sociales pero todo desembocó en lo que ahora es su libro “Ciberparamilitarismo en Colombia: agencias y complicaciones mediáticas”. Hablamos con la #AsociadaCdR sobre su publicación y esto fue lo que nos contestó.
¿Cómo nace la investigación del ciberparamilitarismo?
Cuando ingresé al programa doctoral de la UN, mi diseño de investigación se titulaba: «Participación política en el ciberespacio». Mi intención era analizar las campañas electorales en las redes sociales. Sin embargo, durante el primer semestre quedó hecho trizas. Entonces, ahí me pregunté. ¿Y ahora qué hago? Era abandonar o pensar un nuevo tema. Ahí me enteré de un grupo de estudio que se reunía los jueves. Era el Observatorio del Paramilitarismo y estaba bajo la dirección del profesor Carlos Mario Perea. El tema me causaba rechazo de entrada, así que empecé a asistir, a escuchar, a leer. y un día, pensando en lo que había estudiado antes, que fue un Master en Nuevas Tecnologías en la UNED de España… me pregunté: ¿Será que los paramilitares han usado el ciberespacio? ¿Tendrán algún sitio Web? Estoy hablando del año 2010… La Web apenas era 2.0. Y sí. ¡Eureka! Una primera pista apareció en el portal Verdad Abierta y una nota muy breve en la Revista Semana.
Empecé a preguntar, a navegar. Por esa época, Carlos Sandoval, un investigador muy joven de la Universidad Nacional me entregó material que él había estado recolectando de una forma muy generosa. Por ahí encontré el primer hilo y empecé a seguir la pista.
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¿Qué precauciones tomaste para realizar la investigación?
Hay unas medidas básicas de seguridad para la navegación en internet, básicamente, medidas de «ciberseguridad». No bajar archivos ejecutables .exe. No responder encuestas o entrevistas de portales de origen dudoso. Validar las afirmaciones procedentes de fuentes secundarias, con mínimo dos o tres fuentes alternas. En una ocasión realicé una visita a la cárcel La Picota y ahí tuve el buen consejo del profesor Fabio López de La Roche, quien consideró que no era necesario hacer ese tipo de reportería para avanzar con la investigación. Por eso, la opción fue la etnografía digital y el análisis crítico del discurso.
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Imagen cortesía Lina María Manrique.
Dentro del ciberparamilitarismo, ¿Cómo ves la influencia de los montajes, memes, falsas cuentas y fake news en Colombia?
La investigación se circunscribe a un corte anterior 1997 a 2005, por lo cual en ese momento los memes aún no existían. Este es un fenómeno posterior. Tal vez con la Web 4.0 y a partir de 2017, diría… Por lo tanto en el libro no se revisan montajes, memes, falsos perfiles o noticias falsas (bulos). Es a partir de un investigación que estamos haciendo este año con el Observatorio de medios digitales de la Universidad Nacional, en el grupo REPENSAR el DERECHO que hemos identificado claramente los falsos perfiles, especialmente aquellos que en Twitter están para sabotear las afirmaciones o desprestigiar ciertos personajes. Es el caso de ataques a Francisco de Roux, por mencionar un ejemplo. ¿Cómo funciona? por ejemplo, la Comisión de la Verdad emite un trino real con noticias sobre víctimas y está acompañado por una foto o frase seria. Entonces, en el hilo aparecen respuestas acusando a los sacerdotes de pederastia. La intención de la información en ese contexto es desprestigiar cualquier intento de información veraz. Entonces, es una especie de sabotaje temático para debilitar y mancillar el prestigio personal del personaje.
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¿Crees que el ciberparamilitarismo tiene mucho que ver en la polarización actual que vive Colombia?
En Colombia durante los últimos 50 años o más el conflicto armado ha sido un tema que ha ocupado la agenda política y mediática nacional. Aparentemente, la participación democrática se circunscribía a las urnas: a ejercer al derecho al voto. En 1977 el país tuvo un Gran Paro Nacional, durante el Gobierno de Alfonso López. Esto ha sido muy bien documentado en los textos del profesor Mauricio Archila. También recordemos y mencionemos para los más jóvenes la «polaridad» entre liberales y conservadores durante el Frente Nacional. Era un asunto de «honor» para las familias, así fue vendido por las élites en el poder.
Ahora, los polos pretenden ser derechas o izquierdas… Ese tipo de análisis bipolares son nocivos para la democracia deliberativa. Lo más fácil es dividir en dos bandos: divide y vencerás. Sin embargo, la complejidad de la realidad nacional supera la polaridad, el facilismo para manipular a las masas es plantearlo en términos de buenos y malos, como si fuera una película de Hollywood: día / noche; bueno / malo.
Precisamente por eso es tan importante formar ciudadanos lectores, analíticos, capaces de reflexionar. En ese sentido, esta categoría de ciberparamilitarismo puede ayudar a explicar formas de propaganda en donde se acude a las emociones, al cerebro reptil: qué despierta el amor, la empatía, la solidaridad y qué despierta el odio. Una vez eso está claro, los grupos se relacionan por medio de «burbujas» de opinión que sólo refuerzan lo que ya creía. Por eso, los cristianos se conectan con cristianos, o grupos del partido X, con seguidores del partido X; progresistas con progresistas… y así sucesivamente. Las diferencias que son abstractas pueden llegar a separar profundamente los lazos reales entre las familias y los amigos, sólo por adhesión a ciertos valores que son diferentes.