Jesús María Pérez Ortega, es un hombre que ha dedicado su vida a defender el territorio de los Montes de María, toda una lucha territorial en la región Caribe a causa de la larga duración del conflicto armado en Colombia.
Desde el siglo XIX, el territorio ha tenido tradiciones campesinas, en el que la abundancia de productos y terrenos ha sido fuente principal para la producción. Sin embargo, la riqueza de este territorio estaba en manos de un reducido número de familias que poseían enormes extensiones de tierra, disfrutaban los beneficios de la integración al Estado y de los mercados nacionales e internacionales, lo que convirtió a la mayoría de los campesinos en jornaleros de los terratenientes, entrando en una difícil situación y lucha por las tierras.
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Siendo cultivador del campo y sin haber recibido ninguna instrucción académica, Jesús dedicó la mayor parte de su vida a conservar el registro de las actividades de las organizaciones campesinas, quienes estaban surgiendo en pro de la defensa de las tierras y la justa pertenencia de estas en manuscritos, actas, fotografías y libros que permitieron construir la memoria histórica en el territorio. “Chucho”, como es conocido por la gente, es un visionario de la memoria que guarda en sus archivos gran parte de la historia de más de cincuenta años de la lucha campesina de Colombia.
La paz no es un eslogan, es una práctica – Jesús Pérez
Esta situación de defensa por la tierra empezó a abrir grandes brechas sociales en la región, dió inicio en el siglo XX al auge de organizaciones que reivindicaban el derecho a la tierra en varias zonas del país. Este movimiento de campesinos férreos y decididos terminó conformando la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, Anuc-Línea Sincelejo, una de las organizaciones sociales más fuertes que ha tenido el país.
Las organizaciones solidarias que han surgido en diferentes lugares de Colombia, están en constante trabajo en pro del agro colombiano, la mejora de las condiciones de vida y la estabilidad económica de los campesinos; aportando al desarrollo sostenible de los medianos y pequeños productores. De manera que, el trabajo que se ha realizado desde las diferentes organizaciones del tercer sector han aportado a la educación financiera, la titulación de tierras, capacitaciones en técnica y educación para los campesinos, todo como afirma “Chucho”, bajo el lema la tierra pa’l que la trabaja.
Líderes como Jesús Pérez empezaron a entender que las acciones colectivas que ejercían en las organizaciones, eran sus armas, pero también las pruebas de que sus luchas eran pacíficas, justas y sin alianzas con grupos armados. Aún así, por hacer el bien es que la persecución a líderes sociales se ha ejercido en Colombia como un mecanismo de opresión y miedo.
Los campesinos en Colombia no se pensionan por ser líderes de las organizaciones campesinas – Martha Romero
Aún así, Jesús Pérez, con casi toda su vida en pie de lucha y resistencia, apoyando el trabajo que han realizado las organizaciones campesinas en Montes de María y bajo condiciones de salud difíciles, cree que la Reforma Rural Integral puede ser una opción de aquella reforma agraria que se frustró en los años setenta y ochenta.
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Tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo de Martha Romero, quien nos contó su experiencia en la construcción de El guardián de los Montes de María y de la importancia que tiene la construcción de la memoria en época de transición en Colombia.
¿Cómo surge la idea de narrar la historia de Jesús Pérez como parte del libro Memorias: 12 historias que nos deja la guerra?
Yo soy de Corozal en Sucre, población muy cerca de donde vive Jesús y el renombre que tiene como un líder campesino no es algo nuevo. En mi rol como activista en los Montes de María, conocí la historia de sus archivos y de cómo había logrado guardar todo este material. Siendo parte del grupo regional de memoria histórica de la Universidad Autónoma del Caribe, me acerqué más a conocer lo que la memoria y los archivos implicaban en un contexto de conflicto como el de Montes de María, donde el miedo y la muerte han callado a las víctimas y donde los organismos del estado no han contado (por acción o por omisión) toda la verdad.
Los archivos de ‘Chucho’ están en el primer grupo de documentos sistematizados con todo el rigor del grupo de Archivo y Derechos Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y están digitalizados. Al leerlos no sólo encontré lo maravilloso de la visión de futuro que tuvo este hombre, sino el descubrir que lo que decían sus textos coincide con lo que ahora se está pidiendo en el punto 1 de los Acuerdos de Paz, es decir que, en materia de lucha de tierras y reforma rural, el país ha estado en pausa por más de 40 años. Eso fue, lo que me hizo tenerlo en el horizonte, es necesario que se reconozca su trabajo y por evidenciar la importancia que tendrá para la construcción de paz el investigar y hacer minería en los archivos históricos.
¿Cómo fue posible realizar una construcción colaborativa de las historias en los espacios de entrenamiento brindados por CdR? ¿de qué manera impactó en el relato de El guardián de los Montes de María?
Durante el proceso de formación en clave de memoria, se planteó la idea a los editores y se evaluó el impacto que para los lectores, audiencia, público etc podría tener dar a conocer una historia como la de Jesús Pérez. Mi editor, Kevin García, vió enseguida las posibilidades de la historia y me orientó en el enfoque, pues lo había pensado más desde los archivos que desde el personaje. La investigación se hizo en terreno y con la minería en los archivos digitalizados que se encuentran en el CNMH.
Fueron valiosos los aportes de Patricia Nieto y Ginna Morelo, así como la el entrenamiento que se hizo con estrategias de cooperación. Es indiscutible que este libro es fruto de un camino que no empezó con la formación de tres días previos a las historias. Esto es el resultado o la evidencia de varias formaciones y de los textos que produce CdR y que han abonado la mirada, el corazón y la cabeza de los que andamos en esta labor de relacionar el periodismo con la memoria y el conflicto.
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¿Qué retos se asumieron en la construcción de la historia?
Una vez se decidió que la mirada sería sobre el personaje y su labor de guardián de toda esta historia de la lucha campesina de la ANUC y no sobre el contenido específico de los archivos, el reto mayor fue des-academizar el lenguaje. Me refiero al hecho de presentar una historia en clave de memoria, pero no como un informe de investigación formal. Era lograr una narrativa a medio camino entre el perfil, la investigación periodística de campo y la historia (versión oficial y comunitaria).
¿Qué importancia crees que tienen las organizaciones sociales en el marco del posconflicto en Colombia?
Hay varias maneras de dar esa respuesta. Una tiene que ver con la fuerza que pueden tener en región para lograr la participación de las comunidades. Las organizaciones sociales tienen como punto común que surgen de las necesidades de la gente, del deseo de reunirse, de luchar por bienes comunes y colectivos, de ser representación del conglomerado que requiere acciones. Por ello, así como lo dice la Oficina del Alto Comisionado para la Paz con la que coincido, para que la paz avance se requieren espacios de participación ciudadana que garanticen a la sociedad la posibilidad de dialogar, interactuar y movilizarse para lograr inclusión, respeto, garantías etc. Por eso creo en el llamado a la paz territorial y las organizaciones sociales son los llamados a informar a los ciudadanos y organizarlos, a hacer que se muevan a la acción a partir de la participación, la deliberación y la inclusión.
En Montes de María, el trabajo de las organizaciones sociales es muy fuerte porque no inició con los acuerdos de en la Habana con las FARC. Por su contexto netamente campesino, la participación y la colectividad están en la memoria cultural de la gente, el campesino piensa en colectivo, no en individuo y sabe que juntos se pueden hacer las cosas, como cuando abren trocha, hacen siembra, limpian cultivos, cambian casas, socorren a un enfermo, van a un velorio, hacen deportes, cazan, bailan, tocan o cantan. Por esto, esta región ha liderado en el país movimientos anteriores al conflicto como el de las luchas campesinas que dió nacimiento a la Asociación de Usuarios Campesinos ANUC, a más de un sindicato en la época de bonanza tabacalera, a líderes y grupos del sector educativo que luego llegaron a FECODE y a la CUT.
¿Qué aprendizajes destacas de esta investigación periodística?
Aprender es un proceso constante, nadie puede decir que lo sabe todo. De cada acción que uno hace aprende. Por más experiencia que se tenga, nunca una historia es igual a otra, nunca una investigación es copia de otra. Cada vez que uno se hace una pregunta se enfrenta a respuestas que no existían antes, a contextos que cambian la manera de ver la misma realidad, a formas de entender el presente o bien el pasado.
De la investigación con Jesús Pérez, aprendí a ser más atenta a la cotidianidad, a ser más responsable con el lenguaje y el lector, a relacionar la investigación académica con la investigación periodística y a seguir creyendo que este país tiene muchas historias por contar aún.
Sigo aprendiendo a trabajar al mismo tiempo sola y en colectivo, a seguir instrucciones y tener siempre expectativas frente a los que han hecho un camino antes, que en este caso fueron los editores, gente muy experimentada y con cualidades de maestros que guiaron los procesos sin imponerse, pero sin que uno se perdiera en el laberinto de nuestras propias intenciones, pues era un libro colectivo.
Además, re confirmar que el saber de las comunidades es fuerte y necesario para la construcción del país que queremos.
¿Qué recomendaciones frente al tratamiento de las fuentes puedes dar a periodistas que cubren historias transición en Colombia?
Cuando hablamos de fuentes humanas, el respeto por lo que dice es lo primero, es fuente porque sabe algo que nosotros necesitamos saber. Ser cuidadosos con lo que dicen y sistematizar bien para no sesgar o sacar de contexto sus palabras, pues en el tema de memoria y conflicto la veracidad, cuidado y protección de la gente cobra gran importancia. A las fuentes humanas y documentales hay que ponerlas a dialogar, hacer triangulaciones y contrastes para tener la foto completa o por lo menos lo más cercana posible.
Finalmente, para el trabajo periodístico, ser juiciosos en la investigación, cuidadosos con las fechas, los datos, los permisos, el autocuidado, el uso de un lenguaje que no marque ni a víctimas ni a victimarios y que muestre más allá del hecho, a las personas y sus acciones.
Puedes encontrar la historia completa El Guardián de los Montes de María, en el tercer capítulo de Memorias 12 historias que nos deja la guerra.