A lo largo de los años, el pueblo Siona ha tenido que sobrevivir a múltiples amenazas a su forma de vida y es mucho lo que han tenido que luchar para tratar de mantener su legado, pasando por la producción del caucho, el comercio de pieles, la producción de quinua, los cultivos ilícitos, una multinacional petrolera y ahora, una nueva violencia ejercida, ya no por las extintas Farc, sino por nuevos grupos armados que se pelean el negocio ilegal en la zona.
En Putumayo viven 15 pueblos indígenas, entre ellos Los Siona, distribuidos en 12 comunidades, con un total de 2.668 personas repartidas en seis resguardos y seis cabildos que suman 19.400 hectáreas. Al estar ubicados al lado del río Putumayo que es navegable, en la frontera entre Ecuador y Perú, han estado en el mero centro de una zona de alto conflicto durante años.
La desmovilización de las Farc abrió la puerta a nuevos grupos criminales que han llegado a ser incluso más violentos. Foto: Santiago Mesa
Luego de la firma del acuerdo de paz, se experimentó cierta sensación de tranquilidad, pero a partir de 2017, empezaron a llegar a la zona amenazas en forma de panfletos, de grupos que hacen vida en la frontera entre Perú, Ecuador y Colombia, entre ellos las Autodefensas Gaitanistas, las Águilas Negras y Los Comuneros, donde anunciaban una “limpieza social”, que ya ha dejado cuatro indígenas y tres mestizos asesinados durante el 2018.
A partir de allí la situación se ha vuelto una nueva pesadilla para los Siona, quienes han visto limitado el libre tránsito por su territorio, bajo amenazas de estos grupos criminales. Además, denuncian que han sido minados los caminos y ya no pueden transitar por el río desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde.
Según la comunidad, grupos armados llegaron a la zona anunciando una limpieza social que ya lleva siete personas asesinadas
Esto afecta enormemente su vida cotidiana para buscar alimentos, pero sobre todo, para desarrollar su espiritualidad y su medicina natural, el yagé. Aquí, es primordial entender, que la tierra es para los indígenas, un elemento fundamental de su cultura. No solo constituye su hogar, sino también les provee de una identidad y de una forma de vida.
- También te puede interesar: “Mujeres indígenas en las mil y una luchas”
La comunidad Siona ha hecho varios llamados denunciando el exterminio al que están siendo sometidos, pero no han sido escuchados. La amenaza es tan cierta y grave, que en 2009, la Corte Constitucional los declaró como un pueblo en peligro de extinción.
Ante el hermetismo gubernamental, el pueblo Siona se vió obligado a buscar ellos mismos el resguardo de la CIDH, solicitando medidas cautelares, las cuales obtuvieron.
La CIDH en su informe de medidas cautelares, señala que “el Estado debe garantizar que la comunidad pueda desplazarse de manera segura por el territorio para realizar sus actividades culturales y de subsistencia. Por ende, retirar el material explosivo y hacer presencia en el territorio debe ser la primera medida”, pero esto no ha ocurrido, por el contrario, la CIDH denuncia la presencia de un nuevo laboratorio de cocaína y la presencia de varios grupos quienes se disputan el control de la zona.
La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC), también ha denunciado la aparición de estos grupos, luego de que las Farc firmaron la paz. Se pueden identificar una disidencia del Frente 48 de las Farc, ex miembros de grupos de narcotraficantes, civiles armados asociados al tráfico de drogas y la Brigada de Selva 27 del ejército, que está allí para proteger a los empleados de la multinacional petrolera británica Amerisur Resourses.
¿Podrá alcanzar la paz algún día el pueblo Siona?
La sobrevivencia de la cultura de los guardianes del yagé sin duda se encuentra amenazada. Si no pueden vivir en sus territorios ancestrales, perderán el medio con el que garantizan su subsistencia, forma de vida y sus tradiciones.
Sus llamados de alarma han sido insistentes pero no han encontrado oídos que quieran escucharlos. Este artículo es un llamado a la conciencia de todos, para no permitir que esta maravillosa cultura ancestral sea una víctima más, aún luego de firmada la paz.
Para entender mejor el contexto de la situación, hablamos con Silvia Méndez, autora de la nota:
1- ¿Cuál fue la principal fuente para este artículo?
Mientras trabajé para ¡Pacifista! fui la coordiadora de Divergente, que es el proyecto de movilización social de la plataforma. Tratamos temas de comunidades indígenas, campesinos, afro, problemas de género y más, y estudiamos sus problemas teniendo relación directa con ellos. En Divergente trabajábamos directamente con las organizaciones sociales y teníamos relación directa con ellos porque la idea es darles voz. Una de estas organizaciones es la Corporación Colectivo de Abogados «José Alvear Restrepo» quienes escribían una columna semanal para Divergentes.
Ellos fueron una de las organizaciónes que presentaron la solicitud de medidas cautelares a la CICH, en defensa del pueblo indigena Siona en el Putumayo, junto con Amazon Frontline y otras organizaciones. Durante un consejo de redacción vimos la oportunidad de cubrir el tema y contactamos a las organizaciones, es así como llegué al colectivo de abogados, quienes comparten su informe de la situación y a partir de él, hicimos la nota.
La nota está enfocada en denunciar, pero el tema se presta más para un reportaje. En este caso lo que quisimos fue recibir las denuncias que nos enviaban los indígenas y publicarlas.
También nos basamos en otros informes y varios artículos previamente publicados por El Espectador, e informes de alertas tempranas de la Defensoría. Esas fueron las principales fuentes con las que fuimos construyendo el artículo.
2- ¿Cuál es la posición del Estado ante esta problemática?
La Defensoría del Pueblo ha estado haciendo seguimiento al tema, pero no se han tomado acciones. No es que el Estado sea indiferente, pero sí se ha quedado en etapa de informes y de emisión de alertas tempranas. Sin embargo, el pasado 21 de enero (2019), la alcaldía de Mocoa se reunió con la Defensoría, el ejército y otras instituciones e hicieron un Consejo de Seguridad Municipal para evaluar la situación. Eventualmente estos consejos llegan a acciones puntuales, pero actualmente no les hemos hecho seguimiento, pero la realidad es que la violencia sigue en esa zona y no solo contra los indígenass del pueblo Siona sino en todo el departamento en general.
3- ¿Crees que las medidas cautelares logradas con la Comisión de los Derechos Humanos (CIDH) sirvan para proteger de alguna manera a los indígenas Siona?
No soy yo quien puede responder esta pregunta. Pero si son acciones que hacen falta. Tal vez no sean acciones que solucionen el problema inmediatamente, pero son llamados de atención muy importantes, pues, estas alertas sirven para sacar estos problemas a la luz pública y en este caso a la opinión internacional. Esto es un gran avance a pesar que la situación es muy grave y se agrava cada día.
4- ¿Hay abierta alguna investigación por los indígenas y mestizos asesinados en esa zona el año pasado?
Podría decir que es de mi conocimiento que a raíz de los Consejos de Seguridad se exigió una investigación a la Fiscalía. También se convocó a un comité departamental de garantías y se ofreció una recompensa por información sobre las personas que utilizan panfletos para amenazar o confinar a los indígenas. En este momento no estoy segura si ya se abrió la investigación, pero sí sé que el tema se tocó y el problema fue informado a la Fiscalía. Pero el problema que se vive en el Putumayo es mucho más grave, pues existen tantos nuevos grupos criminales luchando por el control del narcotráfico, que sus habitantes ya no saben quién los está atacando.
Te invitamos a leer este trabjo completo por acá