Ochenta y cuatro iniciativas de gestión de proyectos fueron incluidas en el Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR) de la subregión Alto Patía y Norte del Cauca, como parte de la planeación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), establecidos en el Acuerdo de Paz pactado con la extinta guerrilla de las Farc.
Tras diez meses de discusiones, el PATR fue firmado el 11 de diciembre del año pasado por representantes de los 24 municipios que integran esta gran subregión, que abarca los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño. En ese documento se recogen los aportes hechos durante los ejercicios de planeación en los que participaron más de 32 mil personas de veredas, corregimientos y cabeceras urbanas.
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Comunidades indígenas, afrocolombianas, campesinas y organizaciones sociales plantearon 4.720 propuestas municipales, teniendo en cuenta el enfoque territorial, que reconoce las características sociohistóricas, culturales, ambientales y productivas; el enfoque diferencial, que respeta la perspectiva étnica; el enfoque reparador, que tiene en cuenta a las víctimas de la violencia; y el enfoque de género, donde la mujer rural cobra un rol protagónico. Finalmente, fueron abarcadas en 84 iniciativas regionales que se espera inicie su financiación en el 2019.
Pilares PDET en el PATR Alto Patía y Norte del Cauca.
Incentivan participación
La Agencia de Renovación del Territorio (ART), responsable de toda esta tarea, implementó una metodología para la formulación de los PATR a través de tres fases: veredal, municipal y subregional. El propósito fue generar un ejercicio participativo mediante el cual la ciudadanía identificara diversos aspectos que beneficiarán a los 24 municipios. De cada una de ellas se tuvo como resultado unos pactos de construcción participativa de los PDET.
“Iniciamos la construcción del PATR una vez terminamos los pactos municipales. El trabajo comenzó con un relacionamiento de todas las instituciones de segundo y tercer nivel que están al pie de las organizaciones sociales, indígenas, campesinas, afro. Al mismo tiempo, realizamos un arduo trabajo con el empresariado, con los gremios económicos, en aras de que ellos conocieran qué se estaba trabajando en lo veredal y en lo municipal. Lo que queríamos era que ellos pensaran una planeación de nivel subregional”, explicó Esneyder Gómez Salamanca, gerente del PDET Alto Patía y Norte del Cauca.
Pero Juan David Mellizo Ruiz, vocero de la Mesa Campesina, integrada por el Comité de Integración del Macizo Colombiano (Cima) y el Proceso de Unidad del Suroccidente Colombiano (Pupsoc), cuestionó la metodología adoptada por la ART: “Fue improvisada, institucional y no concertada, eso originó que muchas organizaciones y líderes manifestáramos la inquietud de por qué se estaba haciendo de esa forma y por qué no se concertaron los pilares. Luego, se flexibilizó y se abrió más a la inclusión”.
Inicialmente, voceros de Cima plantearon que en el pacto comunitario faltaron algunas comunidades y organizaciones porque no se pensó cuántas hay en cada territorio. Sin embargo, Mellizo Ruiz aseguró que después de esa firma, la construcción del pacto municipal fue incluyente y participativo porque, a su juicio, “tuvo en cuenta organizaciones de carácter regional como el Cima, Pulsoc, Anuc, resguardos indígenas, consejos comunitarios afro y también participación del sector privado”.
La participación del sector privado consistió en crear estrategias de nivel subregional a partir de los 24 pactos municipales, las actas de los encuentros estratégicos municipales y las iniciativas propuestas por los gremios productivos, empresariales e institucionales.
Gómez indicó que hubo varias reuniones en las que no sólo el sector privado, entre ellos Asocaña, Andi y Procaña, eran partícipes del ejercicio de diálogo y proposición estratégica, sino también organizaciones sociales como la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, el Consejo Regional Indígena del Cauca y la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca.
“Hicimos un trabajo donde ellos fueron pensando estrategias de nivel subregional, que no solo fueran a beneficiar a uno sino a todos, pesando en conjunto, el objetivo era que se encontraran cosas comunes”, aseguró el funcionario.
Organizaciones e instituciones de la subregión Alto Patía y Norte del Cauca. Imagen de ART.
Después de los diálogos con las organizaciones sociales y del sector privado, continuaron las reuniones con las gobernaciones. En ellas se identificaron aspectos en común con el fin de generar iniciativas de beneficio colectivo. Estos encuentros hicieron parte del proceso de planeación participativa y se articularon a los 24 pactos municipales, identificando 43 iniciativas subregionales.
“La iniciativa que más se trabajó fue la de tierra y territorio porque ahí está lo del desarrollo rural. Además, se centra en las tierras, proyectos productivos, suelo, formalización de la sociedad, compra de tierras para campesinos, producción, mercadeo. De ahí salieron varias iniciativas y líneas productivas pero no se trabajó el tema ambiental que para nosotros era bastante importante. Queríamos que estuviera como un pilar específico, pero el gobierno lo dejó como un tema transversal. Ese es un hecho muy sentido porque se vincula con todo el desarrollo”, explicó el vocero de Cima.
Otros de los temas debatidos en el proceso de formulación y selección de iniciativas fueron infraestructura, reconciliación y paz y, territorios. Para él, la reconciliación y la paz es un aspecto fundamental. Cuenta que en los territorios se logró encajar el sistema ambiental que involucra reforestación, conservación del agua, minería, defensa del bosque, de la flora y de la fauna.
“Había iniciativas que no tenían consenso, cada una de ellas se debía acordar entre las comunidades, gremios económicos, organizaciones sociales e institucionalidad. Si alguno no estaba de acuerdo con una iniciativa, simplemente no iba”, afirmó Gómez.
Las discusiones permitieron agregar, validar, suprimir y plantear nuevas propuestas, logrando un consenso sobre 41 nuevas iniciativas. De esa forma se convinieron 84 iniciativas de gestión de proyectos incluidas en el PATR. “Las que están ahí se aprobaron porque están pensadas en un beneficio para los 24 municipios”, agregó el gerente del PDET Alto Patía y Norte del Cauca.
“Para nosotros, como comunidades, las iniciativas se fragmentaron mucho, queríamos que quedaran como ejes de proyectos, de programas y no como gestión. Deseábamos que quedaran como compromiso, que se asegurara que la iniciativa se convertiría en un proyecto, pero el gobierno se cuidó mucho en hablar de presupuesto”, expresó Mellizo.
Espacios autónomos
Teniendo en cuenta el capítulo étnico del Acuerdo de Paz, el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) habilitó espacios autónomos alternos a los espacios institucionales de la ART en los municipios de El Tambo, Cajibío, Morales, Piendamó, con el fin de elaborar propuestas y armonizar los planes de vida con los PDET.
Esos espacios autónomos hicieron parte de la etapa veredal y en ellos se tomó como prioridad los planes de vida de las comunidades indígenas, afro y campesinas. En total, realizaron 83 reuniones y 19 preasambleas interculturales.
La idea fue generar esos espacios para que sus necesidades se incorporaran a las iniciativas del PATR. Al respecto, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) propuso que las intervenciones respetaran la participación de las comunidades, mantuvieran los planes de salvaguarda y respetaran la consulta previa.
¿Qué pasará con las 84 iniciativas?
“Las iniciativas son una esperanza”, dijo Mellizo, pero a la vez se mostró preocupado por lo que viene ahora sobre la ejecución de los proyectos planteados. “Quedamos con un gran vacío porque si bien se ha hablado de las veedurías, no quedaron definidas y las propuestas están para hacer gestión, eso no compromete al Estado. La ART no quedó comprometida para la elaboración de programas o proyectos. Uno llega a pensar si todo se va a hacer con los alcaldes y las comunidades, en realidad no sabemos, tenemos temor de que el gobierno nos diga que busquemos los recursos en convocatorias públicas. Esto es como algo inalcanzable”.
Por su parte, Gómez precisó que ahora continúa un proceso de formulación de cada una de las iniciativas en el nivel subregional. La idea, según este funcionario, es lograr que cuatro iniciativas de carácter regional se puedan lograr en este primer año, por eso se van a formular como proyectos macro. Ya desde el nivel municipal se va a trabajar sobre cuatro iniciativas por municipio. Entonces se estaría hablando de un ejercicio de formulación de 100 iniciativas de la subregión Alto Patía y Norte del Cauca.
Según Mellizo, lo más difícil para las comunidades que quedaron en las iniciativas de los PDET, son los presupuestos preliminares de preinversión para la elaboración de un proyecto, porque para poder formularlo se necesitan recursos y no se sabe si quedará seleccionado dentro de una convocatoria pública. Además, aseguró que el presupuesto destinado para esta subregión y expuesto en el Conpes 3932, no va a permitir el desarrollo que las personas imaginan porque según él, ese dinero no va alcanzar para todo el presupuesto de paz.
Gómez, por su parte, reconoció que el presupuesto destinado para esta subregión no es suficiente: “Todo ejercicio de manera participativa rompe cualquier esquema presupuestal. Si somos sinceros y sensatos no creo que esos 12,48 billones de pesos alcancen para todo. La iniciativa más barata a nivel municipal no deja de costar 200 millones de pesos”.
Gremios productivos, indígenas, afros, y campesinos en la firma del PATR. Imagen de ART.
Carlos Martínez*, un ciudadano vinculado a los procesos sociales y campesinos del Cauca y quien ha tenido una participación activa en el avance y la construcción del PDET Alto Patía y Norte del Cauca, expresó también sus preocupaciones, esta vez por la manera cómo el actual gobierno nacional observa estas iniciativas, pactadas en el Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc.
“El presidente Iván Duque siempre se ha manifestado diciendo que a los acuerdos hay que hacerles ajustes, hacerles cambios. Para nosotros, como comunidad eso es una señal negativa porque indica que el gobierno no tiene el deseo de asumir el compromiso. Si bien es un acuerdo de carácter internacional que tiene seguimiento de la ONU, uno puede notar que este nuevo gobierno quiere esquivar o dilatar ciertas cosas. Todo es muy incierto”, aseguró Martínez.
A pesar de que el tema presupuestal y de formulación aún no están totalmente definidos, la consolidación del PATR se podría traducir en esperanza. “Nosotros logramos con el PDET que indígenas, afro, campesinos, organizaciones sociales, sector privado y demás actores vinculados se conocieran, hablaran de las cosas que pasan, para que pensaran en conjunto, para que buscaran un beneficio común. Llegamos a zonas donde el Estado nunca ha llegado y eso fue bueno”, dijo Alexander Huila, Coordinador de la ART en el Cauca.
Por su parte, Gómez espera que si no es el 100 por ciento, por lo menos un 70 u 80 por ciento se logre cumplir: “Todo este proceso ha sido el anhelo de las comunidades, ellas siguen motivadas a pesar de que hay mucha incertidumbre. Cuando esto arranque se seguirá en el ejercicio de construcción participativa. La idea es que se siga respetando la participación de las comunidades, por eso están los veedores”.
*Nombre cambiado por solicitud de la fuente
Este reportaje es el resultado del proyecto periodístico colaborativo ‘Los números del posconflicto’, que pretende abrir los datos y sumar a la construcción de una agenda de seguimiento sobre los dineros para la paz en Colombia. Iniciativa de Consejo de Redacción y VerdadAbierta.com en alianza con seis medios colombianos. Visita el medio aliado Co.Marca.