Dentro de la amplia diversidad étnica que compone al departamento de Cesar se cuenta también una representación de la etnia Yukpa, que en otrora habitó en la zona plana de la Serranía de Perijá, lo que hoy se conoce como los municipios de La Paz, San Diego, Los Tupes, Casacará, Los Brasiles, Codazzi, Becerril, La Jagua y Curumaní.
En la actualidad, alrededor de 13 mil indígenas yukpas, entre hombres, mujeres, jóvenes, niños y ancianos, sostienen el legado de esta etnia en seis resguardos: Sokorpa, Menkue, La Laguna, El Rosario, Caño Padilla e Iroka, que se encuentran en la parte alta de la misma serranía, dentro de los territorios correspondientes a La Paz, San Diego y Becerril.
“Hoy se encuentran habitando en la parte alta de la Serranía de Perijá por todas las consecuencias que lo llevó la colonización, la Iglesia Católica, el conflicto armado y nos encontramos en unas extensiones de tierras muy pequeñas”, explicó Guillermo Cabrales, secretario general de las autoridades del pueblo yukpa de la Serranía de Perijá.
En medio de las dificultades que atraviesan, agudizadas por la falta de territorio, esta comunidad, en cabeza de sus cabildos gobernadores y líderes, trabaja por seguir adelante y conseguir que el Estado colombiano, del que se sienten ignorados, les dé finalmente unas condiciones dignas de vida como es su derecho.
En El Rosario
Puesto de salud de la comunidad. Imagen de El Pilón.
Para tener una radiografía de lo que viven los indígenas yukpas de la serranía de Perijá no hay que ir demasiado lejos. A una hora y media en motocicleta, desde el municipio de La Paz, se encuentra el asentamiento El Consejo, que conforma el resguardo de El Rosario, junto con las comunidades de Cuatro Caminos, Yucatán, La Esmeralda y Las Palmas.
Allí habitan en la actualidad cinco familias, debido a la poca extensión del lugar, que se dedican al cultivo de diferentes productos como plátano, maíz, cacao, aguacate, yuca o malanga, que comercializan en la misma zona con los compradores que suben hasta esa parte, o los venden en Codazzi. Todo lo anterior enfrentando una vía bastante complicada que alarga los trayectos al exigir experiencia y pericia de los conductores.
Las casas, de tablas y zinc, dan muestra de la precariedad que deben enfrentar estas comunidades, las cuales pueden ser aún mayores. “En otros resguardos, por lo menos en el asentamiento de Cuatro Caminos no tienen viviendas, tienen ranchos, a veces de plástico y cuando llueve se les mojan”, explica Ana Elvira Suárez, de 30 años y quien lleva toda su vida en El Consejo.
Es precisamente ella, junto con Jesús Esneider Quintero y Niver Martínez, otros miembros de esta etnia, quien muestra cómo viven en este asentamiento en el que tienen un puesto de salud, también de tablas, que evidencia el deterioro que le ha generado el paso de los años desde su entrega en el 2015. El lugar, sostiene la mujer, lo atiende una promotora de salud que hace recorridos por todos los resguardos por lo cual no permanece únicamente allí.
Cerca del espacio destinado para la atención en salud cuentan con un salón que les sirve para el desarrollo de reuniones mensuales en las que el pueblo yukpa evalúa la situación qué están pasando y toman decisiones encaminadas a la búsqueda de su bienestar. Al lado, mientras tanto, se construye un comedor tradicional también para esta población y a pocos minutos, también en motocicleta, se encuentran dos de las escuelas a las que pueden acudir los niños y adolescentes.
Una de ellas es conocida como el Centro Educativo La Bodega, donde se imparten clases tanto a ‘blancos’, como distinguen a quienes no pertenecen a su etnia, como a yukpas. Sin embargo, ahí tienen la limitante de sólo poder estudiar hasta el grado noveno, lo que de hecho hicieron Quintero y Martínez. Después de alcanzar ese nivel educativo y debido a las dificultades para llegar a otra institución en la que pudieran completar sus estudios, ya fuera en La Paz o San Diego, se vieron abocados a dedicarse al campo.
“Cuando eso (tiempo en el que estudiaban) nos tocaba bajar de a pie, que uno se echa como dos horas, y era bajar y subir, y dan hasta noveno, no terminan ahí”, explica Niver, de 21 años, quien dice que ahora se dedica a trabajar en la parcela donde habita sembrando café, plátano, maíz, frijol, entre otros. De allí devengan su sustento, “no es que dé mucho, pero algo da”, asegura Jesús Esneider, quien tiene 19 años.
A esta realidad se suman otras condiciones que para la comunidad “hoy son totalmente inaceptable”. Por ejemplo, señala Guillermo Cabrales, la producción alimentaria es poca debido a que gran parte de la comunidad no cuenta con tierras suficientes para sembrar.
“Si no tienes territorios, pues la gente no come y por ende se enferma, y más nuestros niños y son muchos los casos de desnutrición que hemos mencionado y que hemos venido denunciando ante diferentes instituciones como el ICBF que no tiene la responsabilidad y la culpa de lo que está pasando”, enfatiza.
Igualmente hace referencia al tema de las viviendas, generalmente de zinc, y a la falta de acueducto, lo que los obliga a tomar el agua del río para preparar los alimentos y lo que provoca que en muchas ocasiones esto cause muchas enfermedades.
El PDET como vía
Viviendas, acueducto, educación propia y, sobre todo, la propiedad del territorio, son algunas de las necesidades por las que lucha esta comunidad. Imagen de El Pilón.
Al ser parte de las comunidades asentadas en tres de los ocho municipios del departamento de Cesar priorizados en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), en el marco del Decreto 893 del 28 de mayo del 2017 y que hacen parte de las estrategias diseñadas para la ejecución del primer punto del Acuerdo de Paz que busca la Reforma Rural Integral, los yukpas también tuvieron su participación en la consolidación de estos programas.
Ellos presentaron en total 73 iniciativas propias étnicas, categoría que incluye únicamente a población indígena, enfocadas a los ocho pilares que componen los PDET: Educación rural y primera infancia, Reconciliación, convivencia y paz, Ordenamiento social de la propiedad rural y uso del suelo, Reactivación económica y producción agropecuaria, Salud rural, infraestructura y adecuación de tierras, Vivienda, agua potable y saneamiento y Derecho a la alimentación.
“Las autoridades del pueblo Yukpa decidieron trabajar esto viendo una herramienta más y una posibilidad de poder superar todo el estado de cosas inconstitucionales en las que ha estado el pueblo Yukpa sumergido desde hace tiempo”, asegura Guillermo Cabrales.
En este sentido, expresa el Secretario General de Autoridades del pueblo Yukpa de la Serranía de Perijá, entregaron una matriz PDET consignaron todas las iniciativas en cuanto a temas territoriales, de salud, educación, proyectos productivos.
“Todo lo que encierra la integralidad para la supervivencia de un pueblo indígena y en este caso las autoridades decidieron plasmarlas en una matriz, la entregamos en Valledupar a la gerente del PDET con una constancia jurídica de que todo este tema de la implementación del PDET en la Serranía de Perijá para el pueblo Yukpa o de su interés tendría que ser concertado”, agrega.
Sin embargo, para ellos todo este trabajo ha quedado detenido porque hasta el momento no han visto ningún desarrollo al respecto de lo que se concertó.
“Dejamos todas las informaciones frente a los programas que iba a llevar el PDET a las comunidades, a los pueblos indígenas. Lastimosamente, aunque se hizo toda la formulación del documento, hasta el sol de hoy no se ha visto nada”, manifiesta Jaime Luis Olivella, cabildo gobernador del resguardo El Rosario. Según Olivella, líderes y comunidad se sienten engañados en vista de que los recursos no han llegado.
Por su parte, Cabrales apunta a que por este motivo han escrito a la Consejería de Estabilización y Normalización, a cargo de Emilio Archila, y les han respondido que no se ha podido avanzar porque hay unos recursos limitados. “Se limitan solamente a decir que van a hacer una reunión de alto nivel con el pueblo Yukpa para explicarnos qué es un PDET, pues nosotros desde el primer momento, desde el 2017, sabemos qué es un PDET, por eso lo construimos”, reitera.
Lo que están haciendo
El Consejo es uno de los asentamientos del resguardo El Rosario y queda ubicado a hora y media del municipio de La Paz. Imagen de El Pilón.
Entre tanto, hay otro trabajo que autoridades y comunidad han venido propiciando de la mano de otras entidades del estado que, esperan, no sea incluido más adelante como ejecución del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
Así pues, explica Cabrales, por medio de la Sentencia T-713 del 7 de diciembre de 2017, que se profirió tras una acción de tutela interpuesta por las autoridades yukpas contra el Ministerio del Interior y su Dirección de Consulta Previa, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz de la Presidencia de la República, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Agencia Nacional de Tierras y la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar), hay dispuestas una serie de acciones con diferentes instituciones.
La tutela se instauró “con el propósito de obtener el amparo del derecho fundamental a la consulta previa, con ocasión de la implementación de la zona veredal transitoria de normalización (ZVTN) en el municipio de La Paz, departamento del Cesar, en territorio ancestral Yukpa, y la posible constitución de zonas de reserva campesina (ZRC) en la serranía de Perijá, que afectan sus territorios ancestrales”. Todo esto cuando se estimó la instalación de los que hoy es el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Simón Trinidad, ubicado en Tierra Grata entre los municipios de La Paz y Manaure Balcón del Cesar.
A raíz de esto, con la Agencia Nacional de Tierras tienen estipulada la compra de predios para ampliación y protección de la delimitación de territorios ancestrales en el marco del Decreto 333. Con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, refiere Cabrales, llegaron a un acuerdo el 24 de mayo de este año para construir una infraestructura ‘Sacúdete’, que posiblemente será en el resguardo Sokorpa.
La misma fue un compromiso entre gobernadores del pueblo Yukpa y el Alto Comisionado para la Paz. “No es pretender que esto vaya a pasar como una obra PDET cuando no es así”, aclara, al tiempo que hace referencia a que la ampliación de los territorios del pueblo yukpa tampoco es una iniciativa PDET, sino que hace parte de un trabajo propio que se ha venido haciendo en el marco del cumplimiento de la sentencia de la orden cuarta que compete a la ANT.
Este reportaje es el resultado del proyecto periodístico colaborativo ‘Los números del posconflicto’, que pretende abrir los datos y sumar a la construcción de una agenda de seguimiento sobre los dineros para la paz en Colombia. Iniciativa de Consejo de Redacción y VerdadAbierta.com en alianza con seis medios colombianos. Visita el medio aliado El Pilón.