Milton Pinto, ante el árbol de la fertilidad en Puerto Nariño. Foto: Alejandro Melgarejo García.
Milton habita en el municipio colombiano de Puerto Nariño, a orillas del río Loretoyaco y a 67 kilómetros de Leticia, la capital amazónica colombiana. Es cazador y miembro de la etnia Ticuna. De acuerdo con su herencia ancestral, Milton ve la selva como el hogar común; el territorio en el cual los humanos interactúan con los sitios sagrados, en una relación mediada por el equilibrio físico y espiritual.
La selva sustenta la forma de vida de Milton y la de su comunidad. La cultura Ticuna tiene una larga historia y tradición, muy relacionada con la naturaleza y los rituales sagrados. La pesca y la caza son actividades importantes para su subsistencia, aunque también los miembros de estas comunidades se dedican a la agricultura y la artesanía. En el censo del DANE de 2005, la población Ticuna en Colombia era de 7879 personas; la mayoría de ellas habla su propia lengua y, dependiendo de su ubicación geográfica, también hablan español o portugués.
El tabaco es un elemento ritual de protección para los Ticuna. Foto: Ruido.
La comunidad Ticuna está localizada en el Trapecio Amazónico: en los límites entre Perú, Colombia y Brasil. Para llegar a su resguardo en Puerto Nariño, es necesario embarcarse en un bote desde Leticia y navegar en contraflujo por el río Amazonas durante dos horas.
Para nuestro ingreso en este territorio sagrado, Milton pide permiso y protección a los ancestros y a los espíritus de la selva. Como parte del ritual, arma un pequeño tabaco, lo reza y empieza a soplar el humo sobre nosotros, desde la coronilla hasta la punta de los dedos, con la intención de limpiar y proteger. Posteriormente, dispone una corona con plumas de guacamayo sobre la cabeza de quienes vamos a iniciar el camino por la selva madre, con la intención de que los espíritus protectores nos vean como parte del territorio y no como una amenaza externa.
Milton acompañado (de izquierda a derecha) por Edilberto, el presidente de la asociación de cazadores Airumaküchi, su mamá, su hija pequeña, su sobrina y su papá. Foto: Ruido.
Nadie puede pertenecer a la tribu sin hacer parte de un clan. La pertenencia a estos grupos está determinada en parte por rasgos físicos y de personalidad que los Ticuna denominan “esencias” y que corresponden a la naturaleza de cada individuo y su función en el universo. La esencia determinará el conocimiento que deben adquirir para que puedan ejercer el rol específico que tendrán que asumir en su comunidad. La estructura que integra varios clanes en una misma tribu permite distribuir tareas como la caza y la pesca, y establece límites para que entre miembros del mismo clan no puedan casarse.
La base social de la etnia Ticuna se fundamenta en el parentesco mítico. Los clanes están divididos en dos mitades: gentes con plumas (aves) y gentes sin plumas (plantas y mamíferos). Milton pertenece al clan del Tigre: cazadores por antonomasia. Como lo describe el artículo de Región Caribe, “los integrantes del clan del Tigre son conocidos por ser individuos alegres, fuertes y dominantes cuando tienen que serlo y, sobre todo, amantes de andar en la selva. Ellos son la representación perfecta del cazador y guerrero”.