La falta de acceso a las tierras como propiedad formal ha sido uno de los mayores desencadenantes de las violencias en Colombia. La concentración de predios en unas pocas manos, la usurpación, los desplazamientos y las apropiaciones de grandes cantidades de tierra, así como la explotación de territorios pertenecientes a pueblos étnicos o zonas de protección, dan cuenta de un panorama desigual y preocupante.
En esta oportunidad, el especial periodístico ‘En busca de la tierra perdida’ contiene tres historias de cómo el territorio continúa generando pugnas entre diversos actores, pero, a su vez, cómo las poblaciones se organizan para defender sus derechos.
De esta manera, la primera investigación cuenta cómo las áreas de cesión en Valledupar, terrenos que las urbanizadoras deben entregar al municipio como parte de su obligación en el desarrollo de proyectos inmobiliarios, están generando conflictos por la tierra en la capital del Cesar. La muerte de un líder comunitario y las amenazas a otras personas que hacen veeduría sobre estas áreas son un llamado a la Alcaldía para buscar soluciones.
Por otro lado, en el Carmen de Atrato, en Chocó, los habitantes de El Pueblo de la Memoria Histórica no solo padecieron desplazamientos. Casi tres décadas después de volver a empezar por cuenta de la violencia, aún esperan la titulación de 173 predios en cinco hectáreas que forman parte de una reserva forestal.
La última historia es sobre los cuiracuas, la guardia indígena ziobain del resguardo Buenavista, en Puerto Asís (Putumayo), quienes, debido al conflicto ambiental y territorial que tienen con una empresa petrolera, comenzaron a capacitarse en cartografía para monitorear su territorio.
Este especial es el resultado del proyecto de formación a periodistas ‘CdR/Lab Periodismo para cubrir los conflictos por la tierra’, realizado por CdR durante segundo año consecutivo, con apoyo de la Fundación Konrad Adenauer (KAS).